jueves, 23 de febrero de 2023

POLICIAS DE CUATRO PATAS Por Leland Stowe

Domingo, 29 de mayo de 2016

POLICIAS DE CUATRO PATAS
Condensado de "Nation´s Cities"
Por Leland Stowe
 1975
Los perros amaestrados han demostrado muchas veces, con
sus hazañas detectivescas, que pueden superar al hombre
y a la máquina.
Estos testimonios, tomados    de los archivos
policiales norteamericanos, dan fe de que son "una de
las mejores inversiones de la policía"
 
.EN UNA batida policial, en Washington, D.C., el oficial   J William Tinsley bajó al enorme sótano de un edificio y empezó a avanzar cautelosamente entre las calderas, donde se ocultaba un ladrón dispuesto a asestarle un hachazo en el cráneo. Pero el compañero de patrulla de Tinsley se lanzó por detrás al malhechor, le agarró el brazo ya levantado y así salvó la vida al oficial. 
   En la frontera, dos inspectores norteamericanos de Aduanas estaban a punto de dejar pasar un Chevrólet destartalado, cuando uno de ellos, hurgando por debajo del eje trasero, rasgó una bolsa de plástico cuyo contenido de heroína y cocaína valía 1.250.000 dólares.
Tras recibir un aviso telefónico anónimo, el patrullero W. Langlois y su compañero corrieron hacia las oficinas centrales del flanco Crocker de San Francisco, donde una bomba de tiempo escondida en cierta caja de seguridad podía estallar en cualquier momento. El compañero de Langlois pasó sin detenerse por delante de montones de cajas y se lanzó como una flecha directamente hacia la que guardaba los explosivos. Minutos después retiraron la bomba y la desarmaron.
Las hazañas referidas tienen en común que cada una fue obra de un perro de pastor alemán o "perro policía", llamados respectivamente Bulles, Chopper y Bourbon. E
En las circunstancias indicadas cada uno de ellos resultó considerablemente más valioso para el agente asignado al caso que cualquier ayudante humano. Legiones de perros perfectamente amaestrados ejecutan todos los días proezas semejantes, no sólo en los Estados Unidos, sino en todo el mundo. En el último decenio casi se ha triplicado el empleo de estos auxiliares. Actualmente unos 350 cuerpos policiacos municipales norteamericanos y muchas unidades estatales tienen escuadrones caninos; además, otros, 3000 perrós trabajan con los cuatro cuerpos del Ejército estadounidense, con la policía militar, como rastreadorestie combate y detectores de minas, y como descubridores de narcóticos.
Con muy raras excepciones de las razas labrador y doberman, el "pastor alemán" sobrepasa a todas  las demás razas caninas por su singular combinación de aguda inteligencia, resistencia, velocidad, fuer~za, valor y obediencia ciega, amén de su extraordinario olfato y de su celo para colaborar con el hombre. "En ciertos olores", informa el teniente coronel del Ejército norteamericano Holley Bradley, autoridad en la materia, "los perros pueden percibir esencias del orden de una millonésima de las que capta el olfato humano". Sólo en el año fiscal de 1973 los extraordinarios "sabuesos de narcóticos" del Servicio de Aduanas de los Estados Unidos descubrieron con la nariz contrabandos de estupefacientes que habrían alcanzado un precio de 92,5 millones de dólares en el tráfico clandestino de drogas.
¿Cómo adiestran a los animales para que hagan tan variadas operaciones policiacas y detectivescas? Hace poco visité el centro de enseñanza de Plymouth (Michigan), que dirige Chuck Art, donde entrenan a 80 perros. Este adiestrador convierte a los hermosos ejemplares en policías de cuatro patas. Los perros de pastor seleccionados son casi exclusivamente machos menores de dos años ; por lo general, sus dueños los donan a la policía, aunque, en las primeras pruebas, ésta rechaza la inmensa mayoría por deficiencias temperamentales o físicas. Durante las 14 semanas de cursos básicos queda eliminado otro alto porcentaje por "mala conducta", como nerviosismo excesivo o miedo a las armas de fuego. El centro de en-trenamiento canino de Washington, D.C., por ejemplo, rechaza casi un 60 por ciento de los candidatos, y de los que quedan inscritos sólo 14 de cada 100 pasa a las etapas de instrucción más difíciles. Entre los destinados a descubrir el contrabando de narcóticos, sólo uno de cada 150, más o menos, aprueba los exámenes de admisión.
Durante el primer mes los "reclutas" aprenden a obedecer ciegamente la voz de mando, y algunos logran cumplir hasta 50 órdenes distintas. Después se instruyen en rastrear, buscar y aprehender a los delincuentes en las más diversas circunstancias. Cuando los perros desempeñan bien su cometido, siempre se les premia con alabanzas y caricias, o se juega con ellos a tirar del extremo de una toalla o de un juguete. Como requisito previo para que el animal se acostumbre a trabajar en equipo (elemento de importancia capital), la mayoría de los cuerpos policiacos solicitan que viva en el hogar de su futuro compañero, no sin  antes comprobar que a la familia le gusten los perros. "Debe haber un invisible vínculo de cariño", dice el ex jefe de entrenadores de Washington, D.C., T. Patrick Cahill, veterano de la policía de Londres. "El perro no ha de sentir temor, ni ser objeto de malos tratos , se le tratará  con bondad y justicia , pero también con firmeza".
Una vez entrenados, los animales son capaces de ejecutar hazañas increíbles. Derriban de un salto a los delincuentes, corren sin tropezar escaleras arriba "para arrinconar a un malhechor fugitivo, y no hay culpable de estupro que se les escape. En Detroit, en el caso reciente de.violación de una niña de siete años, el perro Reverend, auxiliar del agente Joseph Solomon, siguió la pista al violador adolescente atravesando el patio de una escuela, saturado de los olores de una multitud de niños, y rastreó el efluvio delator desde unos 750 metros, para luego lanzarse a todo correr dentro de una casa y precipitarse como una flecha en la habitación donde estaba el culpable. Esta fue la tercera hazaña de la misma índole que logró Reverend en el lapso de tres meses.
En los distritos urbanos con mayor criminalidad los perros de pastor alemán y sus amos patrullan las calles desde las 8 de la noche hasta las 8 de la mañana, en las aceras o dentro de los coches de patrulla. La policía de Nueva Orleáns lleva en autos a estos animales, dispuestos a saltar en el momento en que se les ordene hacerlo. Para combatir una oleada de asaltos y robos en el Metro, las autoridades policiacas de Filadelfia organizaron una "patrulla canina", nocturna que consiguió una espectacular baja del número de robos de bolsas de señora y de atracos callejeros.
Antes de ser destinados a rastrear narcóticos, los canes teciben adiestramiento especial durante unas semanas más. Imitando las estratagemas dE los traficantes de todo el mundo, se disfraza la droga que se trata de descubrir, revolviéndolacon otros olores muy fuertes,llamados "disimuladores", tales como el amoníaco, el formaldehido, diversos aromas o rajas de cebolla recién cortadas. Este entrenamiento intensivo da muy buenos frutos. Los primeros "graduados" que empezaron a trabajar en el Servicio de Aduanas de los Estados Unidos en 1970 tuvieron tales aciertos, al descubrir 18 contrabandos importantes en dos semanas de prueba, que para 1973 Aduanas tenía 67 perros de pastor alemán olfateando a lo largo de ambas fronteras, así como en los puertos y en los aeropuertos internacionales más importantes. En 1974 sus perros detectores aumentaron a más del doble.
El golpe más aplastante que ha dado hasta la fecha la Aduana norteamericana a los traficantes de drogas se debe al perro del agente Fred Luby, llamado Baron, ejemplar negro y acanelado que pesa 40 kilos. En agosto de 1972, en Port Elízabeth (Nueva jersey), Luby se encaminaba hacia 70 vehículos que esperaban revista, cuando  Baron, que iba a más de 35 metros de distancia, se irguió de manos y empezó a husmear al aire, señal inequívoca de' alarma. En cuanto lo soltaron, el perro se dirigió sin vacilar hacia un camión de carga marca Ford, cuyo falso piso resultó estar abarrotado de unos 385 kilos de hachís que tendrían un valor de casi cuatro millones de dólares.
La última moda en la especialización detectora de los perros, el adiestramiento para que localicen explosivos, planteó muy arduos problemas, pues los animales tenían que reprimir su instintiva inclinación a arañar y dar zarpazos. En 1962 Chuck Art tardó cinco meses de riguroso entrenamiento en adiestrar a su pastor alemán Nitro. Actualmente los canes pueden reconocer los ingredientes básicos de un explosivo entre diez olores distintos y, lo que es aun más extraordinario, jamás tocan estos peligrosos artefactos cuando los encuentran; están adiestrados para sentarse delante o ladrar, o hacer ambas cosas a la vez. En general, sus aciertos sobrepasan el 95 por ciento. Purcell Schube, que maneja estos animales para la policía de Los Ángeles, informa: "Estos perros son mejores que algunas complejas máquinas detectoras de bombas, cuyo precio es de unos 20.000 dólares". Desde que el estallido de una bomba hizo retemblar el edificio del Capitolio de los Estados Unidos en marzo de 1971, se ha dispuesto allí una guardia de seis perros de pastor. alemán descubridores de bombas que  "vigilan el edificio las 24 horas.
En todas partes los ejerriplares de esta raza han demostrado ser, como dice el jefe de la policía de una ciudad norteamericana, "una de las mejores inversiones que puede hacer el cuerpo policial " aunque en los Estados Unidos el costo medio del entrenamiento de un perro es de 3800 dólares, este gasto constituye un considerable ahorro en horas-hombre y en otras partidas. Incluyendo la alimentación, el alojamiento y un escrupuloso cuidado sanitario, el sostenimiento, de un perro cuesta en promedio de dos a tres dólares diarios. Mientras que un inspector de Aduanas tarda por lo menos una hora en examinar un vehículo, el auxiliar canino lo olfatea de arriba abajo en tres minutos, y no se equivoca jamás.
Pero por encima de las ventajas presupuestarias y de las innumerables vidas y haciendas que salvan estos perros, los oficiales de la policia piensan que su servicio más importante es el de "disuadir del crimen". Su sola presencia en la calle, o saber que acaso estén ocultos cerca, ejerce una poderosa coacción en los trasgresores de la ley. Como afirma un informe de la policía de Baltimore: "Su efecto sicológico en cualquier persona es extraordinario, y resulta inapreciable el que producen en los delincuentes".

 

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