lunes, 29 de agosto de 2022

1- “…CUANDO HUYE SATANÁS” C.S.LOVETT

“…CUANDO HUYE SATANÁS”

C.S.LOVETT

Covina, California.

1969

El CORAZON de este libro es una PERSONA : SATANÁS.

El OBJETO de este libro es entrenar cristianos para la lucha espiritual contra el demonio y equiparlos para AHUYENTARLO.

El SUPUESTO BÁSICO de este libro es la aceptación indubitable de lo que dice la Palabra de Dios sobre el MALIGNO.

El EXITO de este libro depende de la diligencia que aporte el lector para VERIFICAR lo que lea a la luz del Espíritu de Dios y para PRACTICARLO en el Nombre de Cristo.

El Traductor

NADIE ME HABLO

Yo fui salvo "por accidente."

Sucedió en 1917. De pronto me encontré en una reu­nión de ministros a la que yo no quería ir. Un amigo presbiteriano virtualmente me arrastró a ella en circuns­tancias bien ridículas. El pobre daba por, hecho que yo era ya salvo y pensó que el instituto ministerial me inspiraría a una vida de servicio cristiano. Pero me pegué una soberana aburrida hasta que. . . .

Durante uno de los recesos, estaba yo arrinconado y malhumorado, preguntándome por enésima vez qué rayos hacía yo allí, cuando oí voces que se acercaban. Eran cinco de los oradores oficiales, enfrascados en su propio aparte. Hoy sé que se trataba de los doctores Bob Pierce, Haroldo Ockenga, Ricardo Halverson, Armín Gueswin y Roberto Boyd Munger. Fue así como "metí oreja" mientras ellos discutían el mecanismo de la sal­vación cristiana. Por uno de esos "accidentes" de Dios, hablaban precisamente de lo que yo necesitaba saber. ¡ Gracias a Dios por las vidas de esos siervos suyos!

iBOOOM! ¡De golpe, todo estaba claro! Oí lo que necesitaba oír. Tarde se me hizo para correr, llegar a casa y expli­carlo todo a Mague, mi esposa. Juntos nos arrodillamos allí mismo en la sala y pedimos a Cristo que entrara a nuestros corazones. Y El lo hizo. Fue un momento su­blime después de tantos años vagando en tinieblas espi­rituales. Tantos años y nadie se había to­mado la molestia de explicarme cómo funciona, cómo es el mecanismo de la salvación. Me alteraba al pensar que si la salvación estribaba simplemente en hablar al Señor, con ser tan simple, nadie me había enseñado cómo en­contrarme con el Cristo viviente. Pero

Dios usó aquella irritación de mi espíritu para producir después el libro "Ahora es Fácil Ganar Almas", que tal vez usted conozca. Gracias al accidente de mi salvación, El pudo sacar a luz el "Método del Encuentro" para ganar almas.

¡Ahora, la historia vuelve a repetirse!

Ya llevaba veinte años de ser cristiano y nadie me había hablado funcionalmente de Satanás. Tal como no había sospechado que Cristo fuera un Salvador personal, ni en sueños hubiera yo imaginado que hubiera un diablo personal. ¿Cómo podría adivinar que existe una mecánica espiritual para tratar con él, así como la hay para tratar con Cristo? Nunca pensé que tendría que hacer una decisión contra Satanás, como no había pensado que tendría que hacerla a favor de Cristo para que me sal­vara. No hubo un pastor, un maestro de seminario, un amigo cristiano que se aventurara a explicarme la asom­brosa naturaleza de nuestro enemigo sobrenatural.

¿Qué si conocía la doctrina sobre Satanás? Seguro que sí, tal como conocí la de Cristo desde mi niñez. Tanto en la universidad cristiana donde estudié como el semi­nario donde fui entrenado, me proporcionaron la infor­mación tradicional más completa sobre Satanás. Creía en el diablo como quien cree en Cristóbal Colón. Como cualquier cristiano, si algo salía mal, yo acostumbraba achacarlo ligeramente a un "Se lo llevó el diablo." Pero era sólo un decir, una expresión más o menos cristiana. No dudaba del hecho de Satanás, pero eso de la presencia de Satanás era cuento aparte. Como usted verá después, yo vine descubriéndola por otro "accidente."

• Una vez más el Señor me "irritó" con una verdad que se había mantenido en la penumbra. ¿Por qué se usaban expresiones tan vagas para referirse a la experien­cia personal del cristiano con Satanás? ¿Por qué no había una explicación clara y un procedimiento adecuado para tratar como se merece al que nos "joroba" la vida ? i Con razón es tan difícil vivir la vida cristiana mientras el enemigo de los creyentes anda tan campante! Escribo esta obrita con el fin específico de capacitar a usted para triunfar sobre Satanás. No es un devocio­nario para acercarse a Dios sino un manual para enfren­tarse al diablo. Si llega a encontrar una o dos cosillas que parezcan molestarle de inmediato, le ruego que re­cuerde una cosa. Mi propósito es mostrarle por qué debe usted considerar a Satanás como su enemigo personal y equipar a usted con un medio para enfrentársele victorio­samente. Después de leer este libro, usted no podrá decir. . . .

"¡NADIE ME HABLO DE SATANÁS!"

EL VIVE. . .. ¡Me refiero a Satanás!

Yo vi a Satanás en acción y me quedé espantado.

La ocasión se presentó en una reunión-clave de tra­ductores y editores encargados de producir una nueva ver­sión bíblica para conocida Fundación cristiana. Era el mo­mento crítico en la producción de la nueva obra para el mundo y los directores de la Fundación sopesaban la trascendencia de los caminos a seguir.

En eso, uno de los presentes dijo algo que acertó a aguijonear de angustia al presidente de la Fundación. Yo vi cómo le surgían a la cara los efectos de la herida al alma. Como por encanto, el espíritu de la reunión cambió totalmente y las decisiones a tomar se aplazaron automáticamente. Ahora bien. Yo conocía bien al que hizo el comentario hiriente y me consta que es de los mejores cristianos, fiel y devoto, que usted pueda ima­ginar. No parecía que hubiera dicho lo que dijo; no parecía dicho por él. Comparé su noble espíritu con el gran daño que había causado al Presidente y me asaltó la duda: "¿Cómo puede suceder una cesa así?"

La reunión transcurrió sin mayor trascendencia. Por mi parte, yo me "enconché" en el asiento, impresionado por la pasmosa actuación de este espíritu divisionista. ¿ Quién podía posesionarse de . . . para hacerle decir algo así? Parecía obra de alguien más. Pero ¿quién más? El Espíritu Santo, moviéndose en mí, proveyó la respuesta que yo no podía dar. Desde luego, alguien más había sido el autor del comentario destructivo en labios del hermano: ¡SATANÁS!

• Al impacto de esa verdad comencé a temblar. Las palmas de las manos me sudaban. Algo terrible invadió mi conciencia y por primera vez-experimenté vívida­mente la presencia satánica. Nadie me oyó tararear el corito cristiano, porque la tonada resonaba sólo en mi interior, pero la parodia de sus palabras atronaba como eco burlón en mis oídos:

EL VIVE, EL VIVE, HOY VIVE SATANAS; CONMIGO VA,

MUY PERSONAL,

¡EL ZORRO SATANAS!

La oía, y entre más la oía más me perseguía la pega­josa tonadilla.

¿UN RESBALON DEL DIABLO?

Salí de la reunión prácticamente abrumado por la realización de la imponente personalidad de Satanás. Ahora me doy cuenta de que ese no fue su propósito, pues el secreto de su efectividad consiste en conservarse siempre incógnito. Tampoco fue un error suyo, pues es demasiado astuto como para denunciarse así. Pero hubo alguien que sí lo denunció. Mediante Su gracia, Dios diri­gió mi atención para que me diera cuenta del Maligno. Por primera vez en mi vida dejaba de ser una doctrina para convertirse en un verdadero peligro.

Por asociación, recordé el ensayo obligatorio sobre el diablo que tuve que redactar cuando estudiaba en el seminario. Fue tarea fácil enlistar y clasificar todas las citas bíblicas re­ferentes a la persona y obra de Sata­nás. Cuando recitaba esos pasajes me dejaba una sensación de bienestar y protección. Como la mayoría de los cristianos, hallé una fuente de consuelo al recordar que "Mayor es EL que está en vosotros, que el que está en el mundo" (la. Juan 4: 4). El versículo me parecía una armadura automática contra "las asechanzas del maligno". Puesto que el Todo­poderoso vivía en mí, yo me sentía escudado sólo de pensar en ello.

Pero entonces volví a la realidad inmediata de la reunión. Dios también vivía en los dos hermanos que yo acababa de ver caer, víctimas de "los dardos de fuego del maligno." El escudo aquel no defendía tan automáticamente como yo había imaginado antes. Luego me vino otra inspiración. "¿Qué tan bien parado quedaría mi en­sayo doctrinal sobre Satanás, traducido a la experiencia diaria? ¿Aguantaría el choque de la realidad?" Las doctrinas tienen la tendencia frecuente a verse muy dis­tintas en la práctica. Pero yo acababa de tener una experiencia actual y muy real que no podía negar. Desde ese momento comencé a tomar muy en serio a Satanás. Ahora era para mí más que una doctrina. ¡Se trataba de una persona viviente!

OJO CON SATANAS

Una cosa es descubrir repentinamente que Satanás es una persona viviente y otra muy distinta es saber lo que uno debe hacer con él. Yo tenía sólo una fuente de infor­mación a donde acudir, la Palabra de Dios, que ha sido la Roca de mi vida. Lo hice y casi no necesito decir que al instante las Escrituras adquirieron nuevo relieve para mí. Como cuando compra usted zapatos y repentina­mente descubre usted la cantidad de zapatos nuevos que andan por la calle.

Mientras la Palabra de Dios revitalizaba mi espíritu, la situación total se hacía más y más clara. La Biblia me había dicho que VELARA por Satanás pero yo no lo había hecho. Desde luego nadie más estaba alerta y a nadie había oído yo dar instrucciones al respecto. Así que eso de velar, de estar ojo avizor, se había convertido para mí en una doctrina más. Además, yo no hubiera sabido COMO estar alerta contra Satanás. De todas ma­neras, allí estaban las verdades bíblicas acumuladas y describiendo a Satanás como:

Angel de Luz (2a. Cor. 11: 14).

Adversario (la. Ped. 5: 8).

Tentador (la. Tes. 3: S).

Engañador (2a. Cor. 11: 3).

Estorbo (la. Tes. 2: 18).

Bestia (Ap. 19: 19).

León Rugiente (la. Ped. 5: 8).

El Dios de este Mundo (2a. Cor. 4: 4). Príncipe de la Potestad del Aire (Ef. 2: 2).

Si yo tenía un enemigo así, ya era hora de que averi­guara qué tácticas usaba. Yo mismo acababa de verlo en acción destructora pero me faltaba VERLO obrando en mí mismo, ya no en una reunión. Al menos, yo no había podido reconocerlo al momento de obrar en mí. ¡ Qué fantástico sería eso de poder coger a Satanás "con las manos en la masa." Lo importante era que así podría yo aprender algo de sus métodos de trabajo. ¡ Sonaba real­mente : ser experto en métodos anti.-satánicos! ¡ Amigo, esas eran palabras mayores en verdad !

Así fue como decidí convertirme en espía anti-satánico.

• Así se inició nueva etapa victoriosa en mi vida. No sólo conseguí sorprender a Satanás entonces, sino que lo seguí haciendo hasta hallar una manera práctica de entendérmelas con él. Esto explica que uno de los ver­sículos más preciosos de la Biblia sea para mí :

"Resistid al diablo, y de vosotros huirá" (Sant. 4: 7). No tiene usted idea lo que es AHUYENTAR a Sata­nás, hasta que usted lo consigue ! ¡ Algo realmente glo­rioso ! Sí, es verdad que el diablo regresa con nueva variedad de trucos. ¡Pero qué grandioso momento cuando el diablo HUYE! Si usted no ha tenido esa experiencia, debiera tenerla. ¡ Qué diera yo porque Dios me usara para que, todo cristiano que me lea, no pasara de esta vida sin antes saborear plenamente ese momento gran­dioso! Yo he encontrado que es la clave para alcanzar una vida cristiana victoriosa.

SOLO PARA QUIENES CREEN LA BIBLIA

Este libro no es para quienes desconfían de la Palabra de Dios o la ponen en tela de duda. Lo escribí teniendo en mente a los que anhelan alcanzar la victoria en Cristo y aceptan la Biblia como revelación infalible de Dios. En esa Palabra de Dios, la PERSONA del diablo está reve­lada tan nítidamente como la PERSONA de nuestro Se­ñor Jesucristo. Si aceptamos el poderoso testimonio de Cristo y del Cielo, según la Biblia, ¿qué tipo de estupidez puede omitir que también revela la realidad del diablo

y del infierno? ¡Dudar que Satanás ha sido revelado es atacar la verdad misma de Cristo pues la Biblia declara ambas personalidades con igual fuerza!

Cuando las verdades expuestas en estas páginas sean una realidad en la vida de usted, podrá usted....

1.    Poseer un saludable respeto hacia nuestro enemigo común.

2.    Conocer las tácticas que emplea.

3.    Estar equipado con mecanismos espirituales para resistirlo y hacerlo huir.

¡ Estoy profundamente convencido de que el Espíritu Santo tiene reservada la victoria para usted

Espere hasta que pueda ver la verdadera cara de Satanás.
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