SIERVO O DICTADOR RIOS MONTT
La Verdadera Historia del Controversial Presidente de Guatemala
Por
JOSEPH ANFUSO Y DAVID SCZEPANSKI
Mientras estaba tras el púlpito esa mañana de 1981, el Pastor Jim DeGolyer pensó que hacía bastante calor. La Congregación había crecido, llegando a más de setecientas personas. El local era pequeño, y en tiempo de calor la atmósfera se sentía pesada, haciendo que los hermanos se distrajeran.
Por
el micrófono dijo: "Efraín, ¿quieres indicarle a tu gente que abra las
ventanas para que entre más aire? Gracias". Luego, dirigiéndose a la
congregación, les informó: "Sabían ustedes que nuestro hermano Efraín Ríos
Montt está a cargo del mantenimiento de la Iglesia? Y, verdaderamente, ha
demostrado ser muy
buen servirdor de todos nosotros"
En su silla de atrás en la Iglesia, María Teresa se puso tensa. Sintió que algo hervía dentro de su corazón. Se sintió humillada. Su esposo, todo un General, un hombre respetado en toda Guatemala, estaba siendo presentado como ";el encargado de mantenimiento de Verbo!" Esto sí que la ponía furiosa.
María Teresa había entregado su vida a Jesús, pero le costaba mucho relacionarse con "Verbo". Conforme la entrega de su esposo aumentaba, empezó a notar verdaderos cambios en él. hablaba más y más de Jesús y oraba con mayor entusiasmo. Se le veía cada vez menos atormentado por lo que había sucedido en 1974. Sin embargo, cosas como la de esta mañana la confundían bastante e igualmente a toda su familia.
Una mañana su hijo Enrique vió a su papá barriendo el piso de la Iglesia. "¿Pero qué le pasa a mi papa. , se preguntó asustado. "¿El, un General, barriendo pisos? Por cierto, lo hace en la casa, pero ¿en público?"
Otra cosa que también le sorprendió bastante fue oír como todos saludaban a su papá tuteándolo con la mayor familiaridad, lo que para él era una falta de respeto. "Hola, Efraín".
Este sí que era un cambio radical de aquel gran respeto que recibía normalmente en público."¿
"¿Qué será lo que quiere esta gente?", se preguntaba Enrique.
María Teresa tampoco lo entendía. Un día le preguntó: "¿Por qué sirves a los de "Verbo" de esa manera?".
"Yo no estoy sirviendo a "Verbo", a Carlos o a Jim", le contestó Efraín. "Yo estoy sirviendo a Dios".
María Teresa ya no pudo aguantar más, así que un día le pidió una entrevista a Carlos y claramente le dijo: "A mí no me gusta "Verbo"."
¿Por qué no?", le preguntó Carlos.-
"Porque nosotros no pertenecemos aquí", le dijo María Teresa. "A todas partes a donde vamos a Efraín se le respeta por lo que él es. Se le trata de manera diferente. Pero aquí, no. Otra Iglesia, a donde fuimos, le ofreció hacerlo Anciano y aquí ustedes lo ponen de barrendero. Yo ya estoy cansada de empezar siempre desde abajo. "¿Por qué no podemos empezar alguna vez desde arriba?".
Toda la furia que María Teresa había estado reprimiendo en su corazón por meses y meses empezó a aflorar en forma de lágrimas. "Además, Efraín no es para esta clase de trabajo, está desperdiciando su vida simplemente dando y ayudando a todos aquí". Mientras más hablaba, más lloraba.
Carlos Ramírez la escuchó pacientemente y luego le explicó que él sí creía que Dios tenía una misión especial reservada para Efraín y que este tiempo de crecimiento y entrenamiento en la manera que Dios lo deseara era muy importante.
"Hay un llamado de Dios en la vida de tu esposo. Sólo Dios mismo sabe qué es. Pero sabemos que será excepcional".
Cada uno de los Pastores de "Verbo" le había dicho esto mismo a Efraín. Sin tratar de enorgullecerlo, todo lo contrario, le explicaban que en el momento dispuesto por Dios, él tendría que cumplir con un propósito único e importante.
Por supuesto que esta enseñanza no era sólo para Efraín. Esta enseñanza era un tema común en "Verbo" para todos los feligreses, que era predicada desde el púlpito, enseñada en los estudios bíblicos y aun en las reuniones de orientación personal.
"Dios ha dado a cada uno de ustedes dones y habilidades especiales. Les ha equipado de manera especial para cumplir con una tarea especial. Conforme ustedes vayan aprendiendo a practicar la palabra del Señor, poniendo su vida a tono con sus enseñanzas, estos dones se desarrollarán. Conforme aprendan a servir a sus hermanos, caminando juntos y amándolos como a sus verdaderos hermanos y hermanas en Cristo, estos dones surgirán. Dios va a usar a cada uno de ustedes para cumplir con Sus propósitos y entonces en lugar de ser ustedes los alabados y enaltecidos en su orgullo y vanidad personal, es Dios quien será honrado".
Aunque para Ríos Montt el servir a los demás no era un concepto nuevo —él siempre había creído, por ejemplo, que un buen General era aquel que servía a su Ejército y se preocupaba de sus hombres— había sido siempre la persona de Efraín Ríos Montt quien recibiera el crédito por sus servicios. Pero ahora estaba aprendiendo a ser una nueva clase de servidor.
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