RECOLECCIÓN EN GÉNESIS
Volúmenes I y II
By ARTHUR W. PINK
VOLUME I
CHICAGO
1922
RECOLECCIÓN EN GÉNESIS*PINK*1-7
INTRODUCCIÓN
Con razón se ha llamado al Génesis «la semilla de la Biblia», pues en él encontramos, en forma de germen, casi todas las grandes doctrinas que luego se desarrollan plenamente —en los libros de la Biblia que siguen.
Génesis ha sido llamado «la semilla de la Biblia» con toda razón. En Génesis, Dios se revela como el Dios Creador, como el Dios del Pacto, como el Dios Todopoderoso, así como «el Altísimo, Dueño del cielo y de la tierra». En Génesis encontramos el primer indicio de la Santísima Trinidad, de una pluralidad de Personas en la Divinidad: «Hagamos al hombre a nuestra imagen»// Padre, Hijo. E.S.// (1:26).
En Génesis, el hombre se presenta primero como criatura de las manos de Dios, luego como un ser caído y pecador, y más tarde como alguien que es reconciliado con Dios, hallando gracia ante sus ojos (6:8), caminando con Dios (6:9), hecho «amigo de Dios» (Santiago 2:23). En Génesis, las artimañas de Satanás se revelan. No ignoramos sus planes, pues aquí el Espíritu Santo los ha descubierto por completo. El ámbito en el que opera el archienemigo no es el moral, sino el espiritual. Cuestiona la Palabra de Dios, pone en duda su integridad, niega su veracidad.
En Génesis se manifiesta por primera vez la verdad de la elección soberana. Dios escogió a Abraham de entre un pueblo idólatra, y lo convierte en padre de la nación elegida. Dios pasa por alto a Ismael y llama a Isaac.
En Génesis se muestra de forma característica la verdad de la salvación. Nuestros primeros padres caídos son revestidos por Dios mismo, revestidos con pieles: para obtener esas pieles tuvo que ocurrir la muerte, tuvo que derramarse sangre, el inocente fue sacrificado en lugar del culpable. Solo así se podía cubrir la vergüenza del hombre, también solo así el pecador podía ser digno de presentarse ante el Dios tres veces santo. En Génesis se da a conocer por primera vez la verdad de la justificación por la fe: «Y creyó en Jehová, y Jehová se lo contó por justicia» (15:6). Abraham creyó en Dios: no es que Abraham obedeciera a Dios, ni lo amara, ni le sirviera; Pero Abraham creyó en Dios. Y le fue contado por (no en lugar de, sino para) justicia. Entonces, si la justicia le fue «contada» a Abraham, no tenía ninguna propia. Al creer en Dios, la justicia le fue imputada a Abraham.
En Génesis, la seguridad del creyente se ilustra de manera impactante. El diluvio del juicio divino desciende sobre la tierra y engulle a todos sus habitantes culpables. Pero Noé, quien había hallado gracia ante los ojos del Señor, fue preservado a salvo en el arca, donde Dios lo había encerrado. En Génesis, la verdad de la separación se inculca claramente. La suerte de Enoc fue echada en días donde abundaba el mal, pero él vivió apartado del mundo, caminando con Dios. Abraham fue llamado a separarse de la idólatra Caldea y a vivir según las promesas de Dios. Lot se nos presenta como un ejemplo solemne de las terribles consecuencias de estar en yugo desigual con los incrédulos y de participar en las obras infructuosas de las tinieblas. En Génesis se describen los castigos disciplinarios de Dios sobre un creyente que erró. Jacob es el ejemplo vivo de lo que le sucede a un hijo de Dios que sigue los deseos de la carne, en lugar de los del espíritu. Pero al final, se nos muestra cómo la gracia divina triunfa sobre la fragilidad humana. En Génesis se nos muestra la importancia y el valor de la oración. Abraham oró a Dios y la vida de Abimelec fue perdonada (20:17). El siervo de Abraham clamó al Señor para que Dios prosperara sus esfuerzos por conseguir una esposa para Isaac, y Dios respondió a su petición (cap. 24). Jacob también alabó, y Dios lo escuchó.
En Génesis se describe vívidamente el rapto del santo al cielo. Enoc, el hombre que caminó con Dios,, Dios lo había trasladado. No pasó por los portales de la muerte. Fue repentinamente sacado de estas escenas de pecado y sufrimiento y transportado al reino de la gloria sin experimentar la muerte.
En Génesis se declara por primera vez la encarnación divina. El que había de venir sería engendrado sobrenaturalmente. Entraría en este mundo como ningún otro lo había hecho jamás. Sería el Hijo del Hombre, y sin embargo no tendría padre humano. El que aplastaría la cabeza de la serpiente sería la descendencia de la mujer. En Génesis, la muerte y resurrección del Salvador se prefiguran de manera sorprendente. El arca, en la que se encontraban Noé y su familia, fue llevada a salvo a través del diluvio a la nueva tierra. Isaac, el amado hijo de Abraham, a petición de su padre, es depositado sin resistencia sobre el altar,// Cristo en la cruz// y de él Abraham lo recibió como figurativamente de entre los muertos.
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