MI HISTORIA DE LOS DÍAS SABADOS
Por. Un apasionado por la historia huehueteca/Autor del Blog
QUIÉN DEDICA ESTA HISTORIA AL PADRE ETERNO, A MI SALVADOR JESUCRISTO Y AL ESPIRITU SANTO
EL VALLE DE LAS VASIJAS MACHACADAS
“He venido a ser como un vaso quebrado.” Salmos 31.12 RV
Tiesto: Pedazo roto de cualquier vasija de barro.
Erase una vez…en una aldea cercana a la ciudad de Jerusalén, que en el taller del alfarero, fue hecho un jarro con mucho cuidado, y revestido con barniz especial, y aun mas fue añadida a su terminación ciertas figurillas diminutas de palomas con revestimiento de plata.
¿Por qué fue hecho este jarro, con tanta delicadeza y adornos especiales?
La respuesta la encontramos en el amor intensamente apasionado que Ezrah, le profesaba a su amiga Elisheba. Pero resulta que Elisheba, tenía su mirada y corazón en un apuesto comerciante llamado Mordejai.
Ezrah, ignoraba que su amiga estaba enamorado de otro, y un día, ya con el encargo que había hecho al alfarero, se dirigió a casa de su amiga, iba dispuesto a declararle su amor.
En el camino, encontró a su tía Miriam, quién de forma casual, comentóle, que se había enterado que el día anterior, Elisheba había aceptado a Mordejai, como su prometido esposo. Todo esto con la bendición de los padres de ambos enamorados.
“Candentes brasas son candente fuego…brasas de fuego…brasas ardientes…quemantes…son los celos”
Poco le importó a Ezrah, el haber pagado un costoso precio a alfarero, tiró de forma airada el jarro a un lado del camino.
Este jarro, cayó sobre unas pequeñas yerbas que de alguna forma amortiguaron su caída. Sin embargo en cierta parte del jarro, cerca del fondo, ablandaron una pequeñísima parte.
El utensilio de barro permaneció tirado unos días, hasta que una niña, quién pastoreaba sus ovejas, pasó por allí, y levantando la vasija, llevóla a su hogar.
La madre de la niña, mandó al otro día a su hijita, a traer agua del pozo comunal, para ciertos quehaceres domésticos.
La niña obedientemente fue a cumplir el mandato de su querida madre.
Desde ese día en adelante, fue con su vasija a traer el agua apreciada para el hogar.
Sin embargo, al cabo de unos días se dio cuenta la niña, que ella llenaba la vasija al tope, pero al llegar a su casa, una cuarta parte del agua contenida en el recipiente hacia falta en el mismo.
Su madre, al revisar la vasija, le explicó que, un pequeño agujero, era la causa, de que se perdiese en el camino, cierta porción de agua.
No obstante, la niña, no importándole el defecto de la vasija, continuó trayendo agua de la fuente.
Al poco tiempo pasó por allí, un israelita, pidiendo a los vecinos de ese pueblo, todas las vasijas y cántaros, que pudiesen dar, porque, las solicitaba en nombre de Dios, el caudillo Gedeón.
“Cuando Gedeón oyó el relato del sueño y
su interpretación, adoró; y vuelto al campamento de Israel, dijo: Levantaos,
porque Jehová ha entregado el campamento de Madián en vuestras manos.
16Y repartiendo los
trescientos hombres en tres escuadrones, dio a todos ellos trompetas en sus
manos, y
cántaros vacíos con teas ardiendo dentro de los cántaros.
19Llegaron, pues, Gedeón
y los cien hombres que llevaba consigo, al extremo del campamento, al principio
de la guardia de la medianoche, cuando acababan de renovar los centinelas; y
tocaron las trompetas,
y quebraron los cántaros
que llevaban en sus manos.
20Y los tres escuadrones
tocaron las trompetas, y quebrando los
cántaros tomaron en la mano izquierda las teas, y en la derecha las
trompetas con que tocaban, y gritaron: ¡Por la espada de Jehová y de Gedeón!
“Repentinamente hicieron sonar sus trompetas y rompieron los jarrones para que las antorchas brillaran en la noche” Libro de Jueces Cap. 7
Dios concedió a Gedeón una gran victoria, sobre los madianitas. Y las trescientas vasijas quedaron dispersas en el campo de batalla.
Pasaron aproximadamente 12 siglos, y ese valle fue conocido por las aldeas cercanas como “El valle de las vasijas quebradas”.
Por el año 16
D.C. una niña de ocho años, que pasaba con sus padres en ese valle, recogió una vasija rota en su parte superior, pero que aunque se notaba un pequeño agujero en la parte del fondo, llamóle la atención por unas figuras de palomas plateadas en su superficie.
La madre aconsejo a la niña que sembrase, en esa vasija inservible, alguna flor.
—Mi pequeña Magdalena, una vasija con un agujero, puede desperdiciar al agua preciosa que trae de la fuente, derramándola gota a gota en el camino. Sin embargo esas pequeñas gotas pueden ir regando de amor a las florecillas que nacen a la orilla del camino. Todo esfuerzo que se hace con amor, será recompensado
No olvides hija mía, estas palabras que te dirige, el día de hoy, tu amada madre—
Pasaron 17 años, y Magdalena el día que crucificaron al Cordero de Dios, al Mesías divino, estaba frente a la cruz. Sostenía en sus manos un lirio blanco. Una azucena de inmaculada blancura, como la nieve del monte Hermón.
Cuando bajaron al Mesías de la cruz, y entregaron su cuerpo al justo Joseph de Arimathea.
Al quitarle de su cabeza la corona de espinos, la sangre contenida
en esta hiriente corona, tiño de algunas gotas la blancura de la hermosa azucena que Magdalena había colocado sobre la frente de su Salvador.
Desde ese momento surgía una especie de lirio blanco, de azucenas con el centro de color sangre rubi.
Y la enseñanza para mi propia vida, y para todos aquellos que quieran aceptarlo, diré que en todo humilde tiesto, puede brotar una hermosa flor. Además diré que nosotros cual jarros mientras más quebrantados y machacados, en esa medida proporcional, dejaremos liberar y expandir la luz de la antorcha refulgente que alumbra nuestro corazón.
Jesucristo la luz y antorcha verdadera.
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