lunes, 5 de septiembre de 2022

9- “…CUANDO HUYE SATANÁS” C.S.LOVETT Covina, California. 1969

 “…CUANDO HUYE SATANÁS”

C.S.LOVETT

Covina, California.

1969

CONSCIENTE E INCONSCIENTE

Es ya clásico comparar la mente humana a gigantesco témpano de hielo polar. Estos témpanos son engañosos porque sólo un 10% de su volumen sabresale. El 90% restante avanza silenciosamente bajo la superficie del agua. Nuestra historia mental está más o menos distri­buida en proporción semejante. A la porción superficial se le llama consciente y a la sumergida, inconsciente o subconsciente. Sub quiere decir debajo. Yo usaré estos dos últimos términos indistintamente. Tal vez usted esté más familiarizado con uno de ellos.

El consciente abarca todo lo que usted puede darse cuenta ahora mis­mo. Mientras usted lee, es consciente del libro en la mano, de la silla, la hora, la fecha. Está pendiente de lo que le rodea y debe hacer. El cons­ciente, pues, es todo lo que en este momento pasa por su mente. También  pag 65  presenta una fracción mí­nima de nuestro archivo mental.

El pantano hediondo del subconsciente

El descubridor del subconsciente, Sigmund Freud, lo describía como un pantano inmundo. Tras muchos años revelando secretos mentales, Freud comparó la mente humana con una roca que, al ser removida, dejaba al descubierto una gusanera en dispersión. Investigó extensamente esa televisión del inconsciente que son nuestros sueños. Su legado es un registro desnudo de esa inmun­dicia malvada indescriptible que es la naturaleza caída y depravada del ser humano.

El consciente se ha impuesto restricciones a sí mismo. Cada persona halla alguna manera de disciplinarse a fin de convivir con sus semejantes. Esto produce la con­ciencia social; el modo de vivir que hace posible el cambio ínter-personal. Pero bajo la superficie cambia totalmente el panorama. Aún en la viejecita más encan­tadora, el inconsciente es un monstruo repelente de per­versidad.

Observe con qué "finura" procede Satanás. De usted mismo surgen algu­nas ideas. Ellas coinciden exactamente con las pasiones bajas de usted. Esto es, justamente, lo que hace que sus ideas le parezcan tan tentadoras. Aho­ra pregúntese: "¿Estaría yo dispuesto

a rechazar cualquier idea que coin­cida con mis deseos íntimos? La pregunta es pertinente pues es característico que las ideas satánicas apelan di­rectamente a los instintos. Estos se hicieron para satis­facer los anhelos del alma pero el pecado los pervirtió y ahora solamente halagan la naturaleza pecaminosa de usted.

¿Nos convertimos por eso en criminales?

Cuando digo que Satanás induce a los hombres a pensar como él, no quiero decir que los convierta en sexo-maníacos o en asesinos al mayoreo, por ejemplo. Para sus fines, a Satanás le da lo mismo utilizar las ambiciones de cada persona. Emplea las ambiciones "piadosas" para darle al cristiano un pretexto que le permita satisfacer sus deseos depravados. Si hay hermanos corrompidos es simplemente porque existía ya en ellos un depósito de corrupción. Desde luego que las sugestiones satánicas no tienen apariencia corrompida. Si así fuera, el cris­tiano las rechazaría de inmediato. Muchas buenas almas caen en esta trampa, encandiladas por el propósito de realizar ambiciones legítimas. 66

¿Acaso los cristianos chismosos tienen la intención de destruir a sus hermanos? Ciertamente no. Pero ignoran que Satanás les ha sembrado en su interior una necesidad maligna que reclama ser satisfecha. Tan grande es el impulso "natural" a satisfacer aquella necesidad, que los hace olvidar todo el mal que causan. ¿Qué cristiano podría pensar que sus palabras fueron inspiradas por el espíritu anti-santo? Aunque el chisme es quizá el crimen más odioso e infame del cristianismo, miles y miles de cristianos lo practican gustosamente. ¿Ha sabido usted de  algún cristiano cuerdo que admita que le gusta el chisme? Los chismosos son manipulados por el diablo sin que se den cuentan de ello. Siempre que se presenta el deseo de satisfacer algún instinto depravado, Satanás es su autor intelectual. De todas las abominaciones que hay en el pueblo de Dios, tal vez el chisme sea la más legí­timamente satánica.

• Criticar y juzgar a otros son parientes cercanos del chismear. Cuando alguien piensa diferente a nosotros, lo rechazamos instantáneamente. ¿Lo ha comprobado? Por ejemplo, si usted cree en la Seguridad Eterna del cre­yente, ¿acepta al hermano que es fiel a la tradición Armi­niana ? ¿Habla usted en lenguas? ¿Entonces qué es eso a que apunta su nariz ? Ya veo, se trata de un hermano sin glosolalia. En verdad, es cosa sencilla criticar doctri­nas. Satanás puede convertir una diferencia doctrinal en insulto personal. ¡El es experto en torcer la menor dife­rencia en declaración de guerra! Disfraza sus malévolas sugestiones con nuestros sentimientos más sagrados. No hay duda: ¡tenemos un formidable enemigo!

Ahora podrá usted apreciar la abundante cosecha que un espíritu rencoroso puede ofrecer a Satanás. Su poder sobre el cristiano es enorme. Es increíble de cuán­tas maneras puede usar la lengua del creyente que no sabe perdonar. Satanás se vale de las palabras del ren­coroso para vaciar sobre los hermanos todo el inmenso odio que siente por Cristo.

SUMARIO

1. Quien quiera triunfar en la vida cristiana tendrá que en­frentarse a Satanás. Si no se le denuncia abiertamente, controlará la vida del cristiano con sugestiones encubiertas. La presencia de Cristo no produce la ausencia de Satanás ni la victoria automática del cristiano. Pero ¿acaso Satanás no es un enemigo derrotado? Ciertamente lo es. Más sigue siendo un enemigo.

Nuestro Señor lo derrotó. No podemos apropiarnos tal derrota A MENOS QUE RESISTAMOS A SATANÁS. Si no lo comba­timos, seguirá invicto por lo que a nosotros toca. Continuará siendo el invencible adversario que nos derrote a toda hora del día. Cuando lo combatimos en el Nombre de Cristo, y sólo entonces, es cuando Satanás huye de nosotros.

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2.  ¿Sospechan acaso los cristianos que muchas de las cosas que se les ocurren fueron inspiradas por Satanás? Muy poco En la actualidad, el poder satánico no sólo no es proclamado sino que es prácticamente desconocido. Por lo general, se le descarta como algo "muy humano." Pero basta reflexionar un poco para realizar que nuestras mentes son su meta preferida. Satanás lucha desespe­radamente por controlar el pensamiento humano pues sabe que "Cual es su pensamiento en su corazón, tal es él." La vida mental es el campo de batalla espiritual.

3.  Satanás es el espíritu anti-santo. El Espíritu Santo es Dios. Ambos tienen contacto con nosotros al nivel sub-consciente; ambos pueden usar el material que allí se encuentra para que aparezca como ideas propias de nuestra mente. Puesto que las ideas ocurren en nosotros, es natural que las veamos como propias. El observador superficial jamás hallará indicios de que hayan sido producidas por elementos extraños. Urge, pues, que los cristianos adquieran la disciplina de examinar sus propios pensamientos para descubrir en ellos la influencia satánica.

Es por eso que la Palabra de Dios nos recomienda llevar "cautivo todo pensamiento a la obediencia de Cristo.- Lejos de ser una imposibilidad, sólo así podremos triunfar en Cristo. Será una posibilidad cuando el pueblo de Dios tome muy en serio sus propias mentes y el poder de Satanás para controlarlas mediante sugestiones.

4.  Satanás no tiene permiso para forzarnos la voluntad; ha de limitarse al uso de la sugestión mental. Desafortunadamente, ésta tiene gran poder para motivar al hombre y Satanás la domina a fondo. La sugestión es invaluable para Satanás por el conocimiento que tiene de las debilidades humanas. En realidad, las sugestiones son tan irresistibles porque, no sólo corresponden exactamente a nuestras debilidades personales sino porque, también, prometen satisfacer nuestros más sublimes aspiraciones. . . . Hasta que se descubre de dónde vienen.

Allí está el propósito de esta obrita : que aprendamos a reconocer cómo obra Satanás en nuestras vidas para resistirlo y hacerlo huir. Espere y verá con qué astucia nos llegan sus sugestiones. Hoy día, muy pocos sospechan la intervención de Satanás en lo que pensamos. Pero así es con mucho. Ahora lo verá. CAPITULO CUATRO

EL SUPER-DISFRAZ DE SATANAS

Supongamos que un incendiario ha sido nombrado jefe de bomberos.

Siempre está a tiempo para disfrutar de la quemazón. El humo y las llamaradas acrecientan al máximo su placer morboso. Al llegar la investigación, sabe dónde encontrar las pruebas para destruirlas. Su continua presencia en los incendios es insospechable pues el jefe de bomberos tiene que estar en ellos. ¿No le parece que con todas las pistas destruidas, se llevará mucho tiempo en descubrir al incendiario ? Su disfraz es perfecto. ¿Quién podría ver al jefe de bomberos como el INCENDIARIO ?

LABOR SUBTERRÁNEA

Ya vimos cómo Satanás necesita tinieblas para operar. Su éxito estriba en que se cubre con una capa de oscu­ridad personal. Entre sus mejores armas está esa habili­dad que posee para convencer a la humanidad de que él no existe. Esto le permite obrar sin temor a que pueda observarlo el pueblo de Dios.

Hace poco el columnista religioso Don L. Thropp publicó en el "Times" de Los Angeles, un reportaje sobre le reunión que tuvieron famosos teólogos californianos. Citaba las siguientes palabras del Rev. Santiago Kallas, autor del libro "Punto de Vista Satánico":

"Estoy plenamente convencido de que Satanás, como personalidad independiente, no tiene sentido en el Siglo Veinte aunque ocupa un papel central en el pensamiento bíblico" ("L. A. Times", Sept. 4, 1966).

Aunque en la Biblia constan tres ocasiones en que Satanás habla directamente, una a Eva, una a Dios y otra a Cristo, ¿no le parecen pasmosas las tinieblas de silencio tras las que se encubre ? Los escritores novotes­tamentarios no dudan nunca de su existencia real. Pablo lo llamó "El dios de este mundo," el "Príncipe del poder en el aire" y "Angel de luz." Pedro lo veía como "Un león rugiente." Cristo lo describió como el "Príncipe de este mundo" y Juan agregaba que "El mundo entero está bajo el maligno." ¿Acaso no previno nuestro Señor a Pedro que el diablo le buscaba para "zarandearlo"? Para la Biblia, Satanás no tiene nada de vago o irreal.

¿Cómo es, pues, que los cristianos lo tratan como a Santa Claus? Hablan en broma de que "Se lo llevó el diablo" y guiñan el ojo a la realidad de su presencia y de su poder. ¿Cómo pueden los cristianos menospreciar a quien tiene el mismo acceso del Espíritu Santo a sus mentes? ¿Cómo pueden disimular la existencia de quien conoce todas las debilidades humanas y con poder sobre­humano las explota, a fin de que los cristianos estén "Cautivos a voluntad de él"? Hermano lector, la respues­ta es sencilla. Su disfraz es perfecto, como el del bombero incendiario. Nadie pensaría en buscar a Satanás tras un disfraz como ese.

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