domingo, 21 de diciembre de 2025

LAS HISTORIAS BÍBLICAS DE MI MADRE *VINCENT* I-V

 MY MOTHER'S BIBLE STORIES

CONTADAS EN EL LENGUAJE DE UNA MADRE DULCE Y AMOROSA CONVERSANDO CON SUS HIJO

JOHN VINCENT

DISEÑADO PARA USO FAMILIAR DURANTE LA "HORA DE LOS NIÑOS" ALREDEDOR DE LA LÁMPARA DE LA TARDE.

CUÉNTAME UNA HISTORIA, MADRE, CUÉNTASELA A TU HIJITO.

PHILADELPHIA

1896

LAS HISTORIAS BÍBLICAS DE MI MADRE *VINCENT* I-V

El Libro de los Libros es un libro tanto para el bebé como para el hombre adulto; un libro para el bebé y para su madre. Lo mejor de todo es que el crecimiento del niño nunca lo lleva más allá del Libro. Sus historias y sus canciones lo atrapan y lo cautivan cuando es tan pequeño que puede sentarse o acostarse en el regazo de su madre. Esa dulce historia de antaño le llena de alegría: el Niño de Belén, cómo yacía en un pesebre, cómo los pastores acudieron a él y los Reyes Magos con sus regalos de oro, incienso y mirra; la huida a Egipto por temor a Herodes; la advertencia y los ángeles guías. ¡Cómo iluminan los ojos del bebé! Cuando tenga la edad suficiente para usar pantalones con bolsillos y botas altas en una mañana nevada, sus ojos brillarán al recordar la historia de David, el pastorcillo, que enfrentó al oso, mató al león y blandió la honda que hizo morder el polvo al gigante. Y las historias de José, Moisés, Josué, Samuel, Sansón y el valiente Daniel... bueno, le encanta oírlas una y otra vez. O, si se las cuentan en el momento oportuno, su rostro se pondrá serio al recordarlas.

Un muchacho de Nazaret que, cuando visitó el templo de Jerusalén, se entretuvo en la escuela de los sabios doctores tenía que decir, y decir cosas que incluso los doctores se preguntaban. Cuando el niño se hace grande —casi un hombre, si se le trata con habilidad—, se interesará vivamente por los viajes, las hazañas y las sabias palabras de los hombres de la Biblia; y aunque no parezca prestar mucha atención, y aunque en realidad le importe mucho más una de las historias de Scott o algún brillante libro de viajes o de batallas que cualquier cosa que se encuentre en la Biblia, seguirá leyendo su capítulo diario o estudiando su lección de la escuela dominical, o prestando atención reverente a la voz de su padre en la lectura matutina y extrayendo de vez en cuando una idea de todo ello, lo que lo convertirá en un niño más fuerte y un hombre más varonil.

Si los ministros y las madres (y por qué no los padres) fueran sabios con la sabiduría común, la Biblia podría haberse vuelto tan fascinante. Es un libro de Historia: gráfico, brillante, en cierto sentido sensacional, y si se enseña correctamente, tiene un poder cautivador. ¿Por qué no son sabios los padres y los pastores? En años posteriores, cuando el niño sea un hombre con un hogar e hijos propios, con las preocupaciones de la vida sobre él y el hogar de su infancia como un recuerdo, encontrará fuerza en el gran Libro. Y más tarde, en la vejez, cuando la escarcha le cubra el cabello y la mirada se le nuble, recurrirá al mismo gran y amable volumen en busca de consuelo. Recitará de nuevo, con más lentitud y reverencia que cuando era niño, las palabras que aprendió en la infancia, pero que ahora apenas comienza a apreciar: «El Señor es mi pastor, nada me falta» y «En la casa de mi Padre hay muchas moradas». Dijo estas cosas con ligereza una vez, como si fueran meras hazañas o tareas de memoria. Repite  ahora con un corazón aferrado, poniendo su amor en la memoria. Su voz trémula hace música de estas palabras divinas. Y el mejor lugar para la enseñanza temprana es en casa. Y los mejores maestros son madre y padre. Es una gran cosa conectar las palabras de Dios de la historia, la poesía y la promesa con las voces y los rostros de aquellos a quienes amamos más y más. Por lo tanto, cualquier cosa que ayude a hacer que la enseñanza en casa de la palabra de Dios, y hacerlo bien, sea una bendición que uno no puede sobrevalorar.

Esta es, pues, la misión del presente volumen: atraer la atención de los padres hacia las sencillas y maravillosas lecciones de la Santa Biblia; ayudarlos a captar el interés de los pequeños; y así crear recuerdos en los que el amor, la luz y la alegría del hogar se conecten con la ley, el amor y las preciosas promesas de las Sagradas Escrituras.

El compilador de este libro de historias bíblicas se ha valido de la ayuda que otras obras similares han proporcionado, creyendo que esta nueva forma invitará a los padres de nuestra época a renovar su esfuerzo en la lectura de la Biblia y en la repetición de sus inigualables historias a los hijos de nuestra tierra y época.

 La verdad de la Biblia constituye la base de la república. El Dios de la Biblia es la esperanza de su futura prosperidad. Las leyes de la Biblia deben ser las leyes del país. Por lo tanto, esta ayuda para el estudio de la Biblia en casa desempeña un papel importante en la formación de una generación de ciudadanos estadounidenses que hagan de Dios su confianza, su amor su inspiración, sus leyes su norma, su Hijo su Redentor, su gracia su fortaleza, su cielo su hogar eterno.

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