CUARENTA
AÑOS DE LUCHA
MOISÉS TORREGROSA
SANTIAGO DE CHILE
1921
81-87
IV Don José es denunciado y encarcelado.—
El grande amor que aquellos hermanos tienia por él, hacía que se sintiese feliz. Un domingo por la tarde, para terminar. en la Escuela Dominical le rodeaban, como siempre, para buscar citas en la Biblia y discurrir sobre asuntos de la doctrina, no obstante ser él tan novicio en el Evangelio. Ellos fueron a campo, y sentados alrededor de una fuente cristalina, hablaban algo acerca de los hermanos de Jesús. Unos mozalbetes, que por allí pasaban, acercăronse y tomaron parte en la conversación, pero fue para apostrofarles como herejes.
Esa misma noche, estando don José CUARENTA AÑOS DE LUCHA 83 en su casa, se presenta un sargento y varios policías y le dicen que traen Para tomarlos prisioneros. Le llevaron a la cárcel, y por espacio. Durante tres días estuvo encerrado en un oscuro, horrible e inmundo calabozo. Al tercer día, hicieron su aparición. ante el juez.
Era la primera vez, en su vida, que tal cosa le sucedía. Estaba impresionado Esa habitación está medio iluminada; él juez y el secretario sobre la plataforma, separados por una balaustrada; un Cristo, de tamaño natural, en la pared, — todo esto y el no saber el por qué de su prisión,—era ofuscador para su mente. Allí se realizó el siguiente interrogatorio: Juez.—¿Cómo se llama usted? Reo.—José Torregrosa. Juez.—Jure que va a decir la verdad en lo que se pregunta. Reo.—Señor juez, le ruego a Usía 84 MOISÉS TORREGROSA Prescindir del juramento, por estar en contra de la Palabra de Dios y de mi conciencia.
Juez.—(Con mirada penetrante) — La ley así lo prescribe. Criminal.—Está bien, señor; pero es él caso que la ley de Dios lo prohíbe. Juez.—(Irguiéndos y con tono imperativo)—¡ ¡Pero la justicia se lo demanda! Reo.—Por supuesto, señor; pero debemos Obedecer a Dios antes que a los hombres. Juez.—(Callado profundamente, después (por unos momentos, dijo) : ¿Quién le enseñó estas aberraciones? Reo.—Éste es un libro sagrado. (Sacando del bolsillo un Nuevo Testamento y mostrándoselo al juez). El juez toma el libro, le da varias vueltas y en seguida dice al reo: —Tómalo, búscalo. El reo buscó las palabras de Jesús, CUARENTA AÑOS DE LUCHA 85 contenidos en el Evangelio de San Mateo, capítulo cinco, versículo treinta y cuatro: «Más yo os digo: "No jures de ninguna manera." Juez.—Como se pide.—¿Qué conversación tenías. El Domingo pasado, ¿en presencia de varios testigos? Reo.—Señor, allí estábamos hablando del Evangelio de nuestro Señor Jesús Cristo. Juez.—¿Y qué dijo usted? con respecto a la Santísima Virgen María? Reo.—Dije que María había tenido otros hijos, además de Jesús, como resultado del matrimonio con José. Juez.—Aquí, pues, ha incurrido Ud. bajo pena de tres años de prisión, por haber hablado en contra de la Religión de Estado. Reo.—Bueno, señor; En ese caso será la Palabra de Dios la que irá a presidio y yo quedaré justificado, porque es Ella quien lo dice. 86 MOISÉS TORREGROSA El juez, todo turbado y después de una pausa, agita la campana. Aparece el alguacil y le ordena que vaya a llamar al señor cura, que procure venir en seguida y que traiga su Biblia. ( El cura tenía su casa parroquial en el mismo edificio de la prisión). Al instante vino el cura acompañado del alguacil, y éste cargado, como un pobre jumento, con los grandes tomos de la Biblia. Juez.—Le he mandado llamar, señor cura, porque se ha presentado un caso en el que usted es perito. Él juez, explica la cuestión al cura.
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