COMO FUNCIONA LA DEMOCRACIA EN SUIZA—
Por Edwin Muller –Diciembre de 1945
- Hace poco precencié una convincente demostración de como funciona, la democracia suiza. Estando en la antigua ciudad de Appenzel tuve oportunidad de asistir a la elección al aire libre que se verifica anualmente. Es ésta una práctica de gobierno usada en cinco de los 22 cantones, y cuyo espíritu se refleja en todos los demás. La plaza principal se había cerrado con cables para no permitir la entrada sino a quienes estuviesen calificados para votar. Afuera de los cables, listos para recibir la lección de como a futuros votantes iba a dárseles, se agrupaban las mujeres y los niños. En un extremo estaba la plataforma del orador; sobre la mesa que hacía las veces de escritorio, una voluminosa Biblia antigua flanqueada por dos espadones. Cada uno de los votantes llevaba una espada, tradicional recordatorio de que la democracia es algo por lo cuál debe estar uno dispuesto a combatir.
El jefe ejecutivo del cantón que iba a entregar su puesto, rindió un conciso informe de los servicios prestados durante el año, especificando cómo y en qué había gastado el dinero de los contribuyentes.
Varias veces fue interrumpido por preguntas del público, a cada una de las cuales contestó dando una minuciosa explicación. Después, los nuevos candidatos, cuando les llegó el turno, tomaron la palabra para presentar su programa, y una vez que hubieron descendido de la plataforma, se procedió a la elección por el sencillo método de levantar la mano. Se aprobaron, ' luego, el presupuesto para el año venidero y varios asuntos de importancia, tales como ciertos cambios en las leyes de auxilio a los desempleados, y determinadas reglas para la distribución racionada de alimentos.
Al terminar la ceremonia no hubo más aplausos de los que se hubiesen oído en la junta anual de los directores de un banco. Aquellos hombres que que así -quitaban a sus negocios el tiempo necesario para atender al gobierno de la nación, le hacían sentir a uno que realmente, eran el gobierno.
Hay un dicho muy conocido en suiza: “Nosotros somos el estado”. Sin embargo, no se le usa con mucha frecuencia, porque la aserción se da por aceptada. El suizo común y corriente tiene conciencia de que es responsable por su gobierno.
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