JORGE ISAACS
MARÍA
NOVELA AMERICANA
CON UN PRÓLOGO
J. M. VERGARA Y VERGARA
Y JUICIOS DE
IGNACfO M. ALTAMIRRANO
GUILLERMO PRIETO Y JUSTO SIERRA
SÉPTIMA EDICIÓN
PARÍS
LIBRERÍA GARNIER HERMANOS
6 RUE DES SAINTS-PERES, O
1890
JUICIO CRÍTICO
cuando aparece un joven en la sociedad y se hace conocer por el imprescindible comienzo de unos articulones de política, bien atestados de palabrotas, la sociedad se rasca tras de la oreja y sin embargo acepta con benevolencia al nuevo escritor, porque se le figura que aquel
mal principio es una mera equivocación, y que, andando los tiempos, tendrá en el nuevo politiquero no un insecto más que se asile en sus ropas y viva de su sangre, sino un escritor que acreciente la herencia intelectual de nuestros padres. Por desgracia esta esperanza sale fallida las más de las veces : el político en embrión se hace político de profesión, gasta su vida en fraguar artículos que no resisten segunda lectura, y muere sin dejar de ser un muchacho de esperanzas, exactamente lo mismo que el primer día de su carrera. Tal es, en general, la historia de mil notabilidades políticas que hemos tenido, de mil que tenemos y de mil más que tendremos, si la férula de la sociedad no lo remedia.
Por estas razones, cuando aparece un joven que no va á deber su fama á la fácil y bastarda literatura de un articulón, sino al cultivo de las letras en todos sus ramos legítimos, nos congratulamos vivamente; y la sociedad, acostumbrada ya al zumbido odioso del moscardón político, recibe con menos estrépito, pero con íntimo gozo, al que viene á compensarle ciertos desengaños.
En este caso está especialmente el autor de María. Hace cuatro años que era completamente desconocido ; hace tres que se presento en Bogotá con un volumen de versos que fueron recibidos con raro entusiasmo ; y hace pocos días que ha dado un nuevo volumen en prosa, conteniendo una novela bien elaborada, bien escrita, bien sentida.
Regalos como éste no se hacen todos los días á la sociedad ; y el regalo es doble, y doblemente precioso, porque si el libro vale mucho, el autor vale más.
El señor Isaacs vio la luz en Cali , y en el seno de las comodidades buscadas por su padre, inglés activo, industrial y caballeroso; pérdidas inmerecidas lo atrasaron, y la muerte vino en seguida á completar la ruina, arrebatando al laborioso jefe de la familia. La larga y sangrienta guerra del Cauca, desde 1860 hasta 1863, acabó la obra comenzada por la desgracia, y los hijos de Isaacs, huérfanos hoy de padre y madre, han tenido que buscar otros hogares y decir adiós al que fué el asilo de su infancia.
Por fortuna para el autor de María, le ha tocado en suerte el hogar bogotano, cuna de su gloria, donde es profundamente estimado, menos por sus notables obras que por las buenas cualidades de su ser. Disputándose en él las que son propias de las tres razas de que desciende : era su padre inglés de nacimiento, pero de raza judía; el amor lo inclinó á la religión de Jesucristo y le dio otra patria, la nuestra, donde se estableció casándose con la hija de un capitán español. Así es que Jorge tiene en su apostura y en sus arranques, en sus ideas y en su pluma, reminiscencias hebraicas, españolas é inglesas. No es un tipo: es un original.
Es preciso tener en cuenta quién es el autor (y por eso lo hemos dicho) para hablar de la obra que anunciamos.
MARÍA es, como su autor, un ser triple, indefinible; es una Rebeca sajona viviendo en Sevilla. De la misma manera su autor es un ser indefinible; en poesía no es un Quintana, ni un Byron, ni un David; sino un David inglés hablando en castellano.
J. M. VERGARA Y VERGARA
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