martes, 30 de diciembre de 2025

EL SALMO DEL PASTOR *EVANS* 1-13

  EL SALMO DEL PASTOR

Y MIRANDO MÁS ALLÁ

POR WILLIAM EVANS, PH.D., D.D.

ESCRITOR Y  MAESTRO DE LA BIBLIA

VOLVIENDO A LA BIBLIA

1921

EL SALMO DEL PASTOR *EVANS* 1-10

PRÓLOGO

Esta producción del Salmo del Pastor se envía a petición de cientos de personas bondadosas que han escuchado al escritor predicar sobre él y desean verlo impreso, para que sea una bendición para muchos que no pueden oírlo.

Es un Salmo muy conocido. Se han predicado innumerables sermones sobre él. Se han impreso innumerables libros en un intento por expresar su vida, profundidad, riqueza y belleza.

 Sin duda, se escribirá y se hablará mucho más sobre esta encantadora sinfonía pastoral, y, después de eso, mucho más quedará por decir, tan plena es la inspiración de la Palabra divina. ¡Que Dios haga que este Salmo sea para el lector todo lo que ha sido —sí, y más— para el escritor!

 William Evans

INTRODUCCIÓN

 El mundo podría permitirse el lujo de prescindir de muchas magníficas bibliotecas mejor que de este pequeño Salmo de seis versos.

Si los versículos de este Salmo tuvieran lenguas y pudieran repetir la historia de su ministerio a lo largo de las generaciones de los fieles, ¡qué maravillas de experiencia revelarían!

Sus biografías serían recopiladas desde los cuatro vientos del cielo y desde los confines del mar; desde aposentos solitarios, desde lechos de enfermos sufrientes, desde las orillas del valle de sombra de muerte, desde cadalsos y piras de fuego; testificando a la luz del sol desde páramos y montañas, bajo las estrellas y en las alturas del campo. ¡A cuántas huestes de ejércitos extranjeros  ha puesto en fuga! Si por alguna circunstancia  o toque divino, sí, algún poder milagroso, Si la experiencia de los santos de este Salmo pudiera brillar entre sus líneas, ¡qué iluminación del texto habría!

A Lutero le gustaba comparar este Salmo con el ruiseñor, pequeño entre las aves y de plumaje sencillo, pero con qué emocionante melodía derrama sus hermosas notas.

 ¡En cuántas mazmorras llenas de penumbra y duda este pequeño Salmo ha cantado su mensaje de esperanza y fe!

 ¡En cuántos corazones, heridos y destrozados por el dolor, ha traído su himno de consuelo y sanación!

 ¡Cuántas celdas oscuras ha iluminado y alegrado!

¡En cuántas habitaciones de enfermos ha traído su ministerio de consuelo y apoyo! ¡Cuántas veces, en la hora del dolor, ha traído una fe sustentadora y ha cantado su canción de eterna dicha en el valle de sombra de muerte!

Ha apaciguado más penas que todas las filosofías del mundo.

Y estoy persuadido de que este pequeño pájaro salmista seguirá cantando su canción de consuelo y alegría a tus hijos, a mis hijos y a los hijos de nuestros hijos, y no cesará su salmodia de amor hasta que el último peregrino cansado haya puesto sus últimos pasos de ascenso en el umbral de la casa del Padre para no salir más.

EL SALMO DEL PASTOR

Y MIRANDO MÁS ALLÁ

POR WILLIAM EVANS, PH.D., D.D.

ESCRITOR Y  MAESTRO DE LA BIBLIA

VOLVIENDO A LA BIBLIA

1921

EL SALMO DEL PASTOR *EVANS* 10-12

A Lutero le gustaba comparar este Salmo con el ruiseñor, pequeño entre las aves y de plumaje sencillo, pero con qué emocionante melodía derrama sus hermosas notas.

 ¡En cuántas mazmorras llenas de penumbra y duda este pequeño Salmo ha cantado su mensaje de esperanza y fe!

 ¡En cuántos corazones, heridos y destrozados por el dolor, ha traído su himno de consuelo y sanación!

 ¡Cuántas celdas oscuras ha iluminado y alegrado!

¡En cuántas habitaciones de enfermos ha traído su ministerio de consuelo y apoyo! ¡Cuántas veces, en la hora del dolor, ha traído una fe sustentadora y ha cantado su canción de eterna dicha en el valle de sombra de muerte!

+///*¿Nos aterra acaso la perspectiva de la muerte? Pues leamos despa­cio y reflexivamente el Salmo 22, sin duda uno de los pasajes más bellos y confortantes de la litera­tura universal. Hace poco visitaba yo un hospital militar en,Vietnam. Vi allí un joven que había perdido ambos brazos y ambas piernas. En su cara se reflejaban el terror y la desesperación. ¿Cómo consolar a un joven en tal estado? Traté de decirle que Dios lo amaba, que le tenía reservada alguna misión en la vida y que lo sostendría en todos los trances que el porvenir le de­parase. Pero la mirada de sus ojos no se dulcificó hasta que empecé a leerle el Salmo 22. Y al recitarle: "Aunque ande yo por valle tene­broso, ningún mal temeré, porque tú estás conmigo", la desesperación huyó de su mirada, iluminó su ros­tro un claro rayo de esperanza. Cuando me apartaba de su cabece­ra, sus labios repetían queda pero resueltamente: "Ningún mal teme­". LO QUE ME DICE LA BIBLIA - POR BILLY GRAHAM///*+

 SELECCIONES DEL READER'S DIGEST Agosto   DE 1969

Ha apaciguado más penas que todas las filosofías del mundo.

Y estoy persuadido de que este pequeño pájaro salmista seguirá cantando su canción de consuelo y alegría a tus hijos, a mis hijos y a los hijos de nuestros hijos, y no cesará su salmodia de amor hasta que el último peregrino cansado haya puesto sus últimos pasos de ascenso en el umbral de la casa del Padre para no salir más.

Entonces, creo, este pequeño pájaro plegará sus doradas alas y se refugiará en el seno de Dios, de donde vino.

Se ha dicho con razón que este Salmo es la imagen más perfecta de felicidad que jamás se ha creado o se puede crear, dibujada para representar ese estado mental por el que todos suspiran por igual, y cuya falta hace que la vida sea un fracaso para la mayoría. Representa eso, el cielo que está en todas partes, si pudiéramos interpretarlo, y sin embargo, casi en ninguna parte porque no muchos lo hacemos.

Aplicación inusual

¡Qué familiar es este Salmo para el mundo! Vayan adonde quieran; pregunten en cada nación, lengua y tribu bajo el cielo donde se conoce la Biblia, y encontrarán este Salmo entre las primeras escrituras aprendidas y balbuceadas por el niño pequeño en el regazo de su madre, y el último fragmento de la Escritura inspirada pronunciado en su último aliento por el santo patriarca.

 Este Salmo es tan universal, dice alguien, porque es tan individual; es tan individual porque es tan universal. Al leerlo, somos conscientes no solo de que estamos escuchando la experiencia de un santo del Antiguo Testamento, sino también de que una voz nos habla a través de los siglos pasados, hablándonos en nuestro propio idioma, relatando nuestra propia experiencia, exhalando nuestras propias esperanzas.

La autoría davídica de este Salmo ha sido cuestionada. Creemos firmemente que David es el escritor; Y sin embargo, al leer el Salmo, uno siente que es tan personal, tan fiel a su propia experiencia, que podría afirmar haberlo escrito él mismo. Podría parecer que, aunque las promesas y las cosas preciosas que se exponen en este Salmo están fuera de nuestro alcance; no tenemos nada con qué sacar, y el pozo es profundo, pero «alguien con pasiones similares a las nuestras ha pasado por allí antes y ha dejado una copa para que la bajemos, con su nombre e historia escritos en el borde, y podemos bajar esa copa al pozo y beber de las aguas profundas y refrescantes»

La ubicación del Salmo

¿Has notado dónde se encuentra este Salmo? Se encuentra entre el Salmo Vigésimo Segundo y el Salmo Vigésimo Cuarto. Una afirmación muy simple, pero ¡qué profunda y maravillosa lección se esconde en ella!

El Salmo Vigésimo Segundo. ¿Qué es? Es “El Salmo de la Cruz”. Comienza con las palabras pronunciadas por Cristo en la cruz: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?, preguntó. Termina con la exclamación de la cruz: “Él lo ha hecho”, o, como podría traducirse, “Consumado es”. El Salmo Vigésimo Segundo, entonces, es el Salmo del Monte Calvario, el Salmo de la cruz. ¿Qué es el Salmo Vigésimo Cuarto? Es el Salmo del Monte Sión, una imagen del Rey entrando en lo suyo.

Qué hermoso es el texto: “Alzad, oh puertas, vuestras cabezas; y alzaos vosotras, puertas eternas, y entrará el Rey de la gloria. ¿Quién es este Rey de la gloria? El Señor de los ejércitos, él es el Rey de la gloria”. El Salmo Vigésimo Cuarto, entonces, es el Salmo del Reino de Gloria venidero.

 Ahí tienen los dos montes: el Monte Calvario y el Monte Sión.

¿Qué es lo que yace entre dos montes?

Un valle con su verde hierba, sus aguas tranquilas, sus flores primaverales, con pastor y ovejas pastando.

Aquí, entonces, está la lección que aprendemos de la ubicación del Salmo: es dado para consolar, ayudar, inspirar y animar al pueblo de Dios durante este período de prueba de nuestras vidas, entre la cruz y la corona.

EL SALMO DEL PASTOR

Y MIRANDO MÁS ALLÁ

POR WILLIAM EVANS, PH.D., D.D.

ESCRITOR Y  MAESTRO DE LA BIBLIA

VOLVIENDO A LA BIBLIA

1921

EL SALMO DEL PASTOR *EVANS* 12-13

¿No es esta la razón por la que los tiempos verbales de este Salmo son presentes? “El Señor es mi pastor”; “Él me hace descansar”; “Él me guía”. Incluso el último versículo, “Yo habitaré en la casa del Señor para siempre”, describe la actitud actual del alma del salmista, quien decide no perderse en absoluto la comunión de los santos en el cielo.// en el futuro//  Amamos al Cristo de la cruz.

 Puede que aún no comprendamos plenamente esa cruz; puede que aún no hayamos encontrado ninguna teoría particular sobre la expiación que satisfaga completamente nuestro intelecto. Pero hemos aprendido a decir que creemos en la expiación y en la muerte vicaria de nuestro Redentor.

 De una forma u otra, por fe, hemos llegado a abrazar con nuestros temblorosos brazos ese cuerpo sangrante y clamamos con la desesperada determinación de nuestras almas afligidas por el pecado a Aquel que cuelga de esa cruz para salvarnos con su muerte. Hemos venido a expresar nuestra fe en ese sacrificio divino con las palabras del himno: No tengo otro refugio, mi alma indefensa depende de Ti.

Nunca olvidemos que llegamos al Salmo Veintitrés por el camino del Salmo Veintidós, el Salmo de la cruz.

«El camino de la cruz nos lleva a casa». Amamos al Cristo del Salmo Veintidós, al Cristo del Calvario, al Cristo de la cruz. También amamos al Cristo del trono y de la gloria.

Puede que a veces hayamos temblado y temido al pensar en el juicio venidero; pero cuando recordamos que Aquel que se sienta en el trono es nuestro Hermano Mayor, hueso de nuestros huesos y carne de nuestra carne; que dejó su trono en la gloria y tomó la forma de siervo, muriendo la ignominiosa muerte de la cruz para redimirnos y salvarnos de la justa ira de Dios contra el pecado; que algún día, Aquel que nos amó y se entregó por nosotros dirá: «Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo»; Entonces cobramos valor y esperamos con alegría el momento en que, tras habernos lavado los ojos del último sueño en el río de la vida, contemplaremos con visión nítida a Aquel a quien, sin haberlo visto, hemos amado.

 

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