Martes, 7 de junio de 2016
BARRIOS Y SERAPIO CRUZ VENCIDOS---LA CATEDRAL
El Corregidor y Comandante General de Huehuetenago, Capitán Don Aquilino Gómez Calonge, estratega que con 80 soldados y 120 milicianos armados con rifles anticuados hizo morder el polvo de la derrota al
Mariscal de Campo Don Serapio Cruz -Tata Lapo-, al General Justo Rufino
Barrios, a cuatros coroneles , cinco capitanes y más de 2,000 atacantes .armados con aprox. 300 rifles Remington 63 de recarga avanzada.
Capitán Don Aquilino Goméz Calonge-Oriundo del Reino de España
Imagen del libro
Cruz y BarriosSaqueo e incendio a la Villa de Huehuetennago
Enrique Fernadez del Cid
Historiador y Diplómatico Huehueteco
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LA CATEDRAL
HORACIO CASTILLO GALINDO
8 de DICIEMBRE
1874-1974
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El asalto a la cabecera culminó al anochecer de aquel infausto día; en pánico y derrota para los atacantes al ser herido en el muslo Justo Rufino 'Barrios.
Fueron muchos los milicianos que después del triunfo se atribuyeron tal hazaña. ) (Disparados por José María Villatoro, zapatero de profesión que estaba de alta desde el año de 1867)
Yo prefiero la versión del humilde cazador de venados Justo Gómez, .que afirmaba haberlo tumbado de un certero escopetazo desde el cimborrio de la iglesia, cuando apunto sobre un bulto que agazapado encima de una pared quemada, cuadras atrás de la propia linea de fuego, hacia
disparos regulares "con un palo largo que parecía ser uno de aquellos
'rémitos' que bía dicho mi teñente". Afirmaba el honrado Justo que por
habérsele agotado las postas, había cargado su "camoyana" antes de hacer aquel tiro largo, con la llave de su candado.
Igualmente
plausible me parece la explicación del indio Mingo de Aguacatán, que se
ufanaba de haber encontrado herido al General cabe el referido muro
.donde sin más ceremonia le puso pial y mecapal al jefe y se lo
llevó "a tuto" por el camino de Chiantla-
Se hace un tanto difícil comprender por qué razón si los facciosos contaban con una ostensible superioridad numérica en efectivos de tropa; si tenían además mejor armamento puesto que venían equipados con el fusil más efectivo de aquellos tiempos; si por otra 'parte contaban como jefes tácticos con un Mariscal de Campo, con un General, cuatro Coroneles y cinco Capitanes aparte el número sin duda considerable de sargentos y cabos. Se hace difícil -repito- cómprender como fueron vencidos por un oficial de menor graduación que sólo pudo disponer de ochenta soldados más o menos adiestrados y apenas armados fusiles de antecarga anticuados y lentos y un grupo milicianos provisto en su mayor parte de escopetas de caza muy primitivas por cierto. Una explicación plausible de tal circunstancil podría encontrarse en el hecho de haber recurrido el Teniente Gómez Calonge a la táctica de eliminar a los jefes concentrando sobre ellos el fuego de sus mejores tiradores. Ayudó también, a no dudarlo, la beodez inicial de buen contingente de indios auxiliares. Huyeron pues los insurrectos en el mayor desorden llevándose el cadáver del hijo preferido del Mariscal y
los heridos que pudieron transportar al reintegrarse a Chiantla. El
empírico de la guarnición de la cabecera a quien se llevaron por la
fuerza, curó a los heridos y logró escapárseles en un descuido_ la persecución que se organizó horas después por parte de los defensores, no pudo alcanzar a lo fugitivos, pero en la vivienda de un indígena de Chiantla, se logró la captura del Coronel Evaristo Cano a quien se pasó por las armas al amanecer del día siguiente_ En cuanto al Mariscal Cruz, huyó inmediatamente hacia las Verapaces picando la mula de día y de noche hasta caer finalmente en manos de los Palencianos
que lo mataron mes y medio después (23 de Enero de 1870) y le
cortaron la cabeza para clavarla en una pica y pasear el despojo
sangriento por las calles de la capital_ Tal fue el resultado de la fallida intentona que dejó en escombros la villa de Huehuetenango. dos tercios del número de sus casas (93 en total) fueron destruidas por las llamas luego de haber sido saqueadas de todos sus haberes y violadas, muertas o heridas muchas personas de su vecindario.
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