Viernes, 22 de enero de 2016
Una
Revelacion Divina
del Infierno
Queda Muy Poco Tiempo!
por
Mary Katherine Baxter
Escuche una voz que me dijo, “Escribe, pues estas cosas son fieles y verdaderas.” Otra vez estaba con el Señor en el Espíritu. El estaba alto y exaltado, y su voz era como de trueno.
Amado Señor Jesús, es mi oración ser encontrada digna, de ser parte de este ejército. Yo quiero estar en este ejército, pero sé que tengo que ser pura y santa, como Jesús es, puro y santo. Con la sangre que Cristo derramó, límpiame de toda maldad. Ayudarne a mantener un corazón arrepentido, libre de todo odio y amargura.
Capítulo 16: El centro del infierno
Otra vez, el Señor y yo fuimos al infierno. Jesús me dijo, “Mi hija, tu naciste para este propósito, para escribir y contar lo que te he dicho y enseñado. Pues estas cosas son fieles y verdaderas. Yo te he llamado para decirle al mundo por medio de ti que hay un infierno, pero yo he preparado un medio de escape. Yo no te enseñaré todas las partes del infierno. Hay cosas escondidas que yo no te puedo revelar. Pero te enseñaré mucho. Ahora, ven y ve, los poderes de las tinieblas y su fin.”
Regresamos otra vez al vientre del infierno y comenzamos a caminar hacia una pequeña apertura. Me puse a mirar por donde estábamos entrando y encontré que estábamos en una repisa. cerca de una celda en el centro del infierno. Nos paramos delante de una celda en la cual estaba una hermosa mujer. Sobre la parte alta de la celda estaban las iniciales “A.C.”
“Si,” dijo ella, “pero yo puedo cambiar.” Yo me acuerdo cuando dejaste salir a los otros del Paraíso. Yo me acuerdo de tus palabras de salvación. Ella exclamó, “Yo seré buena ahora y te serviré.” Ella apretó las barras de la celda con sus pequeños puños y comenzó a gritar, “Déjame salir! Déjame salir!”
Jesús le dijo, “Tú sabías en la tierra cual sería tu fin. Moisés te dio la ley y tu la escuchaste. Pero en vez de obedecer mi ley, escogiste ser un instrumento en las manos de satanás, una adivina y una bruja. Tu enseñaste el arte de la brujería, amaste las tinieblas en vez de la luz, y tus obras eran malas.
Si usted fracasa en escoger servir a Dios, Ud. ha escogido servir a satanás. Escoga la vida y la verdad lo hará libre.
Jesús dijo, “Todos los hechiceros y obradores de maldad tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre. Esta es la segunda muerte.”
El hombre comenzó a maldecir y a decir muchas cosas malas en contra del Señor. Seguimos hacia adelante. Esta alma estaba perdida para siempre en el infierno.
Jesús dijo, “todo el que quiera puede venir en pos de mi, y el que pierde su vida por mi causa encontrará vida, y vida en abundancia. Pero los pecadores tienen que arrepentirse mientras están vivos en la tierra; es muy tarde para arrepentirse cuando llegan aquí. Muchos pecadores quieren servirle a Dios y a satanás o se creen que tienen tiempo ilimitado para aceptar la gracia que ofrece Dios. Los verdaderamente sabios escogerán hoy a quien servir.”
Pronto llegamos a la próxima celda de donde salió un grito desesperado de dolor, miramos y vimos el esqueleto de un hombre acurrucado en el suelo. Sus huesos estaban negros del fuego y su alma por dentro era de un color gris sucio. Observé que le faltaban partes de su cuerpo a donde subían humo y llamas. Los gusanos se arrastraban dentro de él.
Le pregunte al Señor, “ quieres decir que él pensó que tu no lo perdonarías de su homicidio u odio?”
La próxima celda a la cual llegamos estaba llena de un terrible olor. Yo podía escuchar los gritos de los muertos y sus ayes de remordimiento en todo lugar. Me sentí tan triste que estaba casi enferma. Yo decidí que iba a hacer todo lo que pudiera para decirle al mundo de este lugar.
La voz de una mujer dijo, “Ayúdame.” Miré a un par de ojos reales, no las cuencas quemadas que eran señal de haberse quemado. Yo estaba tan triste que me dió escalofrío y sentí una gran pena y dolor por esta alma. Quería intensamente sacarla de la celda y correr con ella. Ella dijo, “Es tan doloroso, Señor, yo haré lo correcto ahora. Yo te conocí una vez y tu eras mi Salvador.” Sus manos apretaron las barras de la celda. “ Porqué no quieres ser mi Salvador ahora?” Grandes pedazos de carne en fuego caían de ella y solamente sus huesos apretaban las barras.,“Tu hasta me sanaste de cáncer,” dijo ella. “Tu me dijiste que me fuera y no pecara más, no sea que me viniera algo peor. Yo traté, Señor; Tu sabes que traté. Yo hasta traté de testificar en tu nombre. Pero Señor, pronto aprendí que los que predican tu palabra no son populares. Yo quería que la gente me quisiera. Lentamente regresé al mundo y la concupiscencia de la carne me devoró. Los clubs nocturnos y las bebidas alcohólicas se hicieron mas importante que tú. Perdí el contacto con mis amigos cristianos y pronto me encontré siete veces peor de lo que estaba antes.
Caminamos a otra celda. En esta había otro hombre con una forma de esqueleto y un alma por dentro de color gris suelo. Gritos de dolores agudos y remordimiento salían de este hombre, que yo sabía que jamás los olvidaría.
Alma perdida, si no te arrepientes y te bautizas y crees en el evangelio de Jesucristo, seguramente que éste será tu fin.El Señor dijo, “Este hombre está aquí debido a su rebelión. El pecado de rebelión es como el pecado de hechicería. Es más, todos los que conocen mi Palabra y mis caminos y han escuchado el evangelio y todavía no se arrepienten, están en rebelión contra mi. Muchos están en el infierno hoy debido a este pecado.”
El hombre le dijo a Jesús, “Una vez pensé en hacerte el Señor de mi vida, pero, no quería caminar por tu camino angosto y derecho. Yo quería el camino ancho. Era mucho más fácil servir al pecado. Yo no quería tener que ser justo. Yo amaba mis maneras pecaminosas. Yo deseaba beber bebidas intoxicantes y hacer las cosas de este mundo más que obedecer tus mandamientos. Pero ahora quisiera haber escuchado a los que me enviaste. Al contrario, hice lo malo y no quise arrepentirme.” Grandes sollozos estremecieron su cuerpo, mientras gritaba de remordimiento. “Por años he sido atormentado en este lugar. Yo se lo que soy y se que jamás saldré de este lugar. Soy atormentado día y noche en estas llamas y estos gusanos. Yo lloro, pero nadie viene a ayudarme. Nadie se interesa por mi alma aqui —nadie se interesa por mi alma.”
Se cayó al piso en un montón y continuó llorando.
Caminamos hacia otra celda. Una mujer estaba sentada quitándose los gusanos de sus huesos. Ella comenzó a llorar cuando vió a Jesús “Ayúdame Señor,” dijo ella. “Yo seré buena. Por favor, déjame salir.” Ella, también se paró y apretó las barras de la celda. Yo sentí gran pena por ella. Mientras ella lloraba, sus sollozos estremecieron su cuerpo.
Ella dijo, “Señor, cuando yo estaba en la tierra, yo adoré al dios de los Hindúes y muchos ídolos. Yo no creí en el evangelio que los misioneros me predicaron, aunque lo escuché muchas veces. Un día morí, yo clamé a mis dioses para que me salvaran del infierno —pero no podían. Ahora, Señor, yo deseo arrepentirme.”
Jesús Le dijo, “Ya es muy tarde.”
Las llamas cubrían su forma, mientras nosotros seguíamos hacia adelante; todavía sus gritos se sienten en mi alma. Satanás la ha enganado.”Con tristeza en su voz, Jesús dijo, “Ven, regresaremos mañana. Ya es hora de irnos.”
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