martes, 15 de noviembre de 2022

EL CIELO ES TAN REAL CHOO THOMAS Parte 26

 EL CIELO ES TAN REAL

CHOO THOMAS Parte 26

Para decirme lo que debo hacer durante el servicio del domingo en la mañana. Desde el 21 de marzo, no he podido mover mis manos duran­te el tiempo de adoración.

Entonces, el 28 de marzo, y lloré de gozo y en humillación durante todo el servicio, porque sabía que era el Espíritu Santo quien controla­ba mi cuerpo. El Señor me dijo que no debía hacer nada por mí misma cuando la adoración comenzara, así que siempre me sentaba tranquila hasta que el Espíritu Santo se moviera en mí.

En esta ocasión, ni¡ cuerpo fue poderosamente ungido, y me levan­té, pero no pude mover mis manos durante todo el servicio. Cuando la adoración terminó, mis manos y mi boca liberaron el poder de Dios.

En la mañana del 11 de abril de 1999, el Señor me dijo que ese sería un día especial. Así que me preparé pensando que ocurrirían mila­gros. En lugar de eso, el Señor apareció con su corona y túnica dorada, y se paró en el púlpito por casi veinte minutos. Me di cuenta de que eso sólo era un milagro suficiente.

Oré todo el tiempo bajo una fuerte unción. No pude mover mis manos ni danzar durante todo el servicio de adoración.

El 18 de abril de 1999, el Señor me dio instrucciones sobre lo que debía hacer esa mañana después de orar en otras lenguas por media hora antes de la adoración. Me dijo que no moviera el cuerpo a mi manera, sino que me sentara y esperara, e hice exactamente eso.

Antes de terminar la primera canción de alabanza, mi cuerpo se levantó y se puso de pie, pero no podía mover ninguna parte de mi cuerpo. De repente, unas canciones espirituales comenzaron a salir de mí, y el Espíritu Santo comenzó a mover mi cuerpo hacia el frente del grupo de adoración. Mi cuerpo se volteó hacia la congregación, y comencé a danzar con mi canción celestial.

Cuando terminó el tiempo de adoración, mis cánticos y danza también se detuvieron, y regresé a mi asiento bajo la dirección del Señor. Durante todo el tiempo que estuve danzando, mis ojos se man­tuvieron cerrados, fijos solamente en Jesús. Sentí un gozo inexplicable a través de todo el servicio. Por lo regular, soy una persona muy tímida, pero me sentía atónita por la fuerte unción de este momento, y no me importó lo que la gente pensara o dijera.

El Señor me dirigió a decirle al pastor que vendrían muchas sorpre­sas y bendiciones a la iglesia, y que la danza había sido bajo el impulso del Espíritu Santo. Este fue uno de los días más felices de mi vida, pues fue un día que había estado esperando, porque el Señor me había prometido que esta danza sería el comienzo de mi ministerio.

Ese día vi también una visión, después de Él empezar el trabajo en mi cuerpo. Me vi a mí misma parada en una roca, mirando hacia un interminable océano. Yo estaba vestida con una túnica blanca, y disfru­taba la visión, mientras danzaba y cantaba sobre la roca.

RAQUEL EN EL CIELO

La noche del 6 de mayo, después de haber orado, el Señor me dirigió a incluir en el libro el nombre de una estudiante que murió durante el tiroteo ocurrido en la Escuela Superior Columbine, en Colorado. Su nombre era Raquel.

“Raquel fue escogida para los tiempos del fin “me dijo,” y fue escogida aún antes de nacer. A través de ella, tocaré millones de almas, jóvenes y adultos"

Antes de esto, yo había estado llorando por Raquel, porque me bendijo en gran manera saber cómo ella se había parado firme por el Señor, y enfrentó la muerte. Sabía que ella estaba con Él en el cielo, y ese conocimiento me trajo grande gozo. Nunca he sentido pesar por lo que le sucedió a ella, porque sé adónde fue después de su muerte. Todo aquél que muere por el Señor Jesús, experimenta la mayor bendición de todas.

El Señor me dijo muchas cosas acerca de Raquel, pero al despertar a la siguiente mañana para escribir la experiencia en el libro, olvidé su nombre por completo. Sin importar lo mucho que me esforcé, su nombre no venía a mi pensamiento, así que pensé que no era tan importante incluirla en el libro.

Después de haber orado en la mañana, mientras el Señor y yo hablábamos, le dije acerca de cómo este nombre no venía a mi pensa­miento. Me susurró: "Raquel», y ya nunca jamás olvidé su nombre. El Señor me dijo: "Raquel es más feliz conmigo de lo que era en la tierra, y bendeciré a su familia. Con demasiada frecuencia, las personas culpan a Satanás por las cosas malas que suceden. Si la muerte de Raquel hubiera sido la voluntad de Satanás, mi nombre no hubiera surgido antes de ella morir. Satanás no tiene poder sobre los míos, a menos que yo se lo permita.

"Cada vida tiene un propósito especial en este mundo. Es por eso que uso algunas personas en maneras especiales. Así que no pienses que por alguien ser un fiel cristiano, vivirá una larga y perfecta vida en la tierra, Si tengo que quitar una vida para salvar otra, lo haré.  "Como dije antes, tendré que tomar muchas vidas antes de yo volver. Entre ellas; habrá muchos cristianos. La salvación es así de importante para  mí. Pero recuerda siempre que no quiero que ninguno perezca".

REPRENDIDA

Un domingo de 1999, el Espíritu Santo me tomó y llevó al frente del santuario, frente al grupo de adoración, y comencé a danzar y cantal con gozo. De repente, el pastor apareció, y me reprendió por la danza. El pastor me agarró del brazo y me llevó de regreso a mi asiento. Yo comencé a llorar, porque sabía que él estaba hiriendo a mi Señor, pero no sentí vergüenza ni enojo por lo que me hizo. De todas maneras, me sentí muy mal por mi pastor, porque fue el enemigo quien lo indujo a hacerlo.

La danza que hago durante el tiempo de adoración no es una danza común. Porque el Señor ha trabajado en mi cuerpo y mis manos por muchos meses. Un gran poder opera dentro de mí, y el Señor dirige cada movimiento de mi danza. Cuando danzo, no muevo mis manos, pero el Espíritu Santo las mueve por mí. Nunca trato de detener mis manos por mí misma; le permito al Espíritu Santo detenerlas. Cada paso y movimiento es ejecutado siete veces, y nunca podría hacer tales movimientos por mí misma. El Espíritu Santo dirige cada parte. Es por esta razón que voy a la iglesia al menos treinta minutos antes de que comience la adoración, y también oro dos horas o más antes de ir a la iglesia, por instrucciones del Señor. Cada lunes, el Señor me lleva a la playa en mi cuerpo transforma­do, y después que caminamos juntos, me arrodillo frente a Él. Después de esto, danzo delante de Él con una canción celestial; esta es la misma danza que Él me pide en los servicios de la iglesia. Así que danzar se ha convertido en algo importante para el Señor, y yo sé que es parte del ministerio que me ha dado. Un gran poder opera en mi cuerpo, y después de la danza, me siento sin fuerzas y apenas me puedo mantener de pie.

Después de haber sido reprendida, fui a mi casa y hablé con el Señor. Supe que Él estaba muy triste con mi pastor. Él me dijo: ",Él no creyó en ti porque el diablo lo indujo. Él entristeció mi Santo Espíritu. No debes volver a esa iglesia—.

Estuve danzando por casi un mes al frente de esta iglesia, y el Señor venía planeadas muchas bendiciones para ella. El diablo lo arruinó.

Sólo alrededor de un veinte por ciento de las iglesias me están ponien­do a mí primero, el resto de ellas se preocupa más por lo que la gente dice y por cuánto dinero tienen. A muchas iglesias no les preocupa alcanza ra los podidos. Eso es lo más importante para mí.

"Tengo que decirte, hija mía, que muchos pastores irán a los valles que ir he mostrado, y sus congregaciones les seguirán. Todo pastor que maltrate a sois siervos ungidos y profetas, no será bendecido. Pero aquél que tenga una bendición especial de parte mía, puede traer bendición a toda una iglesia. Debes incluir todo esto en tu libro, Chao Nam" '

Le rogué al Señor que no me pidiera eso, porque me preocupaba el efecto que esto pudiera tener en el pastor, pero el Señor me recordó que necesitaba obedecerle a Él en todo tiempo. Me señaló que Él quiere que otras iglesias conozcan estas cosas también.

El pastor es una persona ungida y amorosa, pero dudó de mí por­que Satanás se metió entre nosotros. Mi esposo y yo asistimos a esta iglesia por más de cuatro años, y sólo habíamos faltado un domingo debido a una fuerte nevada.            

Mi ministerio en la iglesia había sido de oración intercesora, y ni¡ esposo contribuía en el programa del edificio. Roger también era el director de los ujieres, y realmente amábamos mucho al pastor y la iglesia, pero la experiencia de un día lo cambió todo.

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