Martes, 28 de marzo de 2017
GOCE DE LA VIDA Selecciones Diciembre 1949
GOCE DE LA VIDA, ANTES QUE SEA
TARDE
De
la columna de Billy Rose,
“Pitching
Horseshoes”.
Selecciones Diciembre 1949
Una señora que vive en Montreal
me envió hace poco la siguiente historia de dos hermanas. Me pidió que no
publicase sus nombres y, como se verá, la petición es razonable. En el año 1912
murió en Quebec un caballero viudo y dejó una modesta herencia a sus dos hijas,
que hasta entonces se habían dedicado al gobierno del hogar. Una semana después
del entierro las hermanas se pusieron a pensar lo que deberían hacer en lo
sucesivo.
__Me gustaría viajar__dijo Luisa
que era la más joven__ y ver algunos sitios que conocemos por lecturas.
__No tenemos bastante dinero
para eso__-contestó María.
Aquella primavera las dos
hermanas alquilaron una tiendecita en la Península Gaspé y la surtieron de
mercancía general. Al cabo de muy pocos años las atractivas y emprendedoras
hermanas habían transformado su comercio en la factoría mas acreditada de todo
aquel apartado y selvático rincón.
Cierto día llegó por allí un
automóvil con matricula de la Florida, del cual bajaron dos Hombres bien parecidos que compraron unas
latas de conservas. Cuando los viajeros se marcharon Luisa dijo a su hermana:
__Cerremos este invierno la
tienda por un mes y vayamos a Miami donde hace calor. Tal vez sea divertido
usar algún lápiz para los labios del que tenemos en existencia.
__No_ dijo María_ Perderíamos la
clientela.
Diez años más tarde las hermanas
habían ganado lo suficiente para vivir tranquilas el resto de sus días.
__¿Qué objeto tiene ganar más
dinero?_ preguntó Luisa_
_vendamos el negocio y hagamos
un viaje a California. Y después tal vez a México. ¿Quién sabe si encontraremos
un par de sujetos que nos gusten y nos casaremos?
_Nadie nos pagará lo que vale el
almacén_ dijo la hermana mayor.
El siguiente año se presentó un
hombre que estaba dispuesto a comprar el
negocio, pero el trato no llego a cerrarse porque María insistió un cobrar un precio mayor de
diez veces el promedio anual de ganancias. El
hombre abrió un comercio por allí cerca y durante los cinco años siguientes las
hermanas tuvieron que trabajar día y noche para hacer frente a la competencia,
En 1938 el rival dejó el negocio
y las hermanas ampliaron aún más su comercio a favor de la bonanza de la
guerra.
Una noche de enero, hace dos
años, Luisa que ya andaba en la cincuentena, salió sola para casa. Al tomar por
un atajo a través del campo se resbalo y cayó, con tan mala suerte que se
fracturó una cadera. Nadie oyó sus gritos y cuando un vecino la encontró por la
mañana siguiente ya estaba con pulmonía. Murió a los tres días.
María no volvió más al almacén y el funeral de su hermana fue el más
lujoso que se ha visto en aquellos contornos_ féretro de bronce y una lápida tallada para marcar el lugar del
último descanso.
Aquella primavera María hizo una
petición extraña a las autoridades: quería trasladar los restos de Luisa a
California. Concedido el permiso, se trasladó el féretro a un aeroplano
especial y María lo escoltó para asistir a la nueva inhumación.
A los pocos meses María
consiguió otro permiso de exhumación. Esta vez el féretro fue trasladado a
Ciudad de México.
La última vez que mi
corresponsal en Montreal tuvo noticias de la anciana señora, el féretro iba de
bronce iba camino de la Habana…
Y aquí se acaba la historia,
pero es de suponer que en alguna parte del mundo hay un féretro errabundo que
descansa hoy en nueva tumba; y que una
anciana rica se mece en el porche de un hotel cercano al cementerio mientras se
devana los sesos para imaginar cuál lugar
de la tierra hubiera querido su hermanita visitar después.__
Conclusiones
Bíblicas
“Y les dijo: Mirad y guardaos de
toda avaricia; porque la vida del hombre
no consiste en la abundancia de bienes que posee.
Y también les refirió una
parábola, diciendo: La heredad de un hombre rico había producido mucho.
Y él pensaba dentro de sí,
diciendo: ¿Qué haré, porque no tengo donde guardar mis frutos?
Y dijo: Esto haré, derribaré mis
graneros, y los edificaré mayores, y allí guardaré todos mis frutos y mis bienes;
Y diré a mi alma: alma, muchos
bienes tienes guardados para muchos años;
repósate, come, bebe, regocíjate.
Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has
provisto, ¿de quién será?
Así es el que hace para sí
tesoro, y no es rico para con Dios.
San Lucas12. 13_21
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