PARAÍSO ENCONTRADO POLO NORTE* WARREN xxxiv-5

 PARAÍSO ENCONTRADO

 LA CUNA DE LA RAZA HUMANA EN EL POLO NORTE

Estudio del mundo prehistórico

POR WILLIAM F. WARREN,

1885

PARAÍSO ENCONTRADO POLO NORTE* WARREN xxxiv-5

CAP. 1

LOS RESULTADOS DE EXPLORADORES, HISTÓRICOS Y LEGENDARIOS. SE APRENDE A CONOCER MEJOR EL MUNDO VIAJANDO. K. H. W. VOLCKER.

Uno de los pasajes más interesantes y patéticos de toda la literatura es aquel en el que Cristóbal Colón anuncia a sus mecenas reales su supuesto descubrimiento del ascenso a la puerta del perdido Jardín del Edén. ¡Con cuánta emoción debió de conmover su corazón al, mientras ascendía, sentir que sus naves se elevaban suavemente hacia el cielo, y que el clima se volvía más templado a medida que ascendía! Estar cerca del Paraíso que Dios mismo plantó, ser el primer descubridor de cómo el mundo creyente podía finalmente, después de tantos siglos, acercarse de nuevo a sus recintos sagrados, incluso si se le prohibía la entrada, ¡qué exquisita experiencia debió de ser para el espíritu solitario de aquel gran explorador! Es su tercer viaje. Se encuentra en el Golfo de Paria, al norte o noroeste de la desembocadura del Orinoco. En su leal epístola a Fernando e Isabel, escribe:

//POR CRISTOBAL COLON//

“— Las Sagradas Escrituras registran que nuestro Señor creó el Paraíso terrenal y plantó en él el árbol de la vida; y de allí brota una fuente de la que brotan los cuatro ríos impresos del mundo: el Ganges en la India, el Tigris y el Éufrates, y el Nilo. No encuentro, ni he encontrado jamás, ningún relato de los romanos ni de los griegos que fije de manera definitiva la ubicación del Paraíso terrenal, ni lo he visto en ningún mapa, ni en fuentes auténticas. Algunos lo situaron en Etiopía, en las fuentes del Nilo, pero otros, recorriendo todos estos países, no encontraron que ni la temperatura ni la altitud del sol se correspondieran con sus ideas al respecto; ni parecía que las abrumadoras aguas del diluvio hubieran estado allí. Algunos paganos pretendieron aducir argumentos para establecer que estaba en las Islas Afortunadas, ahora llamadas Canarias. San Luis Isidoro, Beda y Estrabón, y el Maestro de la Historia Escolástica, junto con San  Ambrosio y Escoto, y todos los teólogos eruditos coinciden en que el Paraíso terrenal está en Oriente. Ya he descrito mis ideas sobre este hemisferio y su forma, y ​​no dudo de que si pudiera pasar por debajo de la línea equinoccial después de alcanzar el punto más alto del que he hablado, encontraría una temperatura mucho más suave y una variación en las estrellas y en el agua: no es que suponga que ese punto elevado sea navegable, ni siquiera que haya agua allí; de hecho, creo que es imposible ascender allí, porque estoy convencido de que es el lugar del Paraíso terrenal, a donde nadie puede ir sin el permiso de Dios. Pero esta tierra que Sus Altezas me han enviado a explorar es muy extensa, y creo que hay muchos otros países en el sur de los cuales el mundo nunca ha tenido conocimiento

No supongo que el Paraíso terrenal tenga la forma de una montaña escarpada, como lo hacen parecer las descripciones, sino que se encuentra en la cima del lugar 1 Walafried Strabus de Reichenau, Baden. 2 Peter Comestor, autor de la Historia Escolástica. 8 Véase el APÉNDICE, Secc. I.

que he descrito con la forma del tallo [o extremo del tallo] de una pera; el acceso a él desde la distancia debe ser mediante un ascenso constante y gradual; pero creo que, como ya he dicho, nadie podría jamás alcanzar la cima; creo también que el agua que he descrito puede proceder de él, aunque esté lejos, y que, al detenerse en el lugar que acabo de mencionar, forma este lago. Hay grandes indicios de que este es el Paraíso terrestre, pues su ubicación coincide con las opiniones de los santos y sabios teólogos que he mencionado; y, además, las demás pruebas concuerdan con la suposición, pues nunca he leído ni oído hablar de agua dulce que llegue en tan gran cantidad, en estrecha conjunción con el agua del mar; la idea también se corrobora por la suavidad de la temperatura. Y si el agua de la que hablo no procede del Paraíso terrenal, parece una maravilla aún mayor, pues no creo que exista río en el mundo tan grande y profundo. Cuando salí de la Boca del Dragón, que es el más septentrional de los dos estrechos que he descrito, y al que bauticé así el día de Nuestra Señora de August, descubrí que el mar corría tan fuerte hacia el oeste que entre la hora de misa, cuando levé anclas, y la hora de completas, recorrí sesenta y cinco leguas de cuatro millas cada una; y el viento no solo no era violento, sino, por el contrario, muy suave, lo que me confirmó en la conclusión de que al navegar hacia el sur hay un ascenso continuo, mientras que hay un descenso correspondiente hacia el norte.

Tengo por cierto que las aguas del mar se mueven de este a oeste con el cielo, y que al pasar por esta ruta mantienen un curso más rápido, y así han devorado grandes extensiones de tierra, y de ahí ha resultado esta gran cantidad de islas; de hecho, estas islas mismas... 1 La fiesta de la Asunción. 2 Probablemente seis a. m. 8 Nueve p. m.