viernes, 28 de octubre de 2022

EL CIELO ES TAN REAL –Parte 015

 EL CIELO ES TAN REAL

CHOO THOMAS –Parte 015

más estudio el libro de Génesis, más comprendo que el  huerto del Edén era una réplica del cielo en la tierra. Esa es la clase de existencia que Dios quiere que sus hijos disfruten. Allí no había muer­te, dolor, sufrimiento, oscuridad ni enfermedad. ¡Y de cierto, ninguna de esas cosas tendrá lugar en nuestro hogar celestial!

Que lugar maravilloso debe haber sido, pero la belleza del cielo sobrepasa esta descripción del Edén:

"Y Jehová Dios plantó un huerto en Edén, al oriente; y puso allí al hombre que había formado. Y Jehová Dios hizo nacer de la tierra todo árbol delicioso a la vista, y bueno para comer; también el árbol de la vida en medio del huerto, y el árbol de la ciencia del bien y del mal. Y salía de Edén un río para regar el huerto..."

-GÉNESIS 2:8-10

Comencé a entender que no es nada sorprendente que nuestro hogar celestial sea como los lugares más fantásticos de la tierra, los océanos, los bosques, los campos, los árboles, las flores, las aves, los animales, las frutas y los ríos están allí para que los disfrutemos, tal como Dios los había creado para nosotros en Edén. Por causa del peca­do, perdimos nuestro derecho a disfrutar de ese paraíso terrenal, pero a través de la fe en Jesucristo, el paraíso será un día restaurado para cada uno de nosotros. ¿No será maravilloso? Mi mente entonces vuelve al pasaje que narra el momento en que Jesús caminó sobre las aguas:

"Y al venir la noche, la barca estaba en medio del mar, y él solo en tierra. Y viéndoles remar con gran fatiga, porque el viento les era contrario, cerca de la cuarta vigilia de la noche vino a ellos andando sobre el mar, y quería adelantárseles. Viéndole ellos andar sobre el mar, pensaron que era un fantasma, y gritaron; porque todos le veían, y se turbaron. Pero en seguida habló con ellos, y les dijo: ¡Tened ánimo; yo soy, no temáis! Y subió a ellos en la barca, y se calmó el viento; y ellos se asombraron en gran manera, y se maravillaban."

—MARCOS 6:47-51

Sí, Jesús ama el mar, y ama la naturaleza que Él creó. Es por esa razón que estoy convencida de que el cielo es prototipo de todo lo que es hermoso en la tierra. ¡Nuestro Señor y Maestro desea que nosotros disfrutemos su reino!

Jesús quería que yo disfrutara mi experiencia en el bote. Él presio­nó un botón y la pequeña embarcación comenzó a moverse, primero con suavidad, y luego a mayor velocidad. Disfruté al sentir la brisa en mi cara y el suave rocío que se sentía tan limpio y refrescante.

Comencé a reír mientras navegamos a toda velocidad sobre el calmado mar, y luego a cantar. Me sentía muy contenta. Era muy dife­rente a cualquier carrera de botes en la tierra, en las que usualmente me sentía mareada o con náuseas. En esta ocasión no fue así. Estaba disfrutando cada momento de este emocionante paseo. En el camino de regreso, el Señor me permitió timonear el bote. Lo hice con una especial excitación que me hacía reír y cantar. Podía escuchar a Jesús riendo conmigo. Sabía que Él me observaba como un padre que vigila a su hijo.

De alguna manera, a pesar que por momentos no podía controlar mi  risa, logré regresar el bote al muelle. Nos bajamos del bote y el Señor lo amarró a la barra. Entonces me dijo: "Choo Nam, has visto que el reino tiene tantas cosas que conoces en la tierra. Cuando todos mis hijos vengan a mi reino, quiero que ellos disfruten las cosas que he preparado para ellos':

Yo sonreí, pues ahora comprendía un poco mejor lo que quería decir.

"Mis hijos se sentirán contentos", continuó el Señor, y es por eso que les he dicho que dejen las cosas del mundo para que así puedan agradarme. Ellos pueden tener todo lo que necesitan mientras estén en la tierra, si son obedientes a mí. Deseo que me pongan en el primer lugar en sus corazones y que vivan en pureza, porque les amo y deseo traerlos aquí".

UNA MANERA DIFERENTE DE PENSAR

D¡os nos dice en Isaías: "Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos" Osa. 55:8-9). Esto es muy cierto, y el Señor me dio una idea esa mañana de abril, de lo que ese pasaje significa.

Después de visitar el mar celestial, nos cambiamos nuestros vestua­rios y fuimos al apartado estanque donde frecuentemente nos sentamos a hablar. El Señor se sentó en su lugar acostumbrado sobre la roca, y yo comeneé a cantar y danzar. Entonces, me llamó a sentarme a su lado.

Comenzó a compartir algunas cosas muy importantes conmigo.

"Hija, tú eres muy especial para mí. Cuando Larry Randolph  profetizó sobre ti y te dijo cuán especial eres para mí, tú no le creíste. "

"Señor, yo no le creí porque me preguntaba cómo alguien como yo podría ser especial para ti. Me maravillé de sólo pensar que te hubieras fijado en mí. Creo que tú contestaste muchas de mis oraciones, pero nunca pensé que fueras a acordarte de mí."

Yo comencé a llorar mientras continuaba hablando.

«Cuando el Pastor Larry profetizó y me dijo que yo era tu amiga, lile sentí conmocionada, y fue muy difícil para mí creerlo, pero ahora escucho su grabación todos los días. Cada vez que la escucho y le oigo hablar  sobre mí, mi cuerpo comienza a temblar. La unción viene, y entonces soy capaz de creer que tú me vas a usar de manera especial.  Yo siempre espero por ti para que me hables cada noche."

El Señor me escuchaba atentamente, y respondió: Yo escojo aquellos hijos que son puros y obedientes, aquellos que me ponen primero en sus vidas. Tú te estás esforzando mucho por agradarme, pero debes recordar que yo miro solamente los corazones de mis hijos. Tú piensas como un se humano. Mis pensamientos son diferentes a los tuyos.

"Yo sé que ahora todo esto es muy agotador para ti, pero debes ser paciente.

"Hija mía, no quiero que te preocupes por nada. Deja todo en mis manos. Como te he dicho antes, este es mi libro, y todo será hecho de acuer­do a mi voluntad':

Yo amo estos momentos de dulce comunión con el Señor. Me sentí muy parecido a María, quien estuvo dispuesta a sentarse a los pies del Señor para aprender sus caminos. Marta, por otro lado, siempre se esforzaba por agradarle, y esto la llenaba de ansiedad, celos y agitación. De ese momento en adelante, decidí que quería ser como María.

Marta, tan preocupada e inquieta, le comentó: "Señor, ¿no te da cuidado que mi hermana me deje servir sola? Dile, pues, que me ayude" (Lucas 10:40). El Señor le respondió: "Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas. Pero solo una cosa es necesaria; y María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada" (Lucas 10:41-42).

Sí, estoy decidida a ser como María y no como Marta. He escogido la "buena parte" la cual nunca me será quitada, y esto es, una relación con Jesucristo. ¡Nada en todo el mundo es más importante que eso!

Yo deseaba que mi mente fuera renovada para poder ver las cosas desde una perspectiva celestial, en lugar de una terrenal. El Señor me estaba ayudando a alcanzar esta meta. Recordé lo que el apóstol Pablo dijo en el libro de Romanos:

"Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu. Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz. Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden; y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios."

—ROMANOS 8:s-8

El ocuparse del Espíritu es vida y paz, y, cada vez que he estado en el cielo con el Señor, he conocido lo que esto significa. Decidí tomar la perspectiva celestial y llevarla a la tierra conmigo, para continuar fortaleciendo mi relación con el Señor y permitir que renueve mi mente.

De regreso a la tierra esa mañana, nos sentamos en la playa por unos momentos, y el Señor me dijo: "Viste muchas cosas en el cielo':

"Sí, Señor, y estas visitas son tan agradables que no puedo pensar en otra cosa. Mi mente se queda en el cielo, no en la tierra."

Yo sé, hija mía. "

"Ya mi vida no es mi vida, Señor. Mi vida cambió desde el primer momento que estuve en tu presencia. Estoy segura que si mi esposo no fuera cristiano, me hubiera dejado hace mucho tiempo.

"He vivido para ti desde antes de ver tu presencia, y antes de haber i al cielo. Pero ahora, aún cuando estoy dormida, cada vez que despierto siento tu presencia conmigo. En lo único que puedo pensar ahora es en el libro que tú quieres que escriba. Me siento honrada de hacer esto para ti, Señor. Gracias por confiarme esta importante res­Iponsabilidad . Deseo siempre hacer lo mejor para hacerte feliz."

"Lo sé, hija mía. Debes ser paciente, y recordar que te amo. "

Él se levantó para partir; me dio un abrazo, y desapareció. El tem­or sobrenatural de mi cuerpo cesó.

EL CIELO, UN LUGAR DE ADORACIÓN

1 >os mañanas más tarde, tuve otra visita de parte del Señor que cambió mi vida. Ésta tuvo lugar el 5 de abril desde las 5:50 A.m. hasta las 8 M. Después de temblar por casi treinta minutos, escuché la voz del Señor. Él se acercó y me tomó de la mano. Vi mi cuerpo transformado, caminando con Él por la playa. Fuimos al cielo, nos cambiamos nuestras ropas y cruzamos el puente de oro. Entonces encontramos en nuestro camino un camino blanco y brillante que estaba adornado con  hermosas flores a ambos lados. No podía comprender el esplendor de la belleza de esas flores. ¿ cómo  pueden unas flores ser tan bellas? Me preguntaba.

'«Quieres una flor, hija mía?", el Señor me preguntó.

"Sí, siempre me han gustado las flores."

El escogió una flor exquisita amarilla y me la entregó. La sostuve todo  tiempo durante esta visita al cielo.

Después de un viaje increíblemente largo, llegamos a una enor­me  y preciosa mansión. La estructura palacial estaba situada al final de la calle, en un área donde la tierra era blanca y brillante, y había numerosas flores por dondequiera.

Fuimos a la parte trasera de la mansión, y pude notar que había flores por todos lados, hasta donde mis ojos alcanzaban ver. Era indes­criptiblemente maravilloso. Entonces, el Señor me escoltó de regreso al frente del edificio.

Atravesamos la puerta, hacia un espacioso pasillo. De repente, el interior de la casa se oscureció, y el Señor desapareció. Me sentí muy sola y algo atemorizada, y comencé a llorar.

Tan rápido como había oscurecido, la habitación fue llena de la luz más radiante que jamás haya visto. La habitación estaba amueblada, arreglada y decorada de forma muy atractiva, y yo estaba perpleja por su brillantez y belleza.

Entonces me fijé en unos escalones que llegaban hasta una plata­forma donde el Señor estaba sentado. Él estaba vestido de oro puro. Su corona dorada resplandecía, y de su túnica dorada salían destellos de luz. Su cara era muy radiante, y no podía distinguir su rostro.

Entonces la habitación se llenó de personas con vestiduras blancas y coronas de plata. Ellos se postraron en la presencia del Señor, y yo hice lo mismo. Parecía que el cuarto comenzaría a expandirse para poder acomodar el creciente número de personas de toda raza y color. Era un momento de sagrada alabanza y adoración delante del trono del Señor.

De pronto, todos ellos desaparecieron como si hubiesen estado en un vídeo, y el Señor vino hacia mí, vestido con la túnica blanca que normalmente usa.

"Hija, mira a tu alrededor", me dijo.

Al hacerlo, observé todo lo que mis ojos alcanzaban ver. Era la habitación más grande que jamás había visto, como un majestuoso salón de baile con cabida para un sinnúmero de miles de personas. Las paredes destellaban con joyas y gemas, y el piso era de mármol inma­culadamente blanco.

"Ellas me adoran. Ellos me adoran continuamente", me dijo el Señor, para explicarme por qué estas personas estaban allí.

De inmediato, pensé en un versículo bíblico en particular que se refiere a la adoración. Todas las naciones que hiciste vendrán y adorarán delante de ti, Señor, y glorificarán tu nombre. Porque tú eres grande, y hacedor de maravillas; sólo tú eres Dios."

—SALMO 86:9-io

¿Puedo adorarte con ellos cuando vuelva al cielo para estar contigo para siempre?", le pregunté.

El Señor se rió y dijo: 'Desde luego, hija mía".

Eso fue todo lo que dijo. Debo admitir que me sentí algo intimi­dada por su apariencia, al estar sentado en su trono en toda su radiante gloria. Y cuando caminamos juntos, me sentía un poco incómoda con Él, porque la visión de Él sentado en su trono me dejó sintiendo algo de miedo.

Cuando Él está conmigo, se ve muy diferente. Cuando Él está conmigo es como cualquier hombre normal, excepto que no puedo ver su cara con mis ojos, pero mi mente sabe cómo Él se ve. És tierno y amoroso, gentil y comprensivo.

El sentimiento de incomodidad era alternado con momentos de gozo, mientras nos cambiábamos para ir al estanque. Allí comencé a cantar y danzar, como de costumbre, y el Señor se sentó en su lugar en la roca. Las imágenes retrospectivas de su presencia austera en el trono robaban mi gozo por momentos, pero procuré mantenerme danzando con gozo.

"Ven acá, hija mía'; me llamó.

Comencé a llorar, porque sabía que la visita estaba a punto de ter­minar. "No quiero dejarte, Señor."

"Choo Nam, el lugar que te mostré es donde todos mis hijos se congre­garán para adorarme. Nunca dejaré que nadie en la tierra te hiera. Si no fueras una hija tan especial, no te traería al cielo para mostrarte todas las cosas que has visto.

Este era el mensaje tranquilizador que necesitaba escuchar. El amor del Señor por mí disipaba todos mis temores. La incomodidad que había sentido antes se había ido, pero respondí al mensaje alentador en mi manera usual.

"No soy nada, Señor."

Me reprendió.

"No digas eso nunca más. Tú eres muy especial para mí. Debes creerlo. lúve que escoger la hija correcta para este importante trabajo, y tú eres laque yo he escogido. Quiero que tengas la mejor vida posible en la tierra hasta que llegue el dia final. Nunca te dejaré, y siempre cuidaré de ti. Hija mía, te amo. »

Sus tiernas palabras de amor y consuelo quebraron mi corazón. Lloré profusamente. Este era un momento de limpieza, sanidad y puri­ficación, y me sentía completamente renovada.

Ahora sé que el cielo es un lugar de gran gozo. Fue diseñado para ser disfrutado por nosotros. Ese es su propósito. Como dice el cate­cismo de Westminster, el mayor fin del hombre es "glorificar a Dios y disfrutarlo por siempre". Mientras más cerca estoy de Jesús en la tierra, más puedo disfrutar mi vida. Su amor echa fuera todo temor.

Sí, el cielo es muy real.

Capítulo 13

ÁNGELES EN El CIELO
Y LA TIERRA

* — Adórenle todos los seré a

eleséldePaDdiroes,.yCéilermtae será a mí

telohsijdongeles dice: El que hace a sus dngeles espíritus, y a sus ministros llama de fuego.

HEBREOS 1:5-7

Mis experiencias sobrenaturales con Jesús y el hogar celestial que todo verdadero creyente un día disfrutará, abrieron mis ojos a varias realidades espirituales. Comencé a comprender que de la misma manera que Dios nos creó a su misma imagen, Él creó la tierra a la imagen del cielo. Esto era muy emocionante para mí, conocer que las cosas más hermosas que disfrutamos en la tierra serán un día parte de nuestra existencia eternal.

Dios dijo: "Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arras­tra sobre la tierra" (Génesis 1:26). Dios nos dio una tierra preciosa, llena de peces, aves, ganado, y Él deseaba que nosotros tomáramos dominio sobre todo. En el cielo, como ya he mencionado, también hay peces, aves y ganado. Su creación fue maravillosa en todos los aspectos, un lugar para nosotros disfrutar eternamente.

Pero Satanás vino, y, en su orgullo y envidia, tentó a los primeros seres humanos a desobedecer a Dios. Satanás, por su pecado, había perdido el derecho a la gloria eterna. En forma similar, Adán y Eva

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