Lunes, 12 de febrero de 2018
MUERO AL AMANECER- GESTAPO-HOLANDA 1942
“Muero
al amanecer”
Octubre de 1942
(Reproducido del «Harper's Bazaar »)
Por Kees X
Esta carta sencilla y conmovedora, la escribió
un joven holandés de 22 años, el 27 de febrero, pocos momentos antes de ser
fusilado, en unión de tres compañeros, por los alemanes.
¿Su delito? Haberse escapado de Holanda
para reunirse a las fuerzas holandesas en Inglaterra. Capturados los cuatro en la Francia ocupada, fueron juzgados, el 13 de febrero de 1942, por un consejo de
guerra alemán, el cual los condenó, a la última pena, «por auxilio al
enemigo».
_______________________________
Queridísimo padre:
Me aflige mucho escribirte esta carta, pero no tengo más
remedio que enterarte de que el consejo de guerra nos ha condenado a una pena
sumamente grave.
Procura leer esta carta a solas. Ve dándole la noticia a mamá
poco a poco.
Cuando te escribí mi carta anterior, el 14 de febrero, ya
sabíamos que estábamos condenados a muerte. Mas no tuve el valor de decírtelo.
No quise que sufrieras con la misma incertidumbre que a nosotros nos
atormentaba. En París rechazaron la solicitud de
gracia que se elevó en nombre nuestro, a pesar de que teníamos tantas
esperanzas de que fuera escuchada. ¡No era tan grave el delito que hablamos
cometido!
He dicho incertidumbre, papá, y no miedo. Por fortuna,
ninguno de nosotros lo sentía. He rezado mucho y tengo la seguridad de que alcanzaré el consuelo de una muerte en
Cristo.
Dentro de unos instantes, a las cinco de la mañana, terminará
todo. Y no me parece tan horrible. Al fin v al cabo, es cosa de un momento en seguida, estaré con Dios... y se habrán acabado las miserias y la tristeza de esta
tierra. ¿Verdad que no es tan terrible el tránsito ?
Por el contrario ¡qué hermoso
es descansar en el poder del Señor! Dios nos ha prometido no desampararnos, siempre que
imploremos su auxilio. Me siento tan cerca de
Dios, que estoy pronto a morir.
Ojalá que el saberlo te sirva de consuelo.
Sé muy bien que es algo espantoso. ¡Somos tan jóvenes! Pero
Dios ve lo justo de nuestra causa. Creo que será más duro para tí que para mí. Yo le he confesado todos mis pecados a Dios v estoy
tranquilo. No te aflijas: pon tu confianza en Dios, y pídele que te
dé fuerzas.
Mamá, madre queridísima, quisiera abrazarte. Perdóname si en
algo te he faltado. No llores, mamá de mi alma. Ten valor. Piensa que te quedan
otros hijos, y que, en cambio, señora de L. no le
queda ninguno. Estoy seguro de que los volveré a ver a todos. Recibe un último
beso muy cariñoso de tu hijo Kees.
Papá: perdóname
tú también. Yo sé que tienes fe como mamá. No te pongas triste... dale gracias a Dios
porque nos ha concedido su gracia. No digas: «contigo, hijo, se fueron para siempre nuestra
paz y nuestra alegría». Piensa que no he hecho sino dar mi vida
por la patria, como la están dando tantos otros ahora mismo. Dame un último
abrazo. ¡Que se cumpla las voluntad de Dios!.
Jan, Bep, El, Fien: un saludo para todos. Que sean
fuertes y le pidan á Dios conformidad. Crean en El, y El hará que todo les salga bien. Sean buenos
con papá y mamá. Reciban muchos besos de su hermano Kees. Saluden de mi parte
a mis hermanitos y hermanitas. Ellos tal vez no comprendan todavía lo que
pasa; pero de todos modos enséñenles también a
creer.
Saluden a todos, de parte de nosotros cuatro. Gracias a todos
por los favores que les debo.
No nos falta el valor. Que no les falte a ustedes tampoco.
Nos podrán despojar sólo de los cuerpos. Nuestras
almas están en las manos de Dios. Ese debe ser
un gran consuelo.
Adiós... hasta que nos
volvamos a ver juntos en una reunión más feliz. Que
Dios los bendiga a todos.
No sientan odio. Yo muero sin odiar a nadie. Es Dios quien todo lo gobierna y dispone.
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