SECRETO PARA ESCAPAR DE LA MISERIA * POR UN HERRERO* 1-15

  EL CAMINO A LA RIQUEZA

O, LUZ DE MI FRAGUA POR UN HERRERO

 UNA DISCUSIÓN SOBRE LAS LEYES DE DIOS SOBRE EL DINERO. LA RELACIÓN ENTRE DAR Y RECIBIR. DINERO Y CRISTIANISMO.

REV. E. C. B. HALLAM.

REV. F. R. BEA TTIE, PH. D., D. D.

REV. R. W. WOODSWORTH.

REV. YOHN POLLARD, D. D.

REV. WM. TAYLOR, BISHOP OF AFRICA.

 ARTÍCULOS ADICIONALES SOBRE BENEFICENCIA SISTEMÁTICA, ESCRITOS ESPECIALMENTE PARA ESTA OBRA

RICHMOND VA

PREFACIO DEL AUTOR.

SECRETO PARA ESCAPAR  DE LA MISERIA  * POR UN HERRERO* 1-15

 Este libro se escribió en interés de la ley monetaria de Dios. Esta ley se revela claramente en la Biblia y se manifiesta plenamente en la naturaleza.

Sin embargo, el cristiano promedio la ignora por completo o la malinterpreta manifiestamente.

 Es evidente, tanto así que quien corre puede leer que Dios ha constituido la naturaleza y la gracia según el principio de que la forma de obtener es dar, y la forma de perder es conservar.

 Sin embargo, la mayoría de los hombres cierran los ojos y no ven esta gran verdad. La falta de conocimiento de las exigencias monetarias de Dios sobre la gente, por un lado, y la influencia de estas exigencias en nuestro éxito financiero, por otro, es simplemente asombrosa, en vista de la claridad de las enseñanzas de las Sagradas Escrituras y de la importancia del tema. Confío en que el púlpito no cargue con la mayor parte de la culpa por esta ignorancia.

Para mí, es una certeza que una condición primordial para el éxito financiero del individuo es darle a Dios la cantidad que Él exige; o, dicho con más fuerza, Dios se compromete a sí mismo con el éxito financiero de aquel individuo que obedece la exigencia divina de dinero.

Y por lo tanto, el título de este libro no se da en sentido figurado ni secundario, pues una respuesta infalible a la pregunta "¿Cómo adquirir riqueza?" es: "Traigan todos los diezmos al alfolí".

 Decir la simple verdad nunca debe considerarse fuera de los límites de la modestia, y creo que es la verdad cuando digo que el hecho de que este libro se haya publicado demuestra sin lugar a dudas la sabiduría del mandato y la veracidad de la promesa: "Honra al Señor con tus bienes y con las primicias de todos tus frutos, y tus graneros se llenarán con abundancia y tus lagares rebosarán de mosto".

Pero para que los incrédulos no interpreten las palabras de Salomón como si no se refirieran al dinero en efectivo, entonces, en el Prefacio del Autor,  afirmaré claramente que este libro demuestra, con la Biblia y la experiencia, que la pobreza siempre se ahuyenta y la piedad generalmente se cultiva pagando a Dios el diez por ciento de Nuestros ingresos. Incidentalmente, se demuestra que la obediencia al mandato monetario de Dios para los cristianos convertiría al mundo a Cristo en muy poco tiempo.

Se ha hecho un esfuerzo por exponer cada punto brevemente, para que el tiempo de quienes están ocupados no se ocupe más de lo necesario para que cada argumento sea claro y convincente. Se podría escribir fácilmente un libro el doble de extenso si los mismos argumentos se desarrollaran al máximo.

 Los personajes presentados al lector son reales, y las objeciones, intercaladas en su mayor parte, están escritas en el lenguaje en que fueron expresadas por personas reales y no imaginarias. Las experiencias no solo son verdaderas en su relato, sino que cada una es relatada por una persona diferente, con el oficio o profesión en cuestión, aunque se podría mencionar el nombre de cada persona si se considerara prudente.

La idea del herrero, su hijo y la herrería tiene un fundamento real, pero en el prefacio del autor, se introducen la escuela y la iglesia bautista para variar y añadir interés al tema en discusión.

El libro está dividido en "Charlas" en lugar de capítulos; Primero, por el bien de algo nuevo, y segundo, para que sea verdadero, como realmente es, compuesto de charlas taquigráficas reportadas por una dama que se ha convertido a la doctrina y la práctica de obrar por medio del autro , y por amor a la causa por la que realizó la obra. Es el ferviente deseo y la devota oración del escritor que este libro produzca bien y lleve a muchos a «Traer todos los diezmos al alfolí» en respuesta a la exigencia de Dios.

EL AUTOR

NTRODUCCIÓN.

 Hay remolinos en el gran mar.

Hay remolinos en el gran mar de la sociedad. En un remolino, las aguas circulares tienden hacia el vórtice central, y todo lo que entra en su remolino y movimiento es atrapado y finalmente absorbido por esa profundidad que no regresa ni informa de sus víctimas. Cualesquiera que sean las contracorrientes y los remolinos temporales que puedan actuar en las otras líneas de este gran giro, engañando al principio tanto al observador como a la víctima, la corriente dominante pronto demuestra ser la dueña, y en poco tiempo el poder del remolino se afirma y confirma.

Todo se centra en un yo central que engulle con avidez hojas, plumas, peces, aves imprudentes, restos flotantes y corteza, devorando pero nunca saciando las fauces inconmensurables del mar insaciable. El aire se arremolina en un ciclón sobre esta vorágine devoradora, símbolo terrible de un egoísmo que todo lo domina.

 En el gran mar que Dios creó, hay pocos vórtices fatales como estos.

 El mar de la sociedad está lleno de quienes han pervertido la identidad normal y el verdadero amor propio, que es el vínculo de la individualidad humana, en un egoísmo que es el único centro de la vida y que no vive ni para la gloria de Dios ni para el bien de los hombres.

Tales almas son los torbellinos de la sociedad. Viven para sí mismos. Lo miden todo por la ventaja personal que esperan obtener.

La vasta extensión de su propia ambición se apodera de todo lo que consideran bueno y deseable, y con constancia, mediante astutas conspiraciones y un propósito implacable, se apropian de lo que consideran más beneficioso para su vida personal.

 Viven por el oro, el lugar, el poder, la prominencia, la comodidad y el lujo. El ego es el centro de su universo.

No solo preguntan: "¿Qué comeremos, qué beberemos y con qué nos vestiremos?", sino que no preguntan nada más, y consideran lo mejor de la creación y la providencia de Dios, y lo mejor de la sociedad humana, aquello que alimenta y adorna sus propios cuerpos moribundos e inútiles.

Sacrifican los intereses de los demás en aras de su propio progreso. Tienen todo lo que pueden y conservan todo lo que pueden.

 Están dispuestos a que los pobres sigan siendo pobres, si ellos mismos pueden enriquecerse.

Se contentan con construir sus fortunas principescas sobre una miserable masa social, oprimida y aplastada por la opresión.

Estos remolinos sociales pueden haberse desarrollado en la vida individual y, en mayor medida, en la vida comercial, política y eclesiástica asociada. Lo que el egoísta no santificado busca hacer a diario en una pequeña escala, estas combinaciones de la sociedad buscan lograr en una escala colosal.