La Verdadera Historia del Controversial Presidente de Guatemala
Por
JOSEPH ANFUSO Y DAVID SCZEPANSKI
PROLOGO POR PAT ROBERTSON
SIERVO O DICTADOR
DIOS DA,…DIOS QUITA
DIOS DIÓ…
DIOS QUITÓ
Job 1,21
RIOS MONTT
Nuestra historia principia en el año de 1933, en la ciudad de Huehuetenango, en la República de Guatemala.
CAPITULO II
El Pequeño Soldadito
¡Un, dos, mar. Un, dos, mar. Alto!"
La mano del pequeño Efraín empujó el portón de hierro que se entreabrió
suavemente y con todo cuidado, para no golpear su rifle de madera que cargaba
firmemente sobre su hombro, se deslizó por la abertura.
Siguió marchando hacia dentro y el eco de su voz resonaba entre las flores del
patio de su casa: " ¡Un, dos, mar. Un, dos, mar. Alto!"
Había llegado frente a la puerta de entrada.
"Efraín", llamó la voz de su mamá "¿dónde has estado? Entra y
prepárate para cenar".
"Sí mamá", dijo obedientemente, cerrandola puerta tras de sí y
marchando hacia la pila para lavarse las manos.
En la cocina hervían ollas de arroz y
frijoles negros, que dejaban escapar su delicioso aroma. También se sentía el
sabroso olor de las tortillas de maíz cocinándose en el comal. Al otro lado de
la habitación estaba Zylda, su hermana de un año mayor, poniendo la mesa para
comer. Más allá, de otro cuarto, llegaban las voces de sus otros hermanos.
"¿Estabas otra vez jugando a los soldados?", le preguntó la anciana
de pelo blanco que estaba junto a la pila cuando llegó a lavarse. Era su
abuelita, la de la dulce sonrisa, que secándose las manos en el delantal,
cariñosamente le sobó la cabeza.
"¿Está mi papá en casa?", preguntó el pequeño Efraín.
"No, pero vendrá pronto", le contestó su mamá desde el otro cuarto.
"Probablemente esté cerrando la tienda".
Afuera se ponía el sol, derramando su suave
luz dorada sobre Huehuetenango.
Era la hora que la familia se reunía para cenar. Efraín Ríos Montt tenía sólo 7
años.
Había nacido en Huehuetenango en 1926; fue el tercero de doce
hijos y soñó con ser militar desde el día en
que vió a los soldados desfilar en su ciudad natal. "Un día seré
soldado", -se dijo a sí mismo- "tendré un uniforme, un rifle y mi
familia se sentirá orgullosa de mí".
El dominio de los militares en Guatemala se remonta hasta el año de 1524,
cuando el conquistador español, don Pedro de Alvarado, llegó de México. En
nombre de España y de la Iglesia —pero especialmente por el oro y la fama—
Alvarado conquistó y gobernó a Centro América hasta su muerte en 1540. Los
mayas, que poblaban el Istmo desde México hasta Pamá, no poseían armas que se
pudiesen equiarar con las espadas de los conquistadores. los que se resistían,
les daban muerte, sus poblados incendiados y los sobrevivientes eslavos del
Imperio. Sentenciados a una seridumbre perpetua y a una categoría civil de
tercera clase, aquella raza, que fuera tan digna orgullosa, se convirtió en
sirvienta de una colonia del Nuevo Mundo.
Gradualmente, a lo largo de los tres siglos siguientes, el reino de Guatemala,
que abarcaba a toda la región de la América Central, fue aflojando sus ataduras
de España, hasta que en 1821 declaró su Independencia. Inmediaimente se
hicieron esfuerzos por mantener unida a toda la región formando la Federación
de las Provincias Unidas de Centro América, que se estableció en 1823, pero que
solamente duró 15 años. Poco antes de su disolución, don Juan Barrundia, el
Primer Jefe de Estado de la Provincia de Guatemala, fue depuesto por medio de
un golpe militar. Esto sentó un triste precedente en el panorama político de la
América Central, que ha venido repitiendo desde entonces.
El sucesor de Estrada Cabrera gobernó solamente un año y fue depuesto por una revuelta; luego siguieron diez años tumultuosos, en los que Guatemala tuvo seis presidentes. Final-mente en 1931, ascendió al poder como Presidente el General Jorge Ubico, dictador de mano férrea que gobernó a Guatemala durante catorce años.
Así andaban las cosas cuando nació Efraín Ríos Montt. Su joven imaginación, desconocedora de la inestable historia política de su país, fue cautivada por los soldados uniformados en Huehuetenango. "Sí, seré soldado", se juró a sí mismo. Su decisión estaba hecha.
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