“LA CORAZA SAGRADA DE JERUSALEM”
MI HISTORIA DE LOS DÍA SÁBADOS-
Ciudad de Huehuetenango-Guatemala-América del Centro
Por. Un apasionado por la historia huehueteca/Autor del Blog
QUIÉN DEDICA ESTA HISTORIA AL PADRE ETERNO, A MI SALVADOR JESUCRISTO Y AL ESPIRITU SANTO
Sábado, 11 de noviembre del año del Señor 2023.
Tío Daniel, Estanislao, El soñador”, Susana del Cielo y Mar, Antonio y Ricardo, se encuentran reunidos en una finca de café, cerca de la ciudad de Huehuetenango.
Tío Daniel, toma la palabra y dice:
—En este día, pido a nuestro buen amigo, Felipe “El escritor”, que nos “improvise”, una historia sobre aventuras de caballeros, o algo parecido. Dejo entonces el tiempo para que Felipe nos cuente algo. —
ؙ —¡Gracías, “Tio”, pienso y pienso…Bien, vayamos con el poder de la imaginación en busca de una bonita historia que titularé:
“LA CORAZA SAGRADA DE JERUSALEN”
Sábado, 11 de Noviembre de 2023, Castillo de la Condesa Rodhesia King. Inglaterra.
Rodhesia King recibe este sábado a un pequeño grupo de amigos creyentes en la fe de Jesucristo, en una sala de su imponente castillo. Ella tiene el deseo de contarles una historia sobre un objeto que sus antepasados guardan celosamente desde finales de la edad media.
Rodhesia comienza su narración:
—Estimados amigos y hermanos en la fe de nuestro Señor Jesucristo, la historia que conocerán ahora, la escuché de labios de mi señor padre, Lord Arthur King.
“Año 33 de Nuestro Señor Jesucristo. Monte de la Calavera, ciudad de Jerúsalém.
El centurión romano designado para supervisar que la crucifixión de tres condenados a muerte fuese cumplida con la seguridad y rigor que la ley imponía, estaba profundamente pensativo. En temprana hora, había presenciado cómo habían llevado al reo, a quien nombraban “Yeshúa”, a comparecer ante el gobernador Poncio Pilatos. Ningún detalle había pasado desapercibido delante de sus ojos. Las falsas acusaciones, la ira acusadora de los fariseos y príncipes del sanedrín, la flagelación y burla de los soldados romanos. Luego vendría la cruel corona de espinas, y el manto púrpura sobre el cuerpo del Mesías sufriente. La larga caminata con la cruz a cuestas y el enclavado bárbaro a la cruz de aquel hombre, que nunca dejó escapar un grito de dolor, ni mucho menos una maldición contra aquellos que tan cruelmente lo trataban.
Testigo fue de las palabras que salieron del corazón y boca del crucificado “Padre perdónalos porque no sabe lo que hacen…” “Padre, en tus manos, encomiendo mí espíritu”.
Debiendo cumplir ciertas ordenanzas “uno de los soldados le abrió el costado con una lanza, y al instante salió sangre y agua.”
Una gota de la sangre del Mesías, cayó sobre la cabeza del Centurión, y otra gota cayó sobre el peto que le protegía.
Después de esto, sigue el,pasaje glorioso del Evangelio de Mateo que dice:
El centurión, y los que estaban con él guardando a Jesús, visto el terremoto, y las cosas que habían sido hechas, temieron en gran manera, y dijeron: Verdaderamente este era Hijo de Dios.
Esa misma noche el Centurión, sufrió de horribles pesadillas en su sueño, y pese a ser un bravo guerrero, deseaba que la mañana llegase con su hermosa luz.
El tiempo paso, algunos años más tarde…Cornelio, el varón justo, creyente verdadero en el Mesias Yeshua, estaba en su residencia de la ciudad de Cesarea Marítima, cuando una mañana un mensajero, llegó ante él , y suplicóle que acudiese al llamado de un viejo militar romano que rogaba por su presencia.
Cornelio, el Centurión justo y piadoso, sin más dilación, acompañado del mensajero, acudió a una vieja casa, donde un hombre yacía en su lecho de enfermo.
Este hombre moribundo, era el centurión que había sido comisionado para supervisar la crucifixión del “reo” condenando a muerte “Yeshua”.
Entre otras cosas, dijo:
—En el momento que el soldado bajo mis órdenes, clavo la lanza en el costado de ese hombre, una gota de su sangre salpicó sobre mí cabeza, y otra cayó sobre el peto de mi coraza. Esa misma noche al llegar a mi casa, me quite la armadura y la coloqué sobre una mesa contigua a mi cama. Al amanecer del otro día, no podía dar crédito a los que mis ojos veían. El peto , que antes era de color de hierro, ahora tenía un bello color vino tinto.
De ese tiempo para acá he sido atormentado todas las noches con horribles pesadillas todas las noches, solamente consumiendo mucho vino he querido “ignorar” lo que sucedió aquel día.
Ahora, Cornelio, de toda esta comarca, es notoria tu fe al crucificado. Sé que tú crees que aquel hombre, no era un hombre común, y por eso te digo: ¡Ayúdame¡ Estoy a punto de morir, y la culpa pesa sobre mí como una gran losa. —
Cornelio el Centurión , iba acompañado de su bella esposa Athenas Marcela, quien ya había recibido el glñorioso evangelio en su corazón. Ambos oraban en su corazón que el Mesías tocará el recio corazón de aquel soldado. Fue Cornelio quien dijo:1
—Lucius, El Señor Jesucristo, quiere quitar de tu corazón esa inmensa culpa, tu fuiste comisionado para supervisar La crucifixión, Según el plan eterno , Jesucristo tenía que ofrendar su sangre para redimir a los hombres que creyesen en él. Hay testigos fieles que recuerdan que Él dijo: “Padre , perdónalos porque no saben lo que hacen”—. … Despues de muchas palabras más, dijo Cornelío:
—Lucius, esas dos gotas de sangre que cayeron sobre ti, una sobre tu mente, y la otra sobre tu corazón, son el sello de tu redención. Solamente tienes que aceptar el amor y el perdón que Jesucristo ofrece. Tu mismo exclamaste: Verdaderamente este era Hijo de Dios. Ahora hazlo una realidad. Ya no dudes, acepta el perdón. ¿Crees esto?—
El viejo Centurión dijo:
—¡Sí¡ ¡Creo! Señor Jesucristo borra mis rebeliones, inscibe mi nombre en tu libro celestial, yo fui testigo cuando estabas sufriendo y agonizando en aquella ruda cruz.
Luego con sus ultimas palabras Lucius el centurión , mandó a su fiel criado a la habitación contigua que le trajese una coraza que guardaba. Después dirigiéndose a Cornelio, expresó:
—Guarda, amigo y hermano en Cristo, esta coraza que recibió una gota de la sangre divina. Debo decirte que en posteriores batallas contra los enemigos de Roma, muchas flechas y lanzas, se estrellaron contra esta armadura, Mis soldados le llamaban “El peto sagrado de Jerusalén· Ahora, te la entrego, esta coraza es tuya.—
Desde ese día en adelante Cornelio, el Centurión justo y piadoso, guardó la armadura que recibiera una gota divina del Mesías.
Pasarón
los siglos, y a principios de la edad medía, en las cruzadas, un caballero inglés, Sir Percival Fairfax que pasaba por Italia, conoció y se enamoro de
una bellísima condesa Italiana, llamada Marcela
Rovere Doria , Debo decir que
la condesa Marcela Rovere Doria, tenía
por antepasado al ilustre y noble Centurión Cornelio el Justo. Esta condesa italiana es antepasada tuya.
Por tanto, mi querida condesita Rodhesia, tu eres descendiente de este piadoso Centurión Cornelio, y algún día tu serás la completa dueña de la coraza sagrada de Jerusalén.
Esta coraza mítica, ha sido objeto de Incesante búsqueda por parte de los caballeros templarios, y en la segunda guerra mundial, Hitler , ordeno a sus arquelogos e investigadores que incansablemente buscasen este sagrado tesoro.
Hija mía, Rodhesia, mi muñeca bella, mi princesa, mi flor amada, mi tesoro de azahares de naranjos, en tus manos, brillará más.
Rhodesia,
terminó su narración, y luego condujo a su
pequeño grupo de amigos fieles del evangelio de Cristo a una vitrina especial, donde pudieron contemplar a través
de un vidrio de alta seguridad una preciosa coraza de color vino tinto.
Seguidamente la condesa Rodhesia King Bornholt, tuvo a bien invitarles a una deliciosa cena, no sin antes saborear un delicioso té clásico inglés.
Fue así como Felipe, el escritor huehueteco, también dio por finalizada su historia del día sábado.
Tio Daniel, y demás oyentes, agradecen a Felipe, por haberse inspirado y contarles esta historia, que de algún modo viene a darles una dosis de esperanza y rejuvenecimiento del corazón.
A su vez, también ellos saborean deliciosas tazas de café, y chocolate con leche.
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