EN CRISTO JESÚS
O LA ESFERA DE LA VIDA DEL CREYENTE
POR ARTHUR T. PIERSON
Autor de "Milagros de las misiones", "Pruebas irrefutables", "Nuevos Hechos de los Apóstoles", etc.
NEW YORK-LONDRES
1898
A mi querido hermano En Cristo Jesús, Rev. C.I. Scofield„ cuya comunión en la fe y estudio bíblico han contribuido mucho a estimular y animar a los creyentes cristianos; y a todos los que han encontrado en Cristo Jesús la Esfera de toda Vida y Bendiciones ,este libro está dedicado
LA ESFERA DE LA VIDA *PIERSON*i-vii
INTRODUCCIÓN
En un palacio ruso, hay un famoso salón de belleza, donde cuelgan más de ochocientos cincuenta retratos de jóvenes doncellas. Estos retratos fueron pintados por el conde Rotary para Catalina II, la emperatriz rusa; y el artista realizó un viaje a través de las cincuenta provincias de aquel vasto imperio del norte para encontrar a sus modelos. En estos magníficos retratos que cubren las paredes de este salón, se dice que hay un curioso cumplido a la mecenas real del artista, un cumplido medio oculto y medio revelado. En cada retrato, se dice, podría descubrirse, por un observador atento, alguna sutil y delicada referencia a la emperatriz para quien fueron pintados. He aquí un rasgo de Catalina que aparece; Se reproduce una actitud, algún adorno, algún detalle favorito, o ambiente, alguna joya, moda, flor, estilo de vestir o manera de vida; algo peculiar o característico de la emperatriz, de modo que las paredes del salón están cubiertas con tantos tributos silenciosos a su belleza o cumplidos a su gusto. Tan ingenioso y astuto es el espíritu de la adulación humana cuando busca glorificar a un semejante mortal, derramando su frasco de elogios desmesurados a los pies de un monarca terrenal.
La Palabra de Dios es una galería de retratos y pinturas, adornada con tributos al bendito Cristo de Dios, el Salvador de la humanidad.
Aquí hay un retrato profético del que ha venido, y allá una descripción histórica de Aquel que ya vino; aquí un sacrificio típico, y allá el Cordero sangrante al que todo sacrificio anhelaba; aquí una persona o un acontecimiento que prefiguró a los más grandes hombres y los eventos que son los momentos decisivos de la historia; ahora una parábola, un poema, una lección práctica, y luego una simple narración, exposición o explicación, que llena de significado divino los misterios que han permanecido ocultos durante siglos,// abriré mi boca en parábolas,declararé cosas escondidas desde la fundación del mundo Salmos 78.10 // esperando la llave que los desvelará. Pero, en cualquier forma o circunstancia, en cualquier cubierta, velo, proverbio, salmo, verso, profecía o historia, parábola o milagro, tipo o antitipo, alegoría o narración, un ojo perspicaz puede encontrarlo en todas partes: el Mesías designado por Dios, el Cristo ungido por Dios. No hay gracia humana que no haya sido un tenue presagio o reflejo de su belleza, en quien toda gracia fue consagrada y entronizada; no hay virtud que no sea una nueva manifestación de su atractivo.
Todo lo glorioso no es sino una manifestación de Su infinita excelencia, y así, toda verdad y santidad, que se encuentran en las Sagradas Escrituras, son solo un nuevo tributo a Aquel que es la Verdad, el Santo de Dios.
Estas palabras no son una exageración; sobre tal tema no solo es imposible exagerar, sino que lo máximo que el lenguaje humano se queda infinitamente corto ante Su divina dignidad, ante cuya indescriptible gloria los querubines y los serafines solo pueden inclinarse, cubriendo sus rostros y pies. Cuanto más nos acercamos al trono donde reside tal majestad, más impresionada nos quedamos en silencio. Cuanto más conocemos de Él, menos parecemos conocer, pues más inmenso e ilimitado parece entonces lo que queda por conocer. Nada es un sello tan evidente de Dios sobre la Palabra escrita, como el hecho de que en todas partes, desde Génesis hasta Apocalipsis, está presente el Cristo; y nada más pone el sello de Dios sobre la Palabra viva que la certeza de que solo Él explica y revela // a la mente// las Escrituras.
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