CHARLOTTE DE BOURBON, ABBESSE DE JOUARRE, PRINCESSE D’ORANGE
CHARLOTTE DE BORBÓN, ABADESA DE JOUARRE, PRINCESA DE ORANGE
El autor dedica esta historia al PADRE ETERNO, A MI SAVADOR JESUCRISTO Y E.S.
Por el autor del blog -
Ciudad de Huehuetenango, Sábado 8 de Marzo del año del Señor de 2025 12.00 Medianoche - 2.30 madrugada 8-3-25
HISTORIA TOTALMENTE REAL
— ¡Está dicho! Nuestra hija será enviada a un convento de monjas. Allí será educada y tomará luego el hábito. —
— ¡Pero¡ No respetas mi opinión y deseo, mucho menos le preguntas a ella—
— ¡Así sea mi hija una Princesa de la Línea Real de los Bourbon, aquí se hace lo que mando yo¡ Dentro de dos días, yo mismo la entregaré en la dirección del convento, dile adiós de una vez para siempre.—
Seguidamente el marido se retiro furioso a su empresa.
Fue entonces cuando Jacqueline de Longwy, condesa de Bar-sur-Seine , una noble huguenota ( Protestante de línea Calvinista) tomó de la mano a su pequeña hijita, la llevó a su habitación lujosamente adornada, y estando allí, le leyó de la Biblia algunos pasajes, y se se dirigió a ella:
—Hija, Siento un gran dolor en el alma, separarme de ti, pero como te he enseñado, debemos poner nuestras vidas en manos de Padre Celestial…—
— ¡Mamita! Yo no quiero ser monja. ¡Cuando sea grande, yo quiero casarme con un apuesto Príncipe¡—
— Oremos, Dios puede hacer realidad tu deseo —
Madre hija se arrodillaron, luego abundantes lágrimas de la madre calleron sobre la abundante cabellera de su pequeña hija.
Unos días después. La niña fue entregada por su padre, el Duque Luis II de Borbón-Montpensier, Principe de sangre real, en el convento dirigido por su tía, la abadesa Madame de Givry. Probablemente ella tendría en ese momento unos siete u ocho años.
Unos años después su tía, murió, y la niña fue designada por su casta principesca, como su sucesora a la tierna edad de doce años.
Las demás monjas ya mayores en edad, la llamaban “la pobre niña ”.
Charlotte denunció por medio de un documento ante notario, que era contra su voluntad haber ingresado al convento y obligada aceptar el cargo de abadesa.
Dos años después , cuando tenía la edad aproximada de 14 años, recibió noticias de que su madre, , la condesa de Bar-sur-Seine, estaba muy enferma y quería verla en su casa. Ella solicitó de sus autoridades superiores, el permiso para viajar a su casa pero le fue rotundamente negado. Fue con inmenso dolor como su madre falleció sin poderse darse el ultimo adiós.
La “pobre niña”, fue creciendo en estatura y sabiduría, y fue notable la entrega y dedicación a su puesto, pero cuando iba a cumplir los 24 años, unos folletos protestantes fueron introducidos a escondidas en el convento. Charlotte los leyó detenidamente, y a su mente y corazón acudieron los gratos recuerdos, que desde su más tierna infancia, en el regazo de su madre, aprendió a orar y escuchar la Palabra d eDios.
Desde ese momento comenzó a instruirá a algunas de sus subalternas monjas de mayor confianza.
A la edad de 25 años huyó del convento en compañía de varias monjas, y con la ayuda de su hermana, la duquesa de Bouillon, lograron huir con rumbo a Alemania donde pidieron asilo. El Elector Palatino de Heidelberg la recibió como a una hija. En ese lugar estaba un Príncipe exiliado.: Guillermo de Orange-Nassau, estatúder de Holanda. El se enamoró de ella y decidió convertirla en su (tercera esposa).
Como ella era oficialmente Condesa por su madre y Duquesa por herencia nobiliaria de su padre, así mismo de la sangre de la realeza francesa, no hubo mayores obstáculos para convertirse en Princesa y reina de Bélgica y Holanda. Además de criar a los anteriores hijos del rey, ella le dio un hija por año, es decir 6 hijas que la nueva pareja procreo, y a quienes pusieron nombres de provincias holandesas. Louise-Juliana y Elisabeth, Catalina-Bélgica, Carlota-Brabantina, Carlota-Flandrina y Emilia-Anversoise.
La pareja real estaba muy enamorada y feliz, pero sombras oscuras se aproximaban. Felipe II, rey de España, puso precio a la cabeza del Principe, Juan Jáuregui un vizcaino atentó fallidamente contra Guillermo, dejándolo mal herido, pero se recupero milagrosamente y un tiempo después , Balthasar Gerard, otro enviado del rey Felipe II de España, hirió de gravedad al rey de los países bajos.
La Duquesa Charlotte se mantuvo en vela durante cinco semanas a la cabecera de su esposo, durmiendo muy poco. El Príncipe Guillermo falleció a pesar de esos cuidados, y la salud de su amada esposa se vio tan seriamente afectada que al poco tiempo también ella falleció. la noble abadesa, Condesa, Duquesa, Princesa y reina fue llevada su tumba con grande honores y llorada ampliamente por el pueblo que llegó a amarla por sus grandes cualidades.
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