ROME ET LES VALLÉES VAUDOISES
PAR MADAME ÉLISABETH-SOPHIE GALLOT
PARIS
1885
LES VALLÉES VAUDOISES* ÉLISABETH SOPHIE GALLOT*1-6
ROME ET LES VALLÉES VAUDOISES
PREMIÈRE PARTIE
Vers la fin du quinzième siècle, dans une seigneurie de la Provence, un couvent de femmes, placé sous le patronage de Ste Thérèse, élevait ses lourdes murailles et la flèche de son clocher sur les rivages fertiles de la Durance.
A finales del siglo XV, en una señoría de la Provenza, un convento femenino, bajo la advocación de Santa Teresa, erigió sus gruesos muros y la saeta de su campana sobre las fértiles orillas del río Durance.
El severo encierro de sus claustros albergaba entonces a varias jóvenes de noble cuna, cuya educación se confiaba a religiosas; muchas novicias, criadas desde la infancia para la vida monástica, se preparaban para los votos eternos que las separaban para siempre del mundo exterior; él y ella tenían, por lo tanto, en este oscuro retiro, una apariencia de hogar de juventud, de sueños; allí se extendía la esperanza y la alegría.
Entre estas reclusas, recién salidas de la infancia, había dos que encontramos un día solas en el jardín del monasterio. Era verano, por la tarde; el ambiente era abrasador; una larga sequía había hecho secar la hierba y las flores en la llanura; Pero, a la sombra de los claustros, el verdor ha conservado su frescura, e incluso en la parte del jardin, han conservado todo el brillo de la primavera, pues cada día el agua abunda en sus tallos gracias a las jóvenes novicias, a quienes se les da para su recreación el cultivo de este estrecho espacio, el único que aún les recuerda la obra del Creador.
Se dirige entonces al estudio; es por un favor especial que las dos jóvenes se encuentran en el jardín, custodiado únicamente por un religioso, quien lee su libro de horas mientras camina bajo los arcos del claustro, sin dirigirles la palabra. Una de ellas viste la larga túnica de novicias, que envuelve con gracia severa su cintura, esbelta y majestuosa; el velo que cubre su cabeza deja percibir las brillantes mechas de su cabello negro. Sus ojos también son negros y muy hermosos; su mirada profunda, austera y soñadora, de lo infinito; sus rasgos tienen la pureza y la nobleza de las líneas galas, y los colores vivos animan en sus obras los tonos marrones del mediodía
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