CÓMO MEMORIZAR
POR WILIAMS EVANS
CHICAGO
1909
Tengo una habitación donde nadie entra excepto yo sola; allí se sienta un recuerdo bendito en un trono. Allí se centra mi vida. —Christina G. Rossetti.
CÓMO MEMORIZAR *EVANS*16-19
Todo esto tiene remediación. No hay necesidad de olvidar lo aprendido, siempre que se haya aprendido correctamente.
LA MEMORIA NO TIENE LÍMITES
En general, los psicólogos coinciden en que la capacidad de la memoria es ilimitada. Nadie ha aprendido tanto que no pueda aprender más.
La historia nos ofrece maravillosos relatos de logros memorísticos.
Muretus, el maestro francés del siglo XVI, afirma que tuvo como alumno a un joven corso que podía repetir 36.000 palabras inconexas, tras escucharlas una sola vez. Sin duda, podría haber repetido más si los hombres que le dictaban no se hubieran agotado.
Se dice de Séneca que podía repetir de un lado a otro 2000 nombres inconexos o 200 versos poéticos inconexos. Podría decirse que estas fueron excepciones. No tenemos motivos para creerlo. Hay motivos para creer que su habilidad en este tema se debía a una concentración mental especial. Quién sabe si usted podría hacer lo mismo. ¿Lo ha intentado alguna vez? No se apresure a menospreciar su propio talento hasta que le haya dado una prueba justa y correcta.
LO QUE SE HA HECHO
Se dice del Dr. Johnson que nunca olvidó nada de lo que vio, oyó o leyó.
Sir William Hamilton afirma: «Por su altísimo poder intelectual, nadie se distinguía por encima de Grocio y Pascual, y Grocio y Pascual no olvidaron nada de lo que escribieron o pensaron».
El propio Ben Johnson nos dice que podía repetir todo lo que había escrito y libros enteros que había leído. Se dice de Temístocles que podía llamar a los veinte mil ciudadanos de Atenas por sus nombres.
Se dice que Ciro conocía el nombre de cada soldado de su ejército.
Se nos dice que Tertuliano, el gran Padre de la Iglesia, dedicaba días y noches a memorizar las Escrituras, y aprendía muchas de ellas de memoria con tanta precisión que conocía hasta la puntuación.
Thomas Vincent podía repetir el Nuevo Testamento y los Salmos de memoria.
El obispo Jewel, tras esperar un sermón, podía repetirlo tras una sola lectura.
El Dr. A.S. Kidson afirma que si se hubiera perdido toda la Biblia, el profesor Lawson podría haberla restaurado de memoria.
Cramer y Ridley aprendieron el Nuevo Testamento de memoria: uno en su viaje a Roma y el otro en sus paseos por Pembroke Hall en Cambridge.
Un conocido escritor y editor, tras unas semanas de estudio sobre el entrenamiento de la memoria, escribió: “He memorizado cinco de las epístolas de Pablo: Efesios, Filipenses, Colosenses, Primera y Segunda Epístolas a Timoteo. Ahora puedo repetirlas todas, y las repito a menudo. Me doy cuenta de que ahora puedo memorizar ocho versículos en menos tiempo del que me hubiera requerido al principio”.
“….Pronto era capaz de desarrollar en pocos minutos temas diarios para los cuales se nos daban varias horas….
Miércoles, 1 de octubre de 2025
"LOS PERFECCIONISTAS"
“Si el león hubiera sabido que yo acostumbraba, una vez en casa, llenar hojas enteras de papel de envolver con frases griegas, sólo por el placer de hacer un juego…En el segundo año la emprendimos con Homero. Todos los días cinco líneas aprendidas de memoria perfectamente,” Consígase trabajo descargando sandías en los muelles. Las sandías no tienen que estar de acuerdo con nada….Pronto era capaz de desarrollar en pocos minutos temas diarios para los cuales se nos daban varias horas….He hallado dos clases de hombres que no se satisfacen con nada menos que la perfección — los sabios verdaderamente grandes que luchan por la exactitud hasta la quinta cifra decimal, y los oficiales del Estado Mayor alemán…. todos deberían de caer, por lo menos una vez en la vida, bajo el hechizo de un perfeccionista fanático. Sólo así puede llegar el hombre corriente a comprender sus propias y sorprendentes posibilidades. Observar a un hombre dedicado por completo a alcanzar el ideal más alto posible, es más que una educación. Es como una conversión religiosa
Cuando era estudiante en Alemania conocí a varios generales y a muchos oficiales jóvenes. Pensaban y vivían como Sherrard…. Pero jamás olvidaré la pasión de perfeccionamiento que habitaba en ese hombre de triste y desmirriada figura.
Diez mil años después que yo haya muerto, esa extraña llama seguirá ardiendo en otras razas, en otros pueblos. El día que esa llama se extinga en el alma humana, desaparecerá la humanidad”
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