LA BÚSQUEDA FINAL
Rick Joyner
1997
«¿Cómo puedes ser uno de los menores?», pregunté con incredulidad.
«Hay un cierto tipo de aristocracia aquí. Los premios por nuestras vidas terrenales son las posiciones eternas que tendremos para siempre. Esta gran multitud son aquellos a quienes el Señor llamó como "vírgenes insensatas". Conocíamos al Señor y confiábamos en su cruz para nuestra salvación, pero realmente no vivimos para Él sino para nosotros mismos. No mantuvimos nuestras lámparas llenas del aceite del Espíritu Santo. Tenemos vida eterna, pero desperdiciamos nuestras vidas sobre la tierra.»
Estaba sorprendido por esto, pero también sabía que nadie podía mentir en aquel lugar. «Las vírgenes insensatas crujían sus dientes en la oscuridad de afuera», protesté. «Y eso hicimos. La tristeza que experimentamos cuando comprendimos cuánto habíamos despreciado nuestras vidas era más allá de un dolor posible sobre la tierra. La oscuridad de aquel lamento tan solo puede ser comprendido por aquellos que lo han experimentado. Tal oscuridad se magnifica cuando se revela a la luz de la gloria de Aquel a quien le fallamos. Tú estás parado ahora en medio de las filas más bajas del Cielo. No hay mayor dislate que la de conocer la gran salvación de
Dios y después continuar viviendo para uno mismo. El venir aquí y aprender la realidad de aquello es un dolor más allá de lo que un alma terrenal puede experimentar. Somos aquellos que sufrimos esta oscuridad externa a causa del más grande de los disparates.»
74
EL TRONO BLANCO
Seguía incrédulo. «Pero ustedes son más gloriosos y llenos de gozo y paz de lo que nunca me hubiera imaginado, aun para seres que están en el Cielo. No siento en ustedes remordimiento y sé que aquí no pueden mentir. Esto no tiene sentido para mí.»
Mirándome justo a los ojos, continuó: «El Señor nos ama con un amor mayor del que tú puedas comprender.
Delante de su Trono del Juicio sentí la oscuridad más profunda del alma y del remordimiento que pueda ser experimentado. Aunque aquí no medimos el tiempo
como ustedes lo hacen, parecía haber durado tanto como el mismo tiempo que mi vida terrenal.
Todos mis pecados y tonterías de las cuales no me había arrepentido pasaron delante de mí, y delante de todos los que están aquí. Tú no puedes comprender el dolor de esto hasta que lo has experimentado.
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