EL SACERDOTE, LA MUJER
Y EL CONFESIONARIO,
POR EL PADRE CHINIQUY.
AUTOR DE “CINCUENTA AÑOS EN LA IGLESIA DE ROMA”.
41 EDICIÓN
CHICAGO
1892
-17-20
En cuanto a nosotras, hijas y esposas de Montreal, que hemos conocido por experiencia la inmundicia del confesionario, No ( encontramos palabras ) para bendecir suficientemente a Dios por habernos mostrado el error de nuestros caminos al enseñar que no es a los pies de un hombre tan débil y tan pecador como nosotras, sino solo a los pies de Cristo, que debemos buscar la salvación.
JULIEN HERBERT, MARIE ROGERS, J. ROCHON, LOUISE PICARD, FRANÇOISE DIRINGER, EUGENIE MARTIN, y otras cuarenta y tres personas.
PREFACIO
EZEQUIEL. Capítulo VIII. 1. Y aconteció en el sexto año, en el sexto mes, a los cinco días del mes, estando yo sentado en mi casa, y los ancianos de Judá sentados delante de mí, la mano del Señor Dios cayó sobre mí. 2. Entonces miré, y he aquí una semejanza que parecía fuego; desde sus lomos para abajo, fuego; y desde sus lomos para arriba, una apariencia brillante, como color de ámbar. 3. Y extendió la forma de una mano y me tomó por un mechón de mi cabeza; y el Espíritu me elevó entre la tierra y el cielo, y me llevó en visiones de Dios a Jerusalén, a la entrada de la puerta interior que mira hacia el norte, donde estaba la sede de la imagen de los celos, la cual provoca celos. 4. Y he aquí, allí estaba la gloria del Dios de Israel, conforme a la visión que vi en la llanura. 5. Entonces me dijo: «Hijo de hombre, alza la vista hacia el norte». Alcé entonces la vista hacia el norte, y he aquí, al norte, a la puerta del altar, esta imagen de los celos a la entrada. 6. Me dijo además: «Hijo de hombre, ¿ves lo que hacen? ¿Las grandes abominaciones que la casa de Israel comete aquí, para que yo me aleje de mi santuario? Pero vuelve otra vez, y verás abominaciones mayores». 7. Me llevó a la entrada del atrio; y cuando miré, vi un agujero en la pared. 8. Entonces me dijo: «Hijo de hombre, cava ahora en la pared». Y cuando cavé en la pared, vi una puerta. 9. Y me dijo: «Entra y observa las abominaciones que hacen aquí». 20 PREFACIO. 10. Entré, pues, y miré; y he aquí, toda forma de reptiles y bestias abominables, y todos los ídolos de la casa de Israel, pintados en la pared alrededor. 11. Y delante de ellos estaban setenta hombres de los ancianos de la casa de Israel, y en medio de ellos estaba Jaazanías, hijo de Safán, cada uno con su incensario en la mano; y subía una densa nube de incienso. 12. Entonces me dijo: «Hijo de hombre, ¿has visto lo que hacen los ancianos de la casa de Israel en la oscuridad, cada uno en las cámaras de sus imágenes? Porque dicen: «El Señor no nos ve; el Señor ha abandonado la tierra». 13. Me dijo también: «Vuélvete otra vez, y verás abominaciones mayores que hacen».
4. Luego me llevó a la entrada de la casa del Señor, que estaba al norte; y he aquí, allí estaban sentadas mujeres llorando por Tamuz. 15. Luego me dijo: «¿Has visto esto, hijo de hombre? Vuélvete otra vez, y verás abominaciones mayores que estas». 16. Me llevó al atrio interior de la casa del Señor, y he aquí, a la entrada del templo del Señor, entre el pórtico y el altar, había unos veinticinco hombres, de espaldas al templo del Señor y con el rostro hacia el este; y adoraban al sol, mirando hacia el este. 17. Entonces me dijo: «¿Has visto esto, hijo de hombre? ¿Es cosa ligera para la casa de Judá cometer las abominaciones que cometen aquí?». Porque han llenado la tierra de violencia y han vuelto para provocarme a ira; y, he aquí, se llevan la rama a la nariz. 18. Por eso yo también obraré con furia; mi ojo no perdonará, ni tendré piedad; y aunque clamen en mi boca a gran voz, no los escucharé.
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