CUARENTA
AÑOS DE LUCHA
MOISÉS TORREGROSA
SANTIAGO DE CHILE
CUARENTA AÑOS DE LUCHA
APUNTES BIOGRAFICOS
DE LA
VIDA Y OBRA DEL
RVDO. JOSÉ TORREGROSA
ESCRITOS POR
MOISES TORREGROSA
DEDICO ESTE LIBRO A LOS INTRÉPIDOS CRISTIANOS QUE PUEBLAN LA PENÍNSULA IBÉRICA Y LOS PAÍSES HISPANO-AMERICANOS, COMO TESTIMONIO DE LA CONFIANZA QUE TENGO EN ELLOS, PARA TRASMITIR A NUESTRA RAZA, LA FUERZA DE SU CARÁCTER, LA SALUD DE SUS IDEAS Y LOS PRINCIPIOS SUBLIMES DEL EVANGELIO DE CRISTO.
¡LIBRO MÍO! TE LANZO A LA LUZ PÚBLICA PARA QUE HAGAS BIEN.
DIOS TE BENDIGA A FIN DE QUE CUANTOS TE LEAN ENCUENTREN EN TUS PÁGINAS INSPIRACIÓN PARA SER MÁS ACTIVOS, MÁS CELOSOS, MÁS SANTOS Y MÁS PROPAGANDISTAS DE LA VERDAD.
MOISÉS TORREGROSA. SANTIAGO DE CHILE, FEBRERO DE 1921.
1921
1-19
OBRAS QUE HACEN FALTA
La reducida lista de biografías de obreros evangélicos, de que adolece la literatura de nuestras iglesias de habla castellana, no se debe a falta de material para producirlas, — ¡alabado sea Dios! Relativamente nueva, como es la obra evangélica en idioma castellano, tanto en España como en América (si hemos de dejar de lado lo que en España se hiciera en tiempos de la Reforma, cuando tantos hombres y mujeres de las diversas clases sociales, «de los cuales el mundo no era digno», expiaron en el potro, la hoguera y otros tormentos, el «crimen» de obedecer a Dios antes que a los hombres y de querer servir a Dios de acuerdo con su Palabra santa), sin embargo, no carece de los elementos necesarios para producir biografías de obreros abnegados que puedan servir de estímulo a los que, por inexperiencia o debilidad de fe, estén propensos a flaquear.
Sin ocuparnos de las penurias soportadas con encomiable entereza por el Comandante Labrador, del Ejército español, a causa de su fidelidad al Evangelio; sin relatar las mil vicisitudes experimentadas por el Rev. Don Francisco G. Penzotti en su bendita tarea de llevar el Evangelio a los que yacían en tinieblas en el Perú, Bolivia y Centro América; sin referirnos a las amarguras, graves peligros y constante amenaza de muerte sufridos por el evangelista Don Guillermo Payne y su difunta esposa, en Bolivia, ni mencionar los abundantes trabajos y apostólica abnegación de otros que, como aquéllos, aun no han terminado su carrera, tenemos en la lista de -CUARENTA AÑOS DE LUCHA 9- los que ya han ingresado a la Iglesia Triunfante más de un trofeo del poder de la grada divina con que activar la llama de la fe y de la perseveranc'a en los neófitos y en los corazones vacilantes.
Los huesos de Don José Mongiardini,—el colportor bíblico asesinado en 1879—por los enemigos de la verdad, reposan entre las nieves eternas de las montañas bolivianas y nada se ha escrito, que sepamos, acerca de la abnegación de aquel oscuro, pero noble servidor de Cristo, que prefirió sacrificar su vida antes que obedecer a los que le prohibían colocar la Biblia en manos del pueblo.
La biografía de Don Cipriano Tornos, de España; la de Don Juan Canut de Bon, de Chile; la del Dr. Guillermo Tallón y la del Rev. Don Ramón Blanco, de la Argentina, aun están por escribirse. Y es fuera de duda que, además de los mencionados, ha habido otros obreros cuyas memorias deben perpetuarse en letras de molde, no sólo por hacerles justicia, sino también, para que el relato de su abnegación, fortaleza y perseverancia, así como su fe inalterable y su indomable valor en las horas de 10 MOISÉS TORREGROSA peligro, sean instrumentos de estímulo para los que estudien sus biografías.
Es por eso que experimentamos sumo placer al leer el breve bosquejo contenido en las páginas de este librito, narrando las pruebas experimentadas por el Rev. Don José Torregrosa, en los cuarenta años de su testificación del Evangelio, en España, la Argentina y Chile.
El hecho de estar escrita por un hijo del biografiado tiene la inmensa ventaja de que los datos que nos proporciona sean, forzosamente, más exactos y copiosos que los que un extraño hubiese podido conseguir; si bien, por otra parte, tiene la desventaja de que la modestia del hijo, hablando de su propio padre, habrá restado parte del tributo de justicia que un extraño le habría discernido, fuera de toda duda. Como quiera que sea, nos alegramos de ver la biografía de este obrero que llevaba en su cuerpo «las marcas del Señor Jesús», habiendo gozado del doloroso privilegio de sufrir hambres, desnudeces, cárceles y otras amarguras por su amor a la causa sacrosanta de su Señor y nuestro. CUARENTA AÑOS DE LUCHA 11
Escrita esta biografía en forma de sencilla narración, sin pretensiones literarias de especie alguna, su misma falta de ornato arguye en favor de su indiscutible autenticidad y apela al lector sencillo, que prefiere los hechos a los ornamentos con que, frecuentemente, se disimula la falta de aquéllos; en tanto que el lector más exigente no echa de menos el adorno literario porque la naturaleza misma del asunto, lo dramático de una vida tan azotada y llena de peripecias y sinsabores, a la par que de entereza varonil, consagración a los más elevados ideales, paciencia, fe, amor y fidelidad, absorben toda su atención y hacen experimentar a su espíritu satisfacciones más profundas que las que podrían producirle los artificios literarios.
Bendiga el Señor esta biografía, haciendo de ella todo lo que el autor y nosotros deseamos, a saber: una corona de siemprevivas para el hermano ausente y un instrumento, en manos de Dios, para fortalecer «las manos cansadas y corroborar las rodillas vacilantes », como dijera el apóstol. Para mil quinientos millones de almas humanas aun no ha resplandecido la luz del Evangelio; y éste será predicado con eficacia únicamente por hombres y mujeres que desplieguen en sus vidas la dedicación, fortaleza y valor cristianos que hicieron de don José Torregrosa lo que fué, de manera que «aunque difunto, aun nos habla», puesto que «sus obras le siguen».
¡A Cristo, nuestro Señor, sea la gloria de tales trofeos como el de que es una muestra la vida de Torregrosa!
Daniel Hall. La Plata, R. A.,
Noviembre de 1920.
UNA GENERACIÓN INMORTAL
Verdaderamente los discípulos que el Señor tuvo para nuestro Continente en la generación que se va, procedían de tronco apostólico*
En su gran mayoría hombres de una sola pieza, de corte recto, de corazón abnegado, de fe prodigiosa, poderosos en la Palabra, semejantes a Job en la paciencia, como leones en la lucha, fueron indiscutiblemente los hombres que Dios necesitaba para abrir la primera brecha en las murallas del Ultramontanismo Sudamericano, por donde habían de pasar, estamos pasando y pasaremos, las huestes evangélicas que proclamamos --14 MOISÉS TORREGROSA-- libertad para la conciencia, salvación por la fe, libre examen para la razón, la Biblia sin cadenas para el pueblo.
Invitado a ocupar un asiento en su mesa, tuve el privilegio de conocer al Reverendo José Torregrosa, corriendo el año 1916, en su residencia de Santiago de Chile.
Desde el primer momento me di cuenta que se trataba de un guerrero evangélico a quien la enfermedad había apartado de las filas, despojándole de su vigor y su salud, pero no de su fe, que como talismán de victoria en vida y muerte, guardaba celoso para devolver a su Capitán y Señor
Su historia reseñada hábilmente en este interesante libro, por su hijo, ministro distinguido de la Iglesia Metodista Episcopal, en el mismo país de Chile,—teatro principal de la acción de su señor padre,—es toda una serie de inspiraciones.
Lo primero que aparece en ella es el hombre de carácter, que por su fe y convicciones, sabe sacrificar, cual Moisés, las comodidades del mundo; le sigue el hombre que da a su razón el uso para que Dios la creó; que busca sosiego para las inquietudes del alma; que encuentra la anhelada paz; que responde al llamamiento de lo alto; que pone su cara de frente a la tempestad; que no se arredra por el hambre y el calabozo; que siente hincados en sus carnes y rastreando en sus entrañas, los colmillos de la bestia negra; que «vió mesa aderezada en presencia de sus angustiadores », que «no trabajó en vano para el Señor> ; que, finalmente, entra triunfante en la Jerusalén celestial, dejando que sus hechos sigan proclamando el poderío y el amor inconmensurable de un Dios que «no quiere que nadie se pierda, sino que todos se salven».
No me cabe la menor duda que este libro ha de retemplar la fe de muchos, mostrando las huellas por donde pasaron los que después de luchar y vencer, se alejaron . . . perdiéndose de vista. . . para entrar en las regiones de eterna luz! Buenos Aires, 22 de Octubre de 1920.
Fed. a. Barroetaveña,
Pastor de la Iglesia MetodiMetodista Episcopal
Argentina.
GENEROSA APRECIACIÓN DE ESTA OBRA
¡Cuarenta años de lucha! Tal es el título de esta preciosa obrita, escrita por el Rev. Moisés Torregrosa, Superintendente de Distrito de la Iglesia Metodista Episcopal de Chile; y que contiene la biografía de su señor padre, el Rev. don José Torregrosa, de santa y ejemplar memoria.
No son las obras biográficas las que, en la actualidad, de más aceptación gozan, debido a que domina generalmente en ellas lo empalagoso y fútil, restando todo interés ameno e instructivo para el lector. 18 MOISÉS TORREGROSA No ocurre así con la obrita de que nos ocupamos, sino todo lo contrario. Desde la primera página, la sugestiva figura del biografiado se apodera del lector con tal fuerza, le domina y seduce en tal manera, que éste sufre una verdadera angustia cuando se ve obligado a suspender la lectura que narra las hazañas de «su héroe». ¿Es esto debido, acaso, a la sugestión que sobre él ejercen las galas del estilo, los encantos de las descripciones, la magia arrobadora de los diálogos, y la sal ática, distribuida por toda la obra para contribuir a la elegancia de la dicción? De ningún modo.
El autor ha prescindido de las descripciones ; ha sujetado las alas de la imaginación y, atento sólo a la verdad histórica y a la pureza del estilo, ha dado al relato una concisión y fijeza que nos hacen recordar la concisa severidad del estilo de Tácito. No describe el Rev. Torregrosa la vida accidentada de su venerable padre; relata simplemente los hechos más culminantes, tan dolorosos como heróicos, que presentan al biografiado como un verdadero mártir, en titánica lucha contra las preocupaciones, CUARENTA AÑOS DE LUCHA 19 fanatismos y supersticiones dominantes aún en España y Sud-América, amplio teatro de sus heroicidades evangélicas. Los numerosos episodios de tinte trágico, y a veces cómico, en que abunda esta singular biografía, dan al libro un encanto y amenidad extraordinarios.
Libros como éste debieran multiplicarse, pues en ellos encuentra todo cristiano vivos y nobles ejemplos que imitar.
¡A cuántos lectores ha de sacar su lectura los colores al rostro, sobre todo, a los cristianos de medias tintas, a los apáticos, cobardes y de vergonzante fe, a los que Wesley señala con el calificativo de «cuasi cristianos!»
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