jueves, 8 de septiembre de 2022

¿QUE DEBO DECIR? -11- “…CUANDO HUYE SATANÁS” C.S.LOVETT

 “…CUANDO HUYE SATANÁS”

C.S.LOVETT

Covina, California.

1969

El CORAZON de este libro es una PERSONA : SATANÁS.

El OBJETO de este libro es entrenar cristianos para la lucha espiritual contra el demonio y equiparlos para AHUYENTARLO.

El SUPUESTO BÁSICO de este libro es la aceptación indubitable de lo que dice la Palabra de Dios sobre el MALIGNO.

El EXITO de este libro depende de la diligencia que aporte el lector para VERIFICAR lo que lea a la luz del Espíritu de Dios y para PRACTICARLO en el Nombre de Cristo.

Cristo siempre escucha, pendiente de que se le pida y reconozca.

Lleva la tarjeta hasta el espejo donde se afeita. Ob­serve la cara en el cristal. Es el disfraz de Satanás: el mismo a quien usted va a vigilar. Ahora lea la tarjeta: "Satanás dice ... PREOCÚPATE POR LAS FINANZAS". Allí está el punto flaco. Háblese en el espejo -,

"Satanás andará tras de ti hoy, amiguito. Tratará de atacarte por tu lado flaco. Tengo que vigilar tu mente pues el querrá mantenerte preocupado con los problemas finan­cieros. Te observaré muy de cerca. Pido al Espíritu Santo que al llegar la preocupación me dé un "toquecito", para comenzar."

Lo ridículo que suena este ejercicio es, precisamente, el mejor apoyo para armar trampa. Usted ha iniciado algo que el Espíritu Santo ayudará a sacar avante.

Preparando la trampa para Satanás.

Muy bien, ahora vístase. Reempaque la tarjeta de modo que pueda leerse el lado de "Satanás dice. . . .

Dice Dios." Al desayunar, colóquela junto al plato; cuan­do vaya al trabajo, manténgala a la vista, si es posible. Ya allá, póngala donde sólo usted pueda verla. Tómela al

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salir, piense en ella y, si puede, mírela al regresar a casa de nuevo, téngala a mano al cenar y cuando se acueste póngala donde la vea. Que el mensaje se mantenga siempre en mente pues Satanás atacará por sorpresa.

¿Suena melodramático ? Lo es. Está usted cambiando, de una actitud descuidada, a otra para atrapar a Satanás. Claro que, al principio, uno como que es algo torpe y exagera. ¿Y eso qué? Lo importante es que ahora usted está alerta y listo a sorprender al diablo. Ya que se acostumbre, vigilar a Satanás le resultará tan natural como respirar u orar.

¡CLAP!

Así suenan algunas trampas. Cuando niño, yo acostumbraba poner trampas. Apoyaba un cajón sobre la estaca que estaba atada al hilo que se extendía hasta mi escondite. Para atraer pichones y palomas, les ponía un "caminito" de semillas. Llegaban, jalaba yo del cordón y i Clap ! caía el cajón y pescábamos las aves. Lo más emocionante era esperar y vigilar.

Nuestra trampa a Satanás es algo así. Por eso está usted vigilando. El problema financiero sirve de señuelo. Esté muy despierto, en espera de la sugestión para preo­cuparse. Día tras día él ha venido saturando a usted con preocupaciones financieras. Prepárese para cuando aparezcan de nuevo.

• ¿Cuándo sucedió ? Cuando pensó que usted se había descuidado y él trató de ensartarle la preocupación. Di­gamos que fue cuando regresó usted del trabajo, se pre­paraba la cena y usted iba a ver si había correo, por ejemplo. El cartero trajo un cobro más. Eso fue el colmo. . . . "¡Otra cuenta, caramba, nunca voy a salir de esto! ¿Qué rayos voy a hacer?" Palpa usted el recibo, lo lee de nuevo. i Hay que pagarlo ! Sólo de verlo siente usted el peso de todas sus deudas. Que es precisamente lo que quería el diablo.

"Deudas, deudas, deudas. Nunca alzaré cabeza. Tal vez si pido prestado. . . ." íAlerta, Satanás puede valerse de esos recibos!

i HOLA!

El Espíritu Santo "empuja". De pronto, ya recuerda. Satanás está aquí!" Tal vez hasta lo gritó. Al fin lo pescó. Ahora tire del cordón: preocuparse por las deudas es todo hechura del diablo. ¡ Cayó en la trampa! La preocupación consiguió escurrirse hasta la mente pero ahora está usted concentrado en Satanás. Está atrapado. Hay que ahuyentarlo. Y cuando usted lo consigue, vea -cómo la preocupación huye con él.

¿Se fijó cómo se hace ? La trampa se arma al momento que usted se preocupa y rápidamente enfoca usted la mente en Satanás, consciente de que así es como él opera. Esa es la trampa : al momento que surge la preocu­pación, realizar que viene de Satanás. Es el meollo del segundo paso defensivo : asociar nuestro punto débil con Satanás. Usted pesca al diablo si piensa en él siente ganas de satisfacer la debilidad personal bajo vigilancia. Ya hizo usted lo que le tocaba. En adelante, el Espíritu

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Santo le facilitará la tarea. Ha pasado usted la etapa más difícil: descubrir al, diablo.

¿EXITO INSTANTÁNEO?

No. Al principio no podrá Ud. sorprender a Satanás cuando ataque, ni a usted mismo al momento de caer en la preocupación. Para cuando usted reconozca que "Esto es obra de Satanás", comprenderá que tenía rato de haber cedido en su punto flaco. Pero eso se debe a que usted está practicando un esfuerzo totalmente nuevo. A mayor práctica, más pronto dominará el procedimiento. Y no olvide que cada vez que usted sorprende al diablo es porque, antes, el Espíritu Santo le dio el "empujoncito" de alerta. Tenga la plena seguridad de que lo hace: es Su oficio. Aunque nos esforcemos al máximo en la vigilancia anti-satánica, nuestros esfuerzos serán vanos sin el toque gentil del Espíritu Santo.

La mayoría de nuestras debilidades tienen el poder de cegarnos. Los celos son un ejemplo evidente. La per­sona celosa es consumida por esta emoción desde el pri­mer momento. ¿Qué tan fácil es que pensemos en Satanás cuando estamos dominados por emoción tan potente ? Es casi imposible. Por tanto, es indispensable que el Espíritu Santo intervenga para remediar la situación. Otro caso es el del jactancioso. Los alardes le llenan la boca y escapan por los labios. Las palabras lo arrastran de tal manera que jamás puede concentrarse en Satanás sin ayuda exterior. Quiero que recuerde, estimado lector, que este plan depende absolutamente en la buena volun­tad que tiene el Espíritu Santo para ayudarnos. Sin su ayuda, nunca podrán nuestras mentes antes apuntar al enemigo. El diablo es demasiado poderoso para nosotros.

• Es justo que lo mencione porque sólo así usted reali­zará hasta qué punto es condicional la dependencia de este plan en el Espíritu Santo. ¿Cuándo nos "palmea" el Espíritu Santo? Cuando Satanás ataca. No hace ruido; es algo muy leve y poco impresionante. Pero basta para dar la señal de alarma. El secreto radica en que nos acondicionemos a nosotros mismos para sentirlo. Por supuesto que al principio somos bastante torpes para resistir. Estamos desacostumbrados al llamamiento del Espíritu. Lo cual explica que para cuando descubrimos a Satanás, él ya tiene rato de estar manipulando nuestras debilidades. Pero la sensibilidad al Espíritu crece con la práctica.

Escogí la preocupación de tipo financiero para ilustrar la defensa antisatánica por ser algo bastante común. Pero podría tratarse igualmente de preocupación por enfermedad, trabajo o familia. La preocupación puede derivarse a padecimientos tales como celos y mentira. No es un simple hábito, sino debilidad que Satanás trans­forma en enfermedad. El único remedio está en saber cómo enfrentarnos victoriosamente a tan poderoso ene­migo para hacerlo huir. Usted tiene ya la preparación básica pues ha conseguido sorprenderlo. El provocó la preocupación financiera mediante un nuevo recibo de cobro. Pero esta vez no se saldrá con la suya

Tercer Paso: SUENA LA ALARMA

Vamos a suponer que es de noche, usted ha trepado a la tapia de mi casa. Se descuelga y co‑mienza a avanzar, seguro de que nadie lo ha vis­to. Pero yo estoy vigilante. Repentinamente, al momento que usted atraviesa el patio, lo llamo. . . "¡Pepe!" En ese momento usted quisiera que la tierra se lo tragara. Cuando creía sorprenderme resultó ¡DESCUBIERTO! El nombre de uno, dicho en un momento así, es experiencia aterrado­ra. Usted no lo habrá experimentado pero yo sí. Créame que hay pocas cosas que sean tan devastadoras. Con Satanás sucede que se mueve en la oscuridad, seguro de que tras el YO nadie puede descubrirlo. De repente . . . “iSATANAS” . . . usted lo llama (lo descubre infraganti) . Ya es mucho que haya penetrado su disfraz, pero que pronuncie su nombre le produce un choque traumático. Este es precisamente el tercer paso defensivo: tratamiento de choque anti­satánico.

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¿HABLAR AL DIABLO?

¿ Quiere decir, hermano Lovett, que voy a hablarle al diablo?"

Sí. Absolutamente. Ya antes toqué el tema pero tal no quedó muy claro cómo sucede. Le aseguro que ahora quedará bien claro. Debe usted hablar a Satanás tan claramente como cuando ora al Señor. Orar es hablar a Dios; resistir es hablar a Satanás. Sea en oración a Cristo o en resistencia a Satanás, es hablando como se realiza el trabajo.

En esto consiste la ALARMA del sistema defensivo anti-satánico.

INTIMIDADO?

¿Siente que la idea de hablar al diablo lo "deja frío"? Posiblemente. No es lo mismo decir en broma, cuando alguien llega : "Y hablando del diablo . . ." que hablar ;¡ Satanás en persona. No puede hablarse a la ligera a un personaje superior, como el Presidente de la República y luego darle una orden directa. Cuando se está en grupo es fácil hacer bromas sobre el diablo. Pero hacerle frente a solas, después de encontrar que es usted víctima de¡ pecado, no tiene nada de humorístico. No es raro que salga uno temblando después de la primera experiencia de atreverse a hablar al "dios de este mundo."

Recuerdo la primera vez que hablé directamente con Satanás. Ya lo relaté en el Capítulo Tres. Sentí que me deshacía. Después de hablarle esperaba yo que me abo­feteara o que me cayera el techo encima. Pero no. Usted puede aprovechar mi experiencia y creerme cuando le aseguro que Satanás no le hará daño. Seguridad que no tuve entonces.

No le pido que confíe sólo en mi experiencia. Posiblemente pueda dar más seguridad a usted el testimonio de alguien como Teodoro Epp, mejor conocido por su programa de "Volvamos a la Biblia". El recorrió la misma ruta y el Dr. L. Gilbert Little (Moody Press) cita las palabras de Epp en la p,igina 122 de su libro "Cristianos Nerviosos":

"Por  años experimenté ese tipo de presiones. A veces teniaque irme al monte para hablar con el Señor y hallar algún alivio. Llegó el día cuando realicé que dichas presio­nes debían venir de Satanás. Dios me iluminó para que comprendiera que las fuerzas diabólicas deprimían mi mente para poder controlarme. La Palabra de Dios me señaló el camino de la victoria. En los últimos años ya no he tenido que escaparme al campo para purgarme de opresiones. Se puede resistir a Satanás y derrotarlo siempre." ":Vete de mí, Satanás, porque escrito está. . .- (Mateo 4: 10, 11).

 Estimado hermano. Le repito que usted no sufrirá replesalias de Satanás pero también le digo que él no huirá hasta que usted se lo diga.

¿Qué debo decir?

Lo primero que hay que hacer para resistir a Satanás esllamarlo por su nombre. Luego sigue la orden que usted le da : "¡ VETE ' Usted se da cuenta de que cuando hablamos a Satanás no quedamos supeditados a nuestros limpios recursos. El modelo que nos dejó el Señor en las Esrituras es bien claro. Nuestro Salvador se enfrentó al diablo en la prueba del desierto y lo puso en huida. Lo que fue para El una prueba real, para nosotros constituye un ejemplo. Nunca nos equivocaremos si lo se­guimos.

Allí lo tiene. No podemos esperar hacerlo mejor que El frente a Satanás. La Biblia atestigua que este método tuvo éxito cuando asienta que "Entonces, el diablo  le dejó" (Mat. 4:10, 11).

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