Si QUIERES ser hermosa, quédate un minuto ante el espejo, cinco ante tu alma y quince ante Dios. —R.M.A.
Una
Revelacion Divina
del Infierno
Queda Muy Poco Tiempo!
por
Mary Katherine Baxter
CAP 23 EL RETORNO DE CRISTO
Yo ví la venida del Señor. Yo escuché
su llamado como el sonido de una trompeta y la voz de un arcángel. Y
toda la tierra se estremeció y de los sepulcros salieron los muertos
justos para encontrarse con el Señor en el aire. Durante horas, parecía
escucharse las cornetas tocando y la tierra y el mar dieron sus muertos.
El Señor Jesucristo se paró sobre las nubes con vestiduras de fuego
y contempló la gloriosa escena.
Escuché el sonido de trompetas otra vez
y mientras miraba, los que estaban vivos y permanecian en la tierra
ascendieron para encontrarse con ellos. Yo ví a los redimidos como millones
de puntos de luz encontrándose en un lugar de reunión en el cielo. Allí
los ángeles les dieron batas del blanco más puro. Había un gran regocijo.
A los ángeles se les dió el mantener
orden y parecían estar en todo lugar dándole atención especial a los
resucitados. A los redimidos les fué dado un cuerpo nuevo, y fueron
transformados según pasaban por los aires. Gran gozo y felicidad llenaban
los cielos y los angeles cantaron, “Gloria al Rey de los Reyes.”
Muy alto en los cielos contemplé un cuerpo
Espíritual grande —este era el cuerpo de Cristo. Y el cuerpo estaba
acostado de espalda sobre una cama y sangre goteaba hacia la tierra.
Yo sabía que este era el cuerpo inmolado de nuestro Señor. Y entonces
el cuerpo creció mas y más grande hasta que llenó los cielos. Entrando
y saliendo del cuerpo estaban millones de los redimidos.
Yo miré pasmada cuando millones subieron
por las escaleras al cuerpo y lo llenaron, comenzando por los pies y
continuando por las piernas, los brazos, el estómago, el corazón y la
cabeza. Y cuando estaba lleno, observé que estaba lleno de hombres y
mujeres de muchas naciones, gente y lenguas de la tierra.
Millones fueron sentados delante de un
trono y ví angeles que traían los libros de los cuales el juicio fue
leído. Estaba el asiento de la misericordia y a muchos les fueron dadas
recompensas.
Entonces, mientras miraba, una oscuridad
cubrió la faz de la tierra, y fuerzas de demonios estaban por doquier.
Incontables números de espíritus malos habían sido soltados de sus prisiones
y lanzados sobre la tierra. Escuché al Señor decir, “Hay de los habitantes
de la tierra, porque satanás ha venido a morar entre ellos.”
Yo ví una bestia airada que derramó su
veneno sobre toda la tierra. El infierno se estremeció en su furia y
desde un abismo sin fondo salieron ejércitos en multitudes de espíritus
malos para ennegrecer la tierra con su gran número. Hombres y mujeres
corrieron llorando hacia las montañas, las cuevas y las colinas. Y hubieron
guerras sobre la tierra, hambre y muerte.
Al fín ví caballos de fuegos y carrozas
en los cielos. La tierra tembló y el sol se volvió rojo como la sangre.
Y el ángel dijo, “Jesús escucha, Oh tierra, el Rey ya viene!”
Y apareció en los cielos el Rey de Reyes
y Señor de Señores, y con El estaban los santos de todas las edades,
vestidos en el blanco más puro. Y me acordé que todo ojo lo vera y que
cada rodilla se doblará delante de El.
Entonces los ángeles metieron su hoz
y cosecharon el grano maduro —que es el fin del mundo.
Jesús dijo, “Arrepentíos y sed salvos,
porque el Reino de Dios está cerca. Mi voluntad y mi Palabra se cumplirán.
Preparad el camino del Señor.”
Y yo pensé, “Nos tenemos que amar los
unos a los otros. Tenemos que estar firmes en la verdad y corregir a
nuestros hijos a la luz de la pronta venida de Cristo. Pues es seguro
que, El Rey ya viene!”
Capítulo 24: La llamada
final de Dios
Jesús dijo, “Encarga a los que están
en el mundo que no sean altaneros, ni confíen en falsas riquezas, sino
que pongan su confianza en el Dios vivo, quien nos da realmente todas
las cosas para nuestro placer. Caminen en el Espíritu y no caerán en
la codicia de la carne.
No os engañéis, Dios no puede ser burlado.
Porque todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. Siembra para
la carne y cosecharás corrupción. Siembra para el Espíritu y cosecharás
vida eterna. Las obras de la carne son adulterio, fornicación, impiedad,
idolatría, hechicería, íra, envidia, borracheras, orgías y tales cosas.
Los que hacen estas cosas no heredarán el reino de Dios.
Estos son los frutos del Espíritu, amor,
gozo, paz, paciencia, gentileza, bondad, fidelidad, mansedumbre y auto
control. Los que son de Cristo han crucificado la carne con sus deseos.
Cuando se cumpla la Palabra de Dios,
entonces vendrá el fin. Nadie sabe el día, ni la hora, cuando el Hijo
de Dios regresará a la tierra. Ni aún el Hijo, pues eso lo sabe solamente
el Padre. La Palabra se está cumpliendo rápidamente. Vengan como un
niño pequeno y déjenme limpiarles de las obras de la carne. Diganme,
‘Señor Jesús, ven a mi corazón y perdóname mis pecados. Yo se que soy
pecador y me arrepiento de mis pecados. Lávame en tu sangre y hazme
limpio. He pecado contra el cielo y contra ti y no soy digno de ser
llamado tu hijo. Yo te recibo por la fe como mi Salvador.’
Yo os dare pastores según mi corazón
y yo seré vuestro Pastor. Ustedes serán mi pueblo, y yo seré vuestro
Dios. Lean la Palabra y no dejen vuestras congregaciones.
Denme toda vuestra vida y yo os guardaré.
Yo no los dejaré ni los desampararé.”
Pueblo, por el mismo Espíritu, tenemos
acceso al Padre.
Es mi oración que todos ustedes vengan
y entreguen sus corazónes al Señor.
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