domingo, 19 de marzo de 2023

LA QUIJADA DEL INFIERNO (1)

 Una  Revelacion  Divina
del Infierno

Queda Muy Poco Tiempo!
por
Mary Katherine Baxter

Capítulo 19: La Quijada del Infierno
La proxima noche Jesús y yo entramos a la quijada del infierno. Jesús dijo, “Mi hija, ya estamos casi terminando el infierno. Yo no te voy a enseñar todo el infierno. Pero lo que te he enseñado quiero que se lo cuentes a todo el mundo. Diles que el infierno es real. Diles que este reporte es real.”
Según caminábamos, nos paramos sobre una colina que miraba hacia un valle pequeño. Hasta donde podía ver, habían filas de almas humanas llenando los lados de la colina. Yo podía escuchar sus gritos. Grandes gritos llenaban el lugar. Jesús dijo: “Mi hija, esta es la quijada del infierno. Cada vez que se abra la boca del infierno, vas a escuchar ese gran grito.”
Las almas estaban tratando de salir, pero no podían, pues estaban enterradas en los lados de la montaña.
Según Jesús hablaba, ví muchas figuras oscuras cayéndose y pasando delante de nosotros y aterrizando con un fuerte golpe en el fondo de la colina. Almas eran arrastradas y llevadas por demonios con cadenas grandes. Jesús dijo, Estas son almas que acaban de morir en la tierra y están llegando al infierno. Esta actividad ocurre día y noche.”
De momento, un gran silencio llenó el lugar. Jesús dijo, “Yo te amo, mi Hija, y yo quiero que le digas a la gente de la tierra acerca del infierno.”
Miré bien abajo dentro de la quijada del infierno por unas ventanillas como de barco a los lados de la quijada. Se sentía como gritos de dolor y tormento subían de ese lugar. ¿Cuándo terminaría esto? yo me preguntaba. Me sentiré tan contenta cuando descanse de todo esto.
De pronto me sentí perdida. Yo no se como lo sabía, pero sabía con todo mi corazón que Jesús se había ido. Me sentí muy triste. Di la vuelta hacia donde El había estado y así fue, Jesús ya no estaba allí! Exclamé, “Oh no, no otra vez.” “Oh Jesús, dónde estás?
Lo que está a punto de leer te va a asustar. Y oro que te asuste lo suficiente como para volverte creyente. Oro que te arrepientas de tus pecados para que no vayas a ese lugar tan terrible. Oro que me pueda creer, pues yo no quiero que esto le suceda a nadie. Yo te amo, y espero que despiertes antes de que sea muy tarde.
Si tu eres cristiano y estás leyendo ésto, asegúrate de tu salvación. Estate listo para encontrarte con el Señor en cualquier momento, pues hay veces que no hay tiempo para arrepentirse. Mantenga su luz ardiendo y su lámpara llena de aceite. Estad listos, pues no sabemos cuando El regresará. Si no has nacido de nuevo, lee Juan 3:16-19, y clama al Señor. El te salvará de este lugar de tormento.
Según le clamaba a Jesús, comencé a correr hacia abajo de la colina buscándole. Un demonio grande me paró con una cadena. El se rió y dijo, “No tienes a donde correr, mujer. Jesús no está aquí para salvarte. Estás en el infierno para siempre.”
Yo exclamé, “Oh no, déjame ir.” Peleé con él con todas mis fuerzas, pero fuí amarrada con una cadena y lanzada al suelo. Mientras estaba en el suelo, una tela extraña y pegajosa comenzó a cubrir mi cuerpo con una peste tan horrible que me sentí enferma. Yo no sabía lo que iba a acontecer.
Entonces comencé a sentir que mi carne y mi pellejo se caían de mis huesos! Grité y grite con un horror terrible. Yo exclamé, “Oh Jesús, Dónde estás?”
Me miré y ví que agujeros que estaban apareciendo por toda la carne que me quedaba. Me comencé a cambiar en un color gris sucio, y una carne gris caía de mi cuerpo. Habían agujeros en mis lados, mis piernas, mis manos y brazos. Yo dije, “ no, estoy en el infierno para siempre! Oh no!
Comencé a sentir los gusanos dentro de mí y cuando miré encontré que mis huesos estaban llenos de ellos. Aún cuando no podía ver los gusanos, yo sabía que estaban allí. Yo traté de quitármelos de encima, pero en su su lugar venían más. Yo podía sentir la putrefacción en mi cuerpo.
Si, lo recordaba todo y podía acordarme exactamente de lo que había sucedido en la tierra. Yo podía sentir, ver, oler, escuchar y probar los tormentos del infierno. Yo me podía ver por dentro. Yo era una forma sucia de esqueleto, y sin embargo, podía sentir todo lo que me estaba sucediendo. Yo ví a otros como yo, habían almas hasta donde alcanzaba mi vista.
Yo grité con gran dolor,Jesús! Por favor, Jesús, ayúdame.” Yo quería morir, pero no podía. Yo sentí el fuego ardiendo otra vez en mis pies. Yo grité, “Dónde estás, Jesús?” Rodé por el suelo y grité con los demás. Estábamos tirados en la quijada del infierno amontonados, como basura tirada. Un dolor insoportable rasgaba nuestras almas. Seguí gritando muchas veces, “dónde estás, Jesús? Dónde estás, Jesús?”
Yo pensaba si solo estaría soñando. ¿ Me despertaré? me pregunté. Estaba yo realmente en el infierno? He cometido algún pecado contra Dios y perdido mi salvación? Que ha sucedido? He pecado contra el Espíritu Santo? Me acordé de todas las enseñanzas de la Biblia que había escuchado. Yo sabía que mi familia estaba en algún lugar sobre mi. Con horror me di cuenta que estaba en el infierno como todas las otras almas que había visto y le había hablado.
Se sentía muy extraño el poder ver completamente por dentro de mi cuerpo. Los gusanos comenzaron a arrastrarse sobre mi otra vez. Yo los sentía arrastrarse. Yo grité con temor y dolor.

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