sábado, 7 de junio de 2025

YOM KIPPUR 1973 *OTIS* 27-39

 **16 años tenía de edad cuando leí por primera vez el libro de Jorge Otis "El Fantasma de Agar". Un libro que me cautivó de principio a fin.        Como se dice "Me marco la vida". 

 Hoy después de muchos años tengo el privilegio de compartir sus páginas con aquellos  que asi lo quieran.**

 —Me refiero a qué documento trae con­sigo. Permítame ver su carnet de Perio­dista. ¡ Rápido ! No podemos pasar todo el día en esto. Mire la fila detrás de usted. Hay seiscientos corresponsales extranjeros con quienes tenemos que tratar aquí en Tel Aviv.

Cuando le contesté que no tenía, dijo:

—¿Qué es eso? ¿No tiene carnet de Periodista? ¿Qué está haciendo aquí entonces?

—No; no tengo carnet de Periodista. Mire, no soy corresponsal de ningún pe­riódico. Soy escritor de libros.   Hace pocos días estuve en Londres y sentí el impulso de venir acá para ir al frente de batalla. Ahora, ¿dónde debo llenar los formularios para obtener mi permiso?

El oficial saltó de su silla y su rostro se puso rojo.

—¡ Mire, Otis, o como se llame! —me dijo—. i No tiene carnet de Periodista! ¿Cómo puedo saber si usted ha escrito un libro en su vida? Muéstreme uno.

—Lo siento —le contesté—; pero no tengo conmigo ningún ejemplar. Tampoco sabía que ustedes iban a tener esta guerra y regalé los pocos ejemplares que general­mente llevo en mi portafolios. Pero tengo un catálogo viejo que contiene una lista de algunos de mis libros. ¿Le serviría de algo?

Se reclinó de nuevo en su silla, tratando de decidir qué hacer conmigo. Finalmente, dijo:

Mire, señor Otis, ¿tendría inconveniente en volver mañana?

          EL FANTASMA DE AGAR

GEORGE OTIS

1974

27-39

--Preferiría no hacerlo, si a usted no le molesta —le contesté—. ¿No podríamos encargarnos de esto ahora? Si no me apre­suroro, la guerra podría terminar antes de llegar al frente.

Cuando miré la expresión de su rostro, me di cuenta de que había dicho algo deli­cado que no contribuiría a mejorar mucho la situación.

—Lo siento —le dije.

Al parecer, se le ocurrió una idea. Pa­recía bastante buena, pero más tarde de­mostró ser sólo una manera disimulada de deshacerse de mí.

—Es amable de su parte, Otis, que haya venido  de todos modos a Israel durante nuestro tiempo de prueba. Tenemos apre­cio por ustedes, los escritores de todo tipo. Sin embargo, debe entender que nos crea problemas especiales por no tener carnet de Periodista. Y el hecho de no tener ni un solo libro que pruebe que usted es es­critor lo pone en una categoría que sobre­pasa mi autoridad. Le sugiero que vaya a la Oficina de Prensa Israelí en la Casa Sokolov . Quizá pueda ayudarle uno de los departamento de allí.

—Muchas gracias —le dije.

Muchos años de realizar trámites comerciales y  gubernamentales me han enseñado a reconocer el ardid de pasar el bulto a otro. Pero la ingeniosa variedad que experimenté durante los días siguien­tes, yendo de un lugar a otro por todos los pisos de la Oficina de Prensa Israelí, era muy superior.

Seguía recordándome a mí mismo que era cristiano y, además, un visitante en su país. Esta gente estaba ocupada con una guerra y tenía problemas al tratar con centenares de reporteros curiosos y parlanchines que les habían caído encima. Pero después de vagar kilómetros por los salones de Sokolov y de pasar horas con­testando preguntas, mi paciencia cristiana comenzó a minarse.

Por fin, creo que una tarde Dios puso un extraño espíritu en mí. ¡De repente, me enfurecí y comencé a contar a gritos mis frustraciones! M

e oí decir cosas como éstas:

"¡ Estoy aquí a trece mil kilómetros de mi casa y todos ustedes me contestan con evasivas! No soy enemigo de ustedes. Soy amigo del pueblo de Israel. Me en­cuentro aquí, porque deseo escribir un li­bro sobre los aspectos espirituales de esta guerra y ustedes me ponen toda clase de obstáculos. Ustedes mismos permiten que los engañen dejando que vayan al frente todos los periodistas. La mayoría de ellos presenta relatos destructivos sobre Israel a su regreso. ¡ Y ustedes les dan toda clase de facilidades!

"¡ Yo estoy aquí de parte de ustedes! i Estoy ansioso por presentar un buen informe! Ustedes debieran ayudarme a ir al frente y animarme a escribir. Encuentro difícil seguir siendo amigo de ustedes bajo estas circunstancias. Israel está perdiendo amigos rápidamente por todo el mundo. No creo que puedan darse el lujo de perder uno más. 0 me dan permiso para ir al frente o me voy al aeropuerto a tratar de conseguir un vuelo para regresar a mi país. No voy a pelear más con ustedes. i Saben que merezco un sí o un no y ahora

Por entonces la gente estaba mirando a hurtadillas desde sus oficinas hacia el pasillo. ¿Quién era este bullicioso norteamericano que perturbaba la paz? Mis ojos despedían llamas.

Unos minutos más tarde un teniente vino apresuradamente hacia mí y me tomó De un brazo. Y muy suavemente me dijo:

—Venga conmigo a hablar directamen­te con el Coronel Simons.

Todavía estaba furioso y retiré mi brazo.

—¿Quién es Simons?

Pero cuando miré al teniente, vi algo en la expresión de su rostro que me tran­quilizó.

—El Coronel Simons es quien puede dar órdenes aquí —me dijo—. Usted ya ha dado suficientes vueltas. Arnie Simons es un hombre excelente.

Diez minutos después yo estaba de pie, con las manos en las caderas, mirando a un coronel de mediana estatura, que tam­bién estaba de pie y con las manos en las caderas.

—Señor Otis —me dijo él—, ya tengo conocimiento de su caso. ¿Puede estar otra vez aquí en la Casa Sokolov, mañana a las 6:15 de la mañana? Aquí hay alguien a quien quiero presentarle. Señor Otis, éste es el Mayor Nachman. He asignado a "Nachi" para que le sirva de Oficial de Escolta Militar. Estoy concediendo el per­miso para que usted vaya al frente sirio mañana por la mañana.

—Coronel Simons —le dije—, nunca podré agradecerle lo suficiente por esta tremenda ayuda. Al fin y al cabo habrá un libro y usted tendrá el primer ejemplar que salga de la imprenta. Tendré cuidado de que no tenga que lamentar esta deci­sión. En realidad, soy amigo del pueblo de Israel, como lo es todo verdadero cristiano.

Mientras tanto, mi hijo George III ha­bía llegado a Tel Aviv y decidí, de repente,

SAGA SOKOLOV  31

sacar el máximo provecho de mi buena fortuna.

Le pregunté a Simons si podía incluir a George en el permiso.

—i Oh! Creo que sí —dijo el Coronel, suspirando.

Sucedió algo cruelmente chistoso cuan­do mi hijo y yo regresamos al Hilton. Dado que la guerra había comenzado cuando yo estaba ausente de mi casa, no traje mi cámara fotográfica. Pero ahora me daba cuenta de que ésta me sería esencial para el viaje que realizaríamos al día siguiente En la mañana. Cuando subimos a un taxi, le dije al conductor:

—Al Hilton de Tel Aviv, por favor.

El taxista asintió con la cabeza. Resultó ser que esas  ésas eran algunas de las pocas palabras que realmente entendía en nuestro  idioma.

Durante el  recorrido me recliné en el asienio posterior y le dije que necesitaba una cámara. Me dirigió una mirada vaga. Hice un nuevo intento, usando diferentes  palabras; pero sencillamente no entendía.  Por último, cuando nos había había llevado casi hasta el hotel, comencé a preocuparme.Casì  no nos quedaba tiempo para comprar. Todas las tiendas cerrarían dentro de e unos veinte minutos y tenía que encontrar una cámara. Por fin me las arreglé para hacer que detuviera el taxi. Entonces comencé a hacer movimientos con las manos, como si estuviera soste­niendo una cámara y tomando fotografías. Tras un minuto,  poco más o menos, de hacer estos ademanes, se le iluminó el ros­tro y nos fuimos de allí.

Me sentí desconcertado cuando pasamos dos tiendas de artículos fotográficos; pero por fin hizo rechinar los frenos frente a ... una barbería.

Lo seguimos al inte­rior, creyendo que quizás el taxista sabía de alguna cámara usada que quisieran vender allí. En cambio, después de hablar un momento en hebreo con el propietario, abrieron un cajón inferior y sacaron una caja de ... i fotografías sucias!

De repente nos dimos cuenta del humor negro de todo el asunto y salimos de allí. Un poco más allá vi una tienda de artícu­los fotográficos y logramos entrar cuando sólo faltaban dos minutos para que ce­rraran.

Pasan cosas extrañas con las barreras idiomáticas. Esto era un tranquilizante después de un día lleno de frustraciones, pero de triunfo al fin.

Al día siguiente, muy de mañana, iría­mos a la guerra ...

Cap 3

EL JEHOVÁ DE LA ERA DEL REACTOR

 

¡Los estampidos sónicos perturbaban la engañosa tranquilidad de Galilea!

Parecía extraño que tan potentísima energía proviniera de los diminutos aeroplanos que, veloces como una bala, maniobraban a doce mil metros de altura sobre la antigua cuenca.

__Son nuestros__ dijo Nachi__,

Creo que son Mirage

Ahora hace casí dos días que los aviones de combate sirios no pueden pasar por Galilea.__

 Nachi, como recordarán mis lectores, era el Oficial de Escolta Militar  que me había asignado el Coronel  Simons en la Oficina de Prensa de la Beit  Sokolov. El Coronel le había ordenado que  nos llevara al frente sirio, que estaba en las Cumbres de Golán.

¡Oh ! ¡ Ojalá no fuera peligroso eontarles  más sobre el Oficial Nachman ! Como  la mayoría de los judíos que hoy viven en  Israel, su vida y antecedentes son muy  intrigantes. Pero a cde ciertos proyectos  en los que Nachi trabaja mes tras  mes, hay una amenaza, no sólo para su  vida, sino también contra los miembros de su familia, de parte de los terroristas  palestinos.

Ahora bien, tanto como esto tenemos  libertad de contar: Nachi es un de baja estatura, rechoncho y fuerte, de  unos cuarenta y cinco años. Domina cinco  idiomas: inglés, hebreo, francés, árabe y  español. No sólo es un distinguido oficial  de tanques israelí, sino también periodista.

Sin embargo, la más bella faceta de su carácter es su intenso amor por el Dios  de Abraham, de Isaac y de Jacob. Su personalidad  estaba encubierta, y es comprensible  que así fuera, por el pesar que  entonces sentía por algunos de sus íntimos  amigos, miembros de su unidad de  tanques, a quienes había perdido en los  anteriores días de combate. Al fin y al cabo, los soldados como Nachi son seres  humanos que viven y sienten. Y cuatro * guerras en rápida sucesión no infunden un aire descuidado con respecto a la matanza.

Los conductores de tanques israelíes son considerados como los mejores del mundo por los militares. Han demostrado ser valerosos, rápidos para pensar, hábiles e intrépidos. Sus técnicas de combate han sido estudiadas por todos los expertos rnilitares.
Pero principalmente y sobre todo son un pueblo que trata de subsistir en la tierra que Dios les dio por medio de una escritura irrevocable.

Traqueteando a lo largo de una estrecha carretera israelí,pasamos a cientos de camiones, autobuses, "jeeps",tanques, semitractores y casi toda clase de máquinas de guerra. Algunos, como nosotros, se dirigían hacia el frente de Golán, mientras que otros regresaban retumbando para someter sus máquinas a reparaciones o para ser asignados a una nueva misión.

¡Esparcidos aquí y allá vimos muchos de esos tanques auxiliares de combustible, semejantes a proyectiles, que habían  sido soltados por los aviones de combate antes de sus violentas batallas aéreas.

Era especialmente emocionante ver los grandes camiones israelíes (diseñados para recuperar tanques) que regresaban del frente cargados de tanques abandonados por los árabes. Se informó que, en conjunto, Israel se apoderó  más de mil millones de dólares en equipo nuevo, en  su mayor parte fabricado en Rusia, equipo que ahora está entrando a formar parte  de las unidades defensivas del ejército  judío.

Pronto subíamos por las escarpadas colinas hacia la meseta que forman las Cumbres de Golán. Cuando hubimos llegado a ésta, aparecieron las imponentes ruinas de la vieja Aduana Británica.

 Al mirar al cielo, vimos veintenas de aves de plumaje osuro que volaban en estrechos círculos a unos dos kilómetros detrás del  edificio. 

-Nachi -le dije-, ¿acaso esas aves
significan lo que pienso?
-Sí -me contestó; me temo que sí.
-El avanee de la artillería siria no alcanzó a llegar a Galilea, ¿verdad?
__Lamento decirle -dijo Nachi-, que efectivamente lo hicieron. Tal vez usted  recuerde, señor Otis, que esta guerra empezó  el sábado: nuestro "Sábado". Era casi imposible detener a los árabes a causa  de la sincronización de su artero ataque  y del hecho de atacar simultáneamente en. los frentes de Suez y de Golán. Evidentemente, aquí arriba no estabámos bastante preparados. Además, durante los primeros  dlas nos infligieron un terrible castigo al  introducir los nuevos proyectiles antitanque  Sagar de fabricación rusa y dirigidos  por control remoto,  ¡Su efecto era devastador !  "Permítarne contarle _Continuó diciendo Nachi

-cuán cerca de la derrota estuvimos en cierto momento de ese primer  lunes. Personalmenté creo que si Dios  no hubiera intervenido, ese día los tanques  sirios habrían bajado directamente  hasta Tiberias.

 Mirando por allí, George, usted puede ver cómo las sinuosidades del  terreno forman colinas y valles. No es  fácíl ver los tanques del enemigo. Pero mucha veces podemos adivinar donde están, por los disparos de los cañones. Como le decía, esos dos primeros días recibimos une brutal palíza antes que pudiéramos determinar qué táctica deberíamos seguir  y reaprovisionarnos de material. 

 "En el peor momento de la batalla quedaban solamente tres, note usted, tres tanques israelíes para bloquear el paso de esa terrible horda acorazada que amenazaba descender hasta Tiberias, a sólo una hora de aquí. Los árabes habían avanzado, constantemente desde Damasco hasta llegar eerca de este punto. Pero en cierta parte de la Biblia dice: "Jehová, el Dios de Israel peleaba por Israel" (Josué 10).
¡Pudiera haber sucedido otra vez aquí mismo
! En realidad se acercan cada vez más. 

  Pero de repente al General sirio se le ocurrió una idea. Después de algunos minutos dio una orden por radio a sus  tanques y tropas. El General habló en clave  y dijo algo así: "Los israelíes han dejado  de disparar casi por completo. No me gusta en absoluto lo que se siente en esta situación. (No podía saber que sólo.había tres tanques israelíes que todavía podían disparar,) Creo que los israelíes quieren atraernos hacia una trampa y tendernos una emboseada. ¡Deténganse inmediatamente donde están !" Echando una mirada a su reloj, continuó diciendo: "Creo que deberíamos detenernos para almorzar y reabastecernos de combustible." 

 "Esa pause de dos horas __continuó diciendo Nachi-__resultó para los árabes una táctica fatal.

Nos dio justamente el tiempo suficiente para que nuestros tres extraordinarios tanques fueran reforzados por un considerable número de nuevos tanque, tropas, artillería y municionesLa "pausa para almorzar" de los sirios fue el apogeo de su avanee.

 En un par de días, cambió todo el momento de la batalla. Hoy, si logramos pasar, le mostraré hasta dónde
hemoss llegado desde entonces
, con nuestra contraofensiva, en nuestro avance hacia Damasco mismo. 

 "¡Oiga, George, fue inexplicable, y creo que puede haber sido la mano de Dios


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