viernes, 21 de octubre de 2022

EL CIELO ES TAN REAL CHOO THOMAS –Parte 003

 EL CIELO ES TAN REAL

CHOO THOMAS –Parte 003

Era como si hubiese escalado una de las montañas altas de mi natal Corea, desde la cual podía ver claramente a miles de millas de distancia, y respirar el aire rico y limpio de las montañas. Mi mente estaba enfocada, mi corazón estaba alegre, me sentía sana y feliz. Había determinado obedecer la voz del Señor y dar un paso a la vez, porque  sabía que Él me guiaría en cada paso del camino.

LA HORA DE DAR PODER

Pasó nuevamente la mañana siguiente. Entre las dos y las tres de la madrugada, me desperté repentinamente. Mi cuerpo estaba temblando incontrolablemente y sudaba fuertemente. La unción de la presencia del Señor vino sobre mí.

El Señor dijo: "Tú eres mi preciada hija. Estaré siempre contigo, donde quiera que estés. Te amo tal como eres':

Mientras estaba tendida, absorta por cada palabra, me sobrecogía una gran admiración y adoración. Él siguió: "Te estoy dando el poder que vas a necesitar para la obra a la cual te he llamado. Estoy preparán­dote para servirme. Tu cuerpo tiembla mientras el poder fluye en ti. Estoy dándote todos los dones espirituales. Estoy soltando tu espíritu para que seas completamente libre para servirme".

Unos días antes de esto, había tenido un sueño en el cual había subido una montaña. Cuando llegué a la cima podía tocar las nubes. El Señor me recordó ese sueño y me explicó su significado espiritual. Irás a esa altura mientras ministres en mi nombre", dijo. Por primera vez, le hice una pregunta durante una de sus visitas. "Señor", dije, "¿qué quieres que haga? Realmente no sé cómo ministrar".

"Yo te guiaré y te enseñaré lo que quiero que hagas. »

 "¿Y qué pasará con mi esposo?", le pregunté.

"No te preocupes por él. Yo lo bendeciré y ministraré también. »

Una vez más, sus palabras me infundieron tranquilidad, liberacióN y poder de una manera estupenda. De verdad, sentí que el poder de sus palabras llenaba mi espíritu. Cuando terminó de hablarme esa mañana el temblor cesó también.

EN FUEGO POR DIOS
Estas maravillosas y nuevas experiencias me llenaban de gozo. Mi corazón estaba muy exaltado, y mi mente se llenó de curiosidad infantil. Así como antes me sentía insegura, ahora me sentía completamente libre. Me di cuenta que mi nuevo futuro sería totalmente diferente, porque todas mis esperanzas y sueños dependerían verdaderamente del Señor. Me sentía realmente viva, y eso superaba todas mis expectativas.

El 25 de enero, desde las tres hasta las cuatro de la madrugada, el Señor habló conmigo. Esta vez me había despertado antes de que Él llegara. Me quedé tendida en mi cama calladamente, esperando otro encuentro con mi Señor y Salvador. El conocido temblor comenzó a las tres de la mañana. Esto significaba que ya pronto el Señor estaría conmigo. Había aprendido a sentir su presencia, y cuando me volteé hacia donde Él normalmente se paraba, lo vi.

Su resplandor, su voz fuerte y su presencia amorosa siempre me transportaban a un mundo diferente. Estoy segura de que era la esfera de la eternidad, donde el tiempo y el espacio tienen poco significado, y lo físico y las cosas materiales no tienen importancia. La esfera del Espíritu, tan brillante y pacífica, era un lugar donde la vida tomaba un nuevo significado y propósito. Era un poco del cielo en la tierra.

El temblor continuó por veinte minutos. Empecé a verlo como una transfusión espiritual. El poder del Espíritu Santo estaba pasan­do por cada nervio, tendón, músculo y órgano de mi cuerpo. Estaba encendiéndome con fuego del poder de Dios. Esto debe haber sido lo que los discípulos experimentaron el día de Pentecostés, cuando el Señor los bautizó con el Espíritu Santo y fuego. "Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados" (Hechos 2:2). Cuando cae I poder de Dios, cosas maravillosas y extrañas comienzan a pasar en nuestras vidas.

Esa noche, Jesús me habló en su manera inimitable: «Hija mía, soy tu Señor. Quiero que oigas y recuerdes todo lo que te digo. Cuando lo escri­bas, usa exactamente mis palabras. Tienes sueño, pero no olvides ningunas de las palabras que te digo. Estaré visitándote muchas veces en el futuro, porque tengo una obra importante para ti. Tú eres la hija que voy a usar para hacer esta obra para mí, así que prepárate".

ORACIONES CONTESTADAS

 Unos días más tarde, el 28 de enero, me desperté temblando de nuevo. Eran  entre las dos y tres de la madrugada. Estaba tan colmada de la pesencia del Señor, que me sentía débil. Mi cuerpo tenía tanto             ¡EL CIELO ES TAN REAL

que sudaba. Pensé que estaba soñando, pero pronto me di cuenta que no era ningún sueño.

`Soy tu Señor, hija mía", dijo Jesús. Entonces miré hacia la ventana en dirección a su majestuosa voz, y vi su radiante figura de pie.

'Sé que estabas muy deseosa por servirme, pero no sabías cómo servir me. Sé que no quieres sentirte avergonzada cuando vienes delante a mí. Sé todos tus pensamientos y los amo. -

Este mensaje de mi Salvador habló claramente a mi corazón. Ahora sabía lo que sólo había creído, que Jesús contesta las oraciones. Había orado para que Dios me ayudara a servirle, pero que no fuera avergonzada cuando me presentara delante de Él. Había dicho tantas veces cuánto quería servirle y siempre le decía que no sabía cómo.

Por esta razón, siempre leo la Biblia en inglés y coreano, para tener el mayor entendimiento posible de la Palabra de Dios y para podes compartirla con otros. Servir al Señor ha sido mi deseo más profundo después de conocer lo que el Señor hizo por mí.

"Hija, tus oraciones han sido contestadas, y me servirás grandemente. Tendrás mucho trabajo que hacer por mí. Lo que harás por mi te agradará. Tú eres mi hija fiel, y por eso te doy esa obra importante. »

El temblor se apaciguó, y el Señor se marchó de mi cuarto. Mi pensamiento mostró especial interés por su Palabra: "Y esta es la con­fianza que tenemos en Él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, Él nos oye. Y si sabemos que Él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho" (1 Juan 5:14-15).

Ahora sé la verdad de esta maravillosa oración de promesa. Es una infalible promesa de la Palabra de Dios de que Él realmente nos oye cuando oramos según su voluntad, y su voluntad está revelada en la Biblia.

Es su voluntad el que nosotros llevemos muchos frutos que per­duren en su nombre. Es su voluntad el que ministremos a otros. Es su voluntad el que creamos cuando oremos. Es su voluntad el que pase­mos tiempo en su presencia y esperemos en Él.

Por lo tanto, cuando oro según estos aspectos de su voluntad, como son revelados en su Palabra, sé que Él me oye. Esto es una firme realidad para mí ahora.

Las visitaciones del Señor me daban una confianza cada vez mayor

Todo poder en el cielo y en la tierra           33

como resultado de pasar tiempo con Dios. Él estaba allí. Él está siempre allí  Sé que nunca me dejará ni abandonará. Él es mi amigo, mi fiel compañero, mi Señor y Maestro. Él es mi amado Salvador.

Sin lugar a dudas, sé que Dios me ama, oye mis oraciones y las  contesta. Él conoce mis pensamientos y sentimientos, y le importan.

MUCHAS IGLESIAS POR VISITAR

Al día siguiente, el 29 de enero, me proporcionó una vaga idea sobre los planes de Dios y sus propósitos para el ministerio para el cual estaba pieparándome. Llegó temprano en la mañana, justo antes del amanecer, y me dijo: "Hija, quiero que veas algo'

 En el espíritu, me transportó a una iglesia desconocida, una iglesia muy grande, llena de hombres de tez oscura. No había mujeres presen­tes en esa asamblea en particular. Jesús me explicó: "Visitarás muchas iglesias mientras realices mi obra".

Nunca había experimentado algo así. Era como si yo fuera capaz de volar con el Señor a un tiempo y lugar diferentes. Era una sensación increíble. Me dijo más.

«Hija mía, tengo muchas sorpresas para ti. Espera recibirlas todas. Yo estaré contigo en todas partes. Nunca tendrás que preocuparte por nada ,mientras estás en esta tierra. Quiero que estés feliz todos los días de tu vida. "

Entonces desapareció. Después de esta visita, yo sabía que cada visita me proporcionaría nuevas pistas sobre mi futuro. Cuando el Señor me dijo que nunca más tendría que preocuparme por nada me regocijé, porque yo tendía a preocuparme y mostraba inseguridad desde niña. Él estaba sanándome interiormente mientras me preparaba para el ministerio.

La dulzura de su presencia sólo puede ser descrita como una paz total. Me permitió vivir y andar en la verdad de su Palabra: "La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuetro corazón, ni tenga miedo" (Juan 14:27). Capítulo 3

TODO ES POSIBLE

Y mirándoles jesús, les dijo: Para los hombres esto
es imposible; mas para Dios todo es posible.

MATEO 19:26

El 1 de febrero, el Señor me visitó tan pronto me acosté, alrededor de las once de la noche. Debido al temblor de mi cuerpo, Roger ahora dormía en el cuarto de huéspedes. Estuvo bien que hiciera este cambio, porque esa noche en particular la sacudida fue más intensa que nunca antes, y vino acompañada de otras manifestaciones de la presencia del Señor.

Inmediatamente, el Señor me dijo: Mi querida hija, tengo que enseñarte mi presencia y hablarte antes de que esta obra empiece"

 Su presencia radiante ha sido siempre sorprendente y brillante, pero esta vez estaba vestido de blanco y brillaba como el sol. Su forma era hermosa a la vista y muy convincente.

Le respondí esta vez hablando en lenguas y cantando en el Espíritu. Mientras cantaba, levantaba mis manos, éstas empezaron a moverse al ritmo del canto. Era como si estuviera danzando, pero permanecía en la cama.

Perdí el control del movimiento de las manos, y las vi moverse de un lado al otro como si fuesen movidas por un viento silencioso. Era el viento del Espíritu de Dios que las movía, y al darme cuenta de esto, me llené de gozo y empecé a reír. Aunque no podía ver la cara del Señor, oía que reía también.

Este fenómeno se conoce como "risa santa" en algunos círculos. Y, sin reserva alguna, puedo decir que sé que eso es una manifestación de la presencia del Señor.

La Biblia nos dice:

«Cantad alegres a Dios, habitantes de toda la tierra. Servid a Jehová con alegría; venid ante su presencia con regocijo. Reconoced que Jehová es Dios; él nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos; pueblo suyo somos, y ovejas de su prado. Entrad por sus puertas con acción de gracias, por sus atrios con alabanza; alabadle, bendecid su nombre. Porque Jehová es bueno; para siempre es su misericordia, y su verdad por todas las generaciones.»

—SALMO 100:1-5

No deberíamos sorprendernos con el gozo y la risa cuando se producen durante los tiempos de alabanza y adoración en la presencia del Señor. Esto es totalmente bíblico, y pasaremos toda la eternidad en su presencia cantando, adorando, riendo, celebrando y experimen­tando sus placeres. En realidad, esto es lo que Él quiere para nosotros porque somos sus hijos. El nombre de Isaac, el hijo milagroso de Abraham, significa literalmente "el que ríe", y Dios quiere que nos gocemos en su presencia a través del regalo de la risa.

Aunque muchos de los Salmos son canciones de tristeza, algunos reflejan el gozo y la risa que son la verdadera herencia del pueblo de Dios. Por ejemplo, en el Salmo 126 leemos: "Cuando Jehová hiciere volver la cautividad de Sion, seremos como los que sueñan. Entonces nuestra boca se llenará de risa, y nuestra lengua de alabanza; entonces dirán entre las naciones: Grandes cosas ha hecho Jehová con éstos. Grandes cosas ha hecho Jehová con nosotros; estaremos alegres" (vv. 1-3).

Cuando la gente hace preguntas sobre el temblor, el cantar en el Espíritu y la risa, yo les dirijo a estos pasajes. Salomón, el autor de Eclesiastés, nos cuenta que hay un "tiempo de llorar, y tiempo de reír" (3:4). Es una lástima que tanta gente crea que el cristianismo tiene que ser rígido y formal. No obstante, está claro que el Señor quiere que experimentemos una medida completa de gozo. Nehemías proclamó: "El gozo de Jehová es vuestra fuerza" (8:10), y el libro de Proverbios declara: "El corazón alegre constituye buen remedio" (17:22). Ahora sé el verdadero significado de estas palabras de sanidad.

Realmente, me animé con la risa de mi Señor cuando me  visitó aquella noche. Parecía estar muy contento conmigo. Mientras y, cantaba en el Espíritu, mi voz adquiría un tono mejor. Era mi voz, y, lo sabía, ¡pero sonaba tan diferente, tan hermosa, tan clara, tan reso­nante!

Cerca de la medianoche, el Señor me dijo: "Te amo, hija mía, y seguiré visitándote': se marchó, me sentí más ligera y libre que nunca, y estaba encantada con la posibilidad de una nueva visita.

ESPERA MUCHAS SORPRESAS

El día siguiente, 2 de febrero, comenzó con una visitación muy especial del Señor. Empezó a compartir muchas cosas conmigo como habí aprometido: "Estoy derramando todo el poder que vas a necesitar para la obra que te he elegido a hacer" Como en la noche anterior, yo estaba temblando y cantando en el Espíritu.

El Señor continuó su mensaje personal para mí: Hija,  la manera, en la que voy a usarte será muy diferente. Muchos de mis hijos serán sor­prendidos. Tengo dones para todos mis hijos, pero daré a cada uno dones diferentes. Hija, quiero que estés contenta con lo que vas a recibir':

Era una promesa estimulante. El Señor me aseguró que estaba pre­parándome para un ministerio especial. Yo sólo quería agradarle a Él.

Desde las 2:20 A.m. hasta las 4:18 A.m. del día siguiente, el Señor regresó a mi cuarto para decirme más sobre el poder de la oración. Estaba parado ante mí con vestiduras blancas brillantes.

"Hija mía, no temas en orar por otros, porque estás recibiendo el don de sanidad y todos los demás dones", dijo. Yo sé que siempre quieres orar por otros y hacerlos felices. Por eso estoy dándote estos dones espirituales. »

Al principio, se me hizo difícil escuchar sus palabras. Me sentí tal indigna de recibir tanto de parte de mi Señor y Maestro.

Él continuó: "Tú tienes un corazón especial, y por eso contesto tus ora­ciones. Yo noto que tu corazón es puro y que eres una hija obediente. Confio  en ti en muchas cosas. Por eso te he elegido para hacer esta importante obra. Tu fe me agrada y tu fuerza de voluntad también. Tu corazón es fuerte independiente, y estoy muy complacido".

Obedecer al Señor ha sido muy importante para mí como cristiana Mi meta principal siempre ha sido agradarle a Él. Era tan maravillosa oírle decir que yo le agradaba, y que Él había purificado mi corazón y había visto mi obediencia. Su mensaje para mí esa noche hizo que lo siguiera aún con mayor determinación

"Esto es porque tu fe se ha fortalecido mucho y has abandonado las cosas del mundo por mí", Jesús continuó. "Si no fueras como eres, yo no podría usarte para la obra que he preparado. Lo que voy a hacer contigo te sorprenderá, hija mía. Soy tu Señor. Recuerda, nada es imposible para mí en la tierra ni en el cielo. Derramaré mi poder sobre ti para poder usarte. "

La manera en la que el Señor me llamó "hija mía", una y otra vez, siempre me hace llorar con lágrimas de amor. Él era muy diferente a mi padre terrenal. El Señor era tierno, respetuoso, sensible en su trato conmigo, y siempre animaba. Sabía que Él reconocía mis necesidades antes de que yo las expresara. Sabía que Él era mi lugar seguro, mi "Roca de refugio", y que en comparación con Él, cualquier otro refugio sería similar a la arena movediza.

Entonces, el Señor me explicó por qué mi cuerpo temblaba. "Tu cuerpo tiembla por mucho tiempo porque necesitas poder para esta obra. Quiero que esperes muchas sorpresas. »

¿Más sorpresas?, me pregunté con alegría. Sentía como que ya había experimentado lo suficiente para toda una vida. Sus visitas, mis tiem­pos en oración y la Palabra, los momentos preciosos de adoración en mi iglesia, todo esto estaba produciendo un profundo efecto revolucio­nario en mi vida.

Mi fe en el Señor estaba creciendo a un ritmo acelerado. No tenía duda de que Él era capaz de "hacer todas las cosas mucho más abun­datemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa ,en nosotros" (Efesios 3:20). La sacudida de mi cuerpo era su poder trabajando en mí. Me estaba preparando para el momento en el cual el Señor me demostraría su capacidad para hacer 'mucho más abundan­temente, a través de mí.

SIN TEMOR

Durante la noche del 12 de febrero, mi cuerpo temblaba con más impetu que nunca. Casi me tira de la cama por lo fuerte que era. Intenté agarrarme de las sábanas para sostenerme, pero no podía por­que no tenía control sobre mi cuerpo. La sacudida era tan violenta y constante, que me atemoricé.

Mis pensamientos querían fugarse junto conmigo. ¿Es todo esto un engaño de Satanás? ¿Qué me está pasando? ¿Estoy volviéndome laca? me me pregunté.

Entonces recordé lo que alguien una vez había compartido conmigo: "Cuando estás a punto de recibir una bendición, Satanás intentará destruirla". ¿Este temblor violento, será obra de Satanás o de Dios? Pensaba que podría ser Satanás intentando hacerme daño. Reprendí al enemigo, y en ese momento, el Señor intervino: "Hija, no temas, soy tu Señor".

Eso fue suficiente para mí. Su dulce voz cambió mi temor en sonrisa. Oí los ecos de su risa suave cerca de la ventana. Con una voz agradable y tranquila, el Señor me dijo: Nadie te hará daño, porque yo estaré contigo siempre y te protegeré de las cosas malas de este mundo. Tú eres mi preciada hija':

Un pasaje de las Escrituras vino a mi mente y complementó sus palabras: "En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor. Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero" (1 Juan 4:18-19).

El amor del Señor en mi vida era más real que nunca. Sabía que Él me amaba. A la luz de un amor tan maravilloso, ¿cómo podría yo tener temor? La experiencia de esa noche me enseñó que nunca más tendría que temerle a Satanás, la maldad o a mí misma, porque el Señor había prometido que Él estaría conmigo para siempre. Su Palabra respaldó esta promesa: "No te desampararé, ni te dejaré" (Hebreos 13:5).

Sabía que el Señor me había llamado para ayudar a cumplir su Gran Comisión: "Por tanto, id, y haced discípulos a todas las nacio­nes, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo" (Mateo 28:19-20).

El versículo anterior a éste nos dice cómo esto es posible: "Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra" (Mateo 28:18). Su poder, autoridad, fuerza y firmeza prevalecerán en cada situación cuando nos entregamos completamente a Él.

El Señor me dio más seguridad sobre su voluntad y amor cuando me dijo: 'Estoy dándote todos los dones que necesitas para permitirte comenzar el ministerio que te estoy dando. Guarda un registro de los días y las horas de cuando yo te visito':

Todo es posible         39

"Tu esposo, Roger, tendrá dones para el ministerio también. Nunca debes preocuparte por nada porque te prometo que yo cuidaré de ti mientras estés en la tierra. »

En lo profundo de mi corazón, sabía que no tenía que preocupar­me nunca más de nada. Él se encargaría de todo, no sólo en esta vida, sino en la venidera. Sus promesas liberadoras me trajeron el Salmo 23 al pensamiento, y me concentré especialmente en el versículo final de este salmo inspirador: "Ciertamente el bien y la misericordia me segui­rán todos los días de mi vida, y en la casa de Jehová moraré por largos días" (Salmo 23:6).

Con tales pensamientos que impartían serenidad, empecé a que­darme dormida, y el Señor me dijo: "Sé que estás cansada. Duérmete ahora» El Señor realmente da reposo a su amada.

UN CUERPO NUEVO

Desde las 11 P.M. hasta la 1:08 A.M. del 19 y 20 de febrero, el Señor me llevó a caminar con Él. Una vez más, el consabido temblor fuerte de mi cuerpo, y el calor intenso de su unción me alertaban sobre su Inminente llegada. Su presencia era más fuerte que antes, y luego oí su voz: '<Soy tu Señor, preciada hija mía, y estoy a punto de liberar todo lo que tengo para ti" Lo vi parado cerca de la ventana, y su forma gloriosa me pareció más clara que nunca.

"Hija, tengo que enseñarte unas cosas  dijo y extendió su mano hacia mí. De inmediato, sentí una extraña sensación en mi cuerpo, al ser éste levantado de la cama. Sin saber lo que pasaba, empecé a gritar  y a agitar mis manos violentamente. Era, como si el interior de mi cuerpo  estuviera separándose del resto de mi cuerpo. Era una experiencia que verdaderamente desafiaba toda descripción. Incluso, yo tocaba mi cuerpo para ver si todavía era el mismo. Pensé que quizás me estaba murendo.

Mi mente estaba clara, pero gemía en el espíritu. Entonces me di cuenta que estaba con el Señor, vestida con una túnica blanca como la de él . Mi cuerpo era nuevo. Era como una muchacha, joven otra vez. incluso, mi pelo era largo y liso.

Me di cuenta que estaba andando a lo largo de una playa desierta con el Señor. Quizás pueda imaginarse lo sorprendida que me hallaba. El Señor me transportó desde mi cama, casa y cuerpo, y me dio un  cuerpo nuevo que me permitía volar y caminar con Él. El Señor del

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