LA NACION QUE SE SALVO A SI MISMA
Por Clarence Hall
UNA PRENSA INTREPIDA
Los más importantes periódicos del Brasil tomaron parte en la lucha desde el principio. O
Globo y Jornal do Brasil, los más influyentes de Río de Janeiro,
informaban regularmente al público acerca de los hallazgos que hacían
los grupos de resistencia, y los apoyaban con un continuo fuego graneado
de editoriales; lo mismo hacían los diarios O Estado do Súo Paulo y Correio, do Povo, el más antiguo y más respetable de Río Grande do Sul.
Su intrepidez hizo a los periódicos víctimas de las persecuciones oficiales. Cuando Joáo Calmon, de DiArios Associados, publicó un articulo que revelaba la falsedad del interés del gobierno por la reforma agraria, Leonel Brizola intentó hacerlo callar entablando contra él un juicio hipotecario por concepto de sumas que adeudaba al Banco del Brasil, controlado por el gobierno. Para evitar el cierre de los diarios y las estaciones de televisión, los anunciantes pagaron por adelantado doce meses de contratos e impidieron así el remate judicial.
Por haber publicado un relato de lo que vio en Rusia en una visita que allá hizo en 1963, Nascimento Brito, dueño de Jornal Do Brasil, tuvo que sufrir en la sede de su diario la invasión de los esbirros de Goulart. Pero a pesar de la ocupación militar de su establecimiento y de la suspensión del periódico, su relato llegó al público; impreso en forma de folleto, los voluntarios lo distribuyeron por centenares de miles.
Su intrepidez hizo a los periódicos víctimas de las persecuciones oficiales. Cuando Joáo Calmon, de DiArios Associados, publicó un articulo que revelaba la falsedad del interés del gobierno por la reforma agraria, Leonel Brizola intentó hacerlo callar entablando contra él un juicio hipotecario por concepto de sumas que adeudaba al Banco del Brasil, controlado por el gobierno. Para evitar el cierre de los diarios y las estaciones de televisión, los anunciantes pagaron por adelantado doce meses de contratos e impidieron así el remate judicial.
Por haber publicado un relato de lo que vio en Rusia en una visita que allá hizo en 1963, Nascimento Brito, dueño de Jornal Do Brasil, tuvo que sufrir en la sede de su diario la invasión de los esbirros de Goulart. Pero a pesar de la ocupación militar de su establecimiento y de la suspensión del periódico, su relato llegó al público; impreso en forma de folleto, los voluntarios lo distribuyeron por centenares de miles.
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