Una
Revelacion Divina
del Infierno
Queda Muy Poco Tiempo!
por
Mary Katherine Baxter
Capítulo 9: Los horrores
del infierno
Capítulo 11: Las tinieblas
de afuera
Noche tras noche Jesús y yo regresamos
al infierno para que yo pudiera testificar de estas verdades tan terribles.
Cada vez que pasábamos por el corazón del infierno yo caminaba muy cerca
de Jesús. Un enorme temor se apoderaba de mi corazón cada vez que me
acordaba de lo que me había sucedido allí. Yo sabía que tenía que salir
hacia adelante para salvar almas. Pero fue solamente por la misericordia
de Dios que pude regresar.
Nos paramos delante de un grupo de demonios
que estaban cantando, rezando y alabando al diablo. Parecía que se estaban
gozando inmensamente. Jesús dijo, “Yo te dejaré escuchar lo que están
diciendo.”
“Iremos a esta casa hoy y atormentaremos a los que están
en ella. Recibiremos más poder del señor satanás si lo hacemos bien,”
dijeron ellos. “Oh si, causaremos mucho dolor, enfermedades y muchas
pruebas a todos.”
Comenzaron a bailar y a cantar canciones
malignas de adoración a satanás, gloriandose en la maldad.
Un demonio dijo, “tenemos que velar cuidadosamente
a aquellos que creen en Jesús, pues nos pueden hechar afuera.” “Si,”
dijo otro, “al oir el nombre de Jesús tenemos que huir “, entonces el
último espíritu malo dijo:” nosotros no vamos donde los que conocen
a Jesús y el poder de su nombre.”
Jesús dijo, “Mis angeles protegen a mi
pueblo de estos malos espíritus y su trabajo no prospera. Yo también
protejo a muchos que no son salvos, aunque ellos no lo saben. Yo tengo
muchos angeles empleados para impedir los planes malvados de satanás.”
Jesús dijo, “Hay muchos
demonios en los aires y en la tierra. Yo te he permitido ver algunos
de esos demonios pero a otros no. Por eso es que la verdad del evangelio
tiene que ser predicada a todos. la verdad hará a los hombres libres
y los protegera de la maldad. En mi nombre hay liberación y libertad.
Yo tengo todo poder en el cielo y en la tierra. No le temas a satanas;
teme a Dios.”
Según caminábamos en el infierno, Jesús
y yo encontramos a un hombre grande y que estaba envuelto en oscuridad
y tenía la apariencia de un ángel y sostenía algo en su mano izquierda.
Jesús dijo, “Este lugar se llama las
tinieblas de afuera.”
Escuché llanto y crujir de dientes. En
ningún otro lugar había visto tanta desesperación como la que sentí
en ese lugar. El angel parado delante de nosotros no tenía alas, era
como de 30 pies de alto y sabía exactamente lo que estaba haciendo.
En su mano izquierda tenía un disco grande con el cual se estaba volteando
lentamente, levantándolo como que se estaba preparando para lanzarlo.
En el centro del disco había fuego y
los bordes eran negros. El angel tenía su mano debajo del disco y retrocedió
para conseguir mas impulso. Yo me preguntaba quién sería ese angel gigante
y que es lo que estaba por hacer.
Jesús me leyó el pensamiento y dijo otra
vez, “Esto es las tinieblas de afuera.” Acuérdate que mi Palabra dice:
“Mas los hijos del reino serán echados a las tinieblas de afuera; alli
será el lloro y el crujir de dientes.”
“Señor,”
yo dije, quieres decir que tus hijos estan aqui?” “Si,” dijo Jesús,
“sirvientes que se apartaron después que los llamé. Siervos que amaron
mas al mundo que a mí y se apartaron para resbalarse en el lodo del
pecado. Sirvientes que no soportaban la verdad y la santidad. Es mejor
no haber comenzado, que apartarse despues de haber comenzado a servirme.”
Jesús dijo, “Créeme, si usted peca tiene
un abogado con el Padre. Si te arrepientes de tus pecados, yo seré fiel
en limpiarte de toda maldad. Pero si no te arrepientes, yo vendré en
una hora que no crees, y seras cortado con los incrédulos y echado a
las tinieblas de afuera.”
Obseré al ángel moreno mientras lanzaba
el disco grande muy lejos, adentro de la oscuridad. “Mi Palabra significa
lo que dice, ‘serán echados en las tinieblas de afuera’.” Y entonces,
inmediatamente, Jesús y yo estabamos en el aire siguiendo el disco por
el espacio. Llegamos a la parte exterior del disco y nos paramos a mirar
adentro.
Había un fuego en el centro del disco,
y gente salía y entraba, sobre y debajo de las olas de fuego. No habían
demonios o malos espíritus en este lugar, solamente almas quemándose
en un mar de fuego.
Fuera del disco se hallaba la oscuridad
más negra y solamente la luz de las llamas dentro del disco iluminaba
el aire de la noche. En La luz ví gente tratando de nadar hacia los
bordes del disco. Algunos de ellos casi agarraban los lados cuando una
fuerza aspiradora dentro del disco los jalaba otra vez hacia las llamas.
Yo miraba mientras sus formas se tornaban en esqueleto con almas de
un gris sucio. Entonces pude saber que era otra parte del infierno.
Después ví, como en una visión, ángeles abriendo sellos. Naciones y
reinos parecían estar cerradas debajo de ellos. Cuando los angeles rompieron
los sellos, hombres y mujeres, muchachos y muchachas marchaban directo
a las llamas.
Yo miraba horrorizada, pensando si conocia
algunos de los sirvientes caídos del Señor que marchaban hacia adelante.
Yo no podía mover mi cabeza para dejar de mirar las almas marchando
dentro del fuego sin que nadie tratara de pararlos.
Yo exclamé, “Señor por favor, páralos
antes que alcancen el fuego.” Pero Jesús dijo, “El que tiene oido que
escuche. El que tenga ojos que vea. Mi hija, proclama en contra del
pecado y la maldad. Dile a mis siervos que sean fieles y que clamen
en el nombre del Señor. Te estoy llevando por este lugar tan terrible,
para que les puedas contar cómo es el infierno.”
Jesús continuó: “Algunos no te van a
creer. Algunos van a decir que Dios es muy bueno para enviar a hombres
y mujeres al infierno. Pero diles que mi Palabra es verdadera. Diles
que los temerosos y los incrédulos tendrán su parte en el lago de fuego.”
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