¿QUIÉN ERA AQUÉL ANCIANO?
El día Domingo 21 de Octubre de 2018 escuché en la iglesia el siguiente relato
Historia real
Los nombres han sido cambiados-Escrito por un huehueteco apasionado por la historia-
_Tieneas razón , esposa mía, sin embargo la mirada de ese anciano me conmovió hasta lo profundo del alma.Y A ESO DEBO AGREGAR QUE ES NUESTRO PAISANO HUEHUETECO._
_¿Sabes?- Estoy sintiendo que sí debemos darle los veinte quetzales. Tómalos del frasco que está encima del mueble amarillo. Dios nos ayudará de una o de otra manera._
Juan tomó los veinte quetzales guradados en el frasco, se dirigió a la pukerta y se los entregó en la mano al anciano. Este as u vez los recibió y con un destello de agradecimeinto en su mirada profunda dijo.
_Tenga la completa seguridad que vendré a pagarselos_
Y así , de esta forma los esposos R. se desprendieron del dinero que tanto necesitaban y se los dieron a aquel anciano que decía provenir de Nentón, Huehuetenango.
Ese día Juan salió para su trabajo de maestro de escuela en una zona períferica de la ciudad capital.
trascurrió el segundo y al tercer día de sucedida esta historia, los alimentos en casa de la familia R. IBAN LLEGANDO A SU FIN. Juan no dejaba de preocuparse por que ya era tiempo de comprarle las medicinas a su hijo Arturito. Llegó al atardecer a su casa con ganas de descansar un rato en su sillón favorito. Al abri la puerta de su casa, salió Arturito muy alegre a abrazarlo y le dijo.
!_Papito, papito¡- tenemos una gran sorpresa _al mismo tiempo le tomaba d ela mano y lo conducía a la cocina comedor.
Allí sobre la mesa, estaba una gran caja de cartón. La Señora R entre abrazos y muestras da alegría le contó.
_En horas de la tarde vinieron unos señores preguntando por tí, Djeron que alguién los había mandado a dejarte esa caja._
Juan abrió su refrigadora y se llevó tremenda sorpresa. Estaba completamente al tope de todo tipo de pastas, salsas, huevos, mayonesa, aceite y margarina, quesos, huevos,, botellas de leche. verduras, pan en abundancia, carne , frjoles, hojuelas de maíz, avena, y otros alimentos en cantidad suficiente para alimentarlos por un mes.
y por último al revisar la caja para buscar un indicio de quién los había aprovisionado tan generosamente, encontro otras latas y paquetes y al fondo de la caja descubrió una tira de pastillas con la cantidad exacta que su hijo Arturito necesitaba. Había aún más. Un sobre que al abrirlo, encontró en el mismo cuidadosamente doblados dos billetes de valor de veinte quetzales cada uno, lo cuál sumaba en total cuarenta quetzales.
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