Una
Revelacion Divina
del Infierno
Queda Muy Poco Tiempo!
por
Mary Katherine Baxter
Los gritos del hombre quedaron dentro
de mi por muchos días. Yo jamás olvidaré sus clamores de pesar. Me acuerdo
de su carne colgando y quemándose en las llamas. Yo no me puedo olvidar
de la pudredumbre, el olor a muerte, agujeros donde hubieron ojos, almas
grises y sucias y los gusanos que se arrastraban por los huesos. Cuando
salimos para la proxima fosa, la forma del joven extendió sus brazos
hacia Jesús en forma de ruego.
“Querido
Señor,” yo ore, “dame las fuerzas para seguir.” Yo escuché la voz de
una mujer clamando desesperadamente. Los gritos de muerte se escuchaban
en todos los lugares. Pronto llegamos a la fosa donde estaba la mujer.
Ella estaba rogando con toda su alma para que Jesús la sacara de aquel
lugar. Su ser estaba conmovido por los sollozos y había un gran dolor
en su voz. Yo sabía que estaba sufriendo mucho.
Yo dije, “Jesús, no hay algo que tu puedas
hacer?” Jesús entonces le habó a ella “Cuando estabas en la tierra”
el dijo, “yo te llamé y llamé para que tu vinieras a mi. Yo te rogue
que arreglaras tu corazón conmigo, que perdonaras a otros, que hiecieras
lo correcto y evitaras el pecado. Yo hasta te visité a media noche y
te traje por mi Espíritu de tiempo en tiempo. Con tus labios decías
que me amabas, pero tu corazón estaba lejos de mi. No sabías que de
Dios nada se puede esconder? Tu engañaste a otros pero a mi no me pudiste
engañar. Envié a otros que te pidieran que te arrepintieras, pero tu
no los escuchaste. Tu no escuchaste, tu no viste, y en tu ira los despreciaste.
Te coloque donde podías escuchar mi Palabra. Pero tu no me dabas tu
corazón.
Tu no estabas arrepentida, ni te avergonzabas
de lo que estabas hablando. Tu endureciste tu corazón y me rechazaste.
Ahora estás perdida para siempre. Debiste haberme escuchado.
”Al oir
esto, miró a Jesús y lo comenzó a insultar y maldecir. Yo sentí la presencia
de malos espíritus y sabía que eran ellos los que maldecian y hablaban
de esa manera.
Que triste es estar perdido para siempre
en el infierno! Resistid al diablo, mientras puedan y el huirá de vosotros.
Jesús dijo, “El mundo y todo lo que en
él hay pasará, pero mi Palabra no pasará.”
Capítulo 5: El túnel del temor
Yo traté de acordarme de las prédicas
que he escuchado acerca del infierno, pero jamás había escuchado las
cosas tan terribles que el Señor me había enseñado aquí. El infierno
era infinitamente peor de lo que alguien podría pensar o imaginarse.
Me duele mucho al saber que las almas que hoy están en tormento en el
infierno, lo estarán por toda la eternidad. No hay manera de escapar.
Yo he decidido hacer todo lo que está
en mi poder para salvar a las almas de estos horrores. Tengo que predicar
el evangelio a todos los que encuentre, pues el infierno es un lugar
espantoso, y este es un reporte verdadero. Se da cuenta usted de lo
que estoy diciendo? Si los pecadores no se arrepienten y creen en el
Evangelio, de seguro que terminarán en este lugar.
Cree en el Señor Jesucristo y clama a
El para que te salve de tu pecado. Lee los capítulos 3 y 14 de Juan,
y lee este libro completo para que entiendas más del infierno y del
más allá. Mientras lees, ora para que Jesús entre a tu corazón y lave
tus pecados antes que sea demasiado tarde.
Jesús y yo continuamos caminando por
el infierno. El camino estaba quemado, seco, con grietas, y la tierra
estéril. Vi una línea de fosas tanto como mi vista podía alcanzar a
ver. Yo estaba muy cansada, mi corazón y mi espíritu estaba quebrantado
por todo lo que había visto y oído, sin embargo, todavía había más por
delante.
Yo lloré “Jesús dame las fuerzas para
seguir.” Yo caminaba cerca de Jesús mientras El me guíaba. Yo estaba
llena de dolor por todas las cosas terribles que había visto. Yo pensaba
dentro de mi, si el mundo me creería. Miré hacia mi izquierda, y mi
derecha y detrás de mi habían fosas de fuego hasta donde mis ojos podían
alcanzar a ver. Yo estaba rodeada por el fuego, las llamas y las almas
ardientes. Grité del mismo terror. El horror y la realidad de lo que
yo veía era más que lo que podía soportar.
“Oh
tierra, arrepiéntete,” yo exclamé. Un llanto grande estremeció mi espíritu
mientras caminaba hacia adelante con Jesús. Yo deseaba saber que sería
lo próximo. Yo quería saber lo que mi familia y mis amigos estaban haciendo
. . . oh, cómo los amaba! Me acordé como había pecado antes de volver
a Jesús y le daba gracias a Dios que había regresado antes que fuera
muy tarde.
Jesús dijo, “Estamos por entrar en un
túnel que nos llevará al vientre del infierno. El infierno está formado
como un cuerpo humano en el centro de la tierra. El cuerpo está acostado
de espalda con ambas manos y piernas estiradas. Así como tengo un cuerpo
de creyentes, el infierno tiene un cuerpo de pecado y muerte. Así como
el cuerpo de Cristo es edificado diariamente, asi también el cuerpo
del infierno es edificado diariamente.”
Durante el camino hacia el túnel pasamos
por las fosas en fuego, con los gritos y ayes de los perdidos en mis
oídos. Muchos clamaban a Jesús, según íbamos pasando. Otros trataron
de salir de las fosas de fuego para poder alcanzarlo, pero no podían.
Mi corazón clamaba, “Muy tarde, muy tarde.”
En el rostro de Jesús se veía tristeza
mientras El caminaba. Me acuerdo haber visto las fosas de fuego y me
acordaba de las muchas veces que hicimos parrilladas en nuestro patio
como se veía el carbón rojo y ardiente aún después de horas de haber
sido apagado. Se parecía mucho a lo que estaba viendo aqui en el infierno.
Me sentí tan agradecida cuando entramos
al túnel. Yo pensé, el túnel no puede ser peor que las fosas. Pero que
equivocada estaba!
Tan pronto entramos, comencé a ver culebras
y ratas grandes así como muchos espíritus malos, todos huyendo de la
presencia del Señor. Las culebras nos siseaban y las ratas chillaban.
Habían muchos sonidos malignos. Habían sombras oscuras a nuestro alrededor.
Jesús era La única luz que se veía en el túnel. Yo me quedé tan cerca
de Jesús como me fue posible.
Habían demonios y diablos por todos lados
de esta caverna, y todos estaban saliendo hacía algún lugar, por arriba
y fuera del túnel. Después descubrí que estos espíritus malos estaban
saliendo hacia la tierra para cumplir las órdenes de satanás.
Jesús, sintiendo mi temor de este lugar
oscuro, húmedo y sucio me dijo: “No temas, pronto llegaremos al final
del túnel. Yo tengo que mostrarte estas cosas. Ven y sigueme.”
Cerca de nosotros se arrastraban culebras
grandes. Algunas de éstas eran de cuatro pies de ancho y veinticinco
de largo. El aire estaba lleno de olores densos y sucios y los espíritus
malos estaban por todos lados.
Jesús habló, “Pronto estaremos en el
vientre del infierno. Esta parte del infierno tiene 17 millas de alto
y tres millas redondas, como un círculo.” Jesús me dio las medidas exactas.
Yo voy a tratar, hasta donde mis habilidades
me permitan, de contar y escribir lo que ví y escuché. Lo haré para
la gloria del Padre, La gloria del Hijo y La gloria del Espíritu Santo.
Que sea hecha Su voluntad.
Yo sabia que Jesús me estaba enseñando
todas estas cosas para que amonestara, a los hombres y mujeres del mundo
a evadir el infierno a todo costo. Mi amado, si estás leyendo esto y
no conoces a Jesús, para ahora mismo, arrepiéntete de tus pecados e
invitalo a ser tu Salvador.
No hay comentarios:
Publicar un comentario