viernes, 1 de noviembre de 2024

JUDÍOS EN LOS DESCUBRIMIENTOS ESPAÑOLES-*I-XI*

Trabajo de traducción libre realizado por el autor del blog.

CRISTÓBAL COLÓN

Y LA PARTICIPACIÓN DE LOS JUDÍOS

 EN LOS DESCUBRIMIENTOS ESPAÑOLES Y PORTUGUESES

Por

Dr. M. KAYSERLING

 TRADUCIDO DEL MANUSCRITO DEL AUTOR CON SU SANCIÓN

Y REVISIÓN

Por

CHARLES Q.ROSS, Ph.D.

 PROFESOR ADJUNTO DE HISTORIA, HARVARD COLLEGE NUEVA YORK LONGMANS, GREEN, AND CO.

 1894

DEDICADO

 AL SEÑOR LAZARUS STRAUS, DE NUEVA YORK,

 COMO MUESTRA DE ESTIMA Y EN RECONOCIMIENTO

 A SU INTERÉS ALENTADOR EN LAS INVESTIGACIONES

CONTENIDAS EN ESTE LIBRO.

I-XI

PREFACIO.

 Pocos mortales han sido honrados por la posteridad tanto como Cristóbal Colón, aunque durante su vida el descubridor de un Nuevo Mundo recibió poco crédito por sus hazañas. Se han erigido monumentos a Colón en Génova, orgullosa de llamarlo su hijo; en Barcelona, ​​donde después de su primer viaje a América los soberanos españoles lo recibieron con gran regocijo y con honores principescos; en Valladolid, donde murió; en Sevilla, Madrid, Huelva, Nueva York, Santo Domingo y en muchas otras ciudades de Italia, España y América.

 Sus alabanzas han sido cantadas en odas y baladas, y su nombre ha sido glorificado por dramaturgos y novelistas.

 Y en nuestros días, cuatrocientos años después del descubrimiento de América, sus hazañas han sido conmemoradas con la mayor dignidad por las academias y sociedades eruditas de todas las naciones. Para honrar su nombre, España acaba de celebrar la gran Exposición Histórico-Europea en Madrid; y América acaba de clausurar la Exposición de Chicago, que atrajo a millones de visitantes. La Iglesia lo ha canonizado. En sinagogas y templos sus oficios e han reconocido y elogiado sus esfuerzos por promover las relaciones sociales y comerciales de las naciones, y especialmente por hacer avanzar la ciencia náutica y geográfica.

 En la justa apreciación de sus grandes servicios a la humanidad, han desaparecido todas las diferencias políticas, religiosas y sociales.

La conmemoración de sus logros también ha enriquecido materialmente la literatura histórica. Su descendencia, su educación, sus viajes y descubrimientos, todos los acontecimientos de su vida, han sido recientemente investigados y descritos.

Al hacerlo, los escritores han considerado su vida desde diferentes puntos de vista. Algunos de sus biógrafos incluso han visto en su carrera no el triunfo de la ciencia sino el de la religión; y un erudito español ha afirmado con toda seriedad que sin su fuerte fe religiosa, Colón nunca habría descubierto América.*

**** S. de la Rosa y Lopez, El Libros y Autografos de D. Chr. -

Colon [Seville, 1891],*

Durante mucho tiempo, Isabel, la piadosa reina de Castilla, recibió el crédito de ser la principal o única promotora de sus expediciones y descubrimientos. En tiempos recientes, los escritores aragoneses han disputado, sin embargo, la justicia de esta afirmación y, para mantener su honor nacional, han atribuido a su rey, Fernando el Católico, una parte igual en la promoción de los planes de Colón. También se ha hecho más o menos justicia a las otras personas que lo ayudaron y que directa o indirectamente participaron en sus descubrimientos.

La cuestión de si los judíos ayudaron en estos descubrimientos ya ha sido propuesta anteriormente, pero nunca antes se ha investigado cuidadosamente

**** Esto lo hizo hace treinta y seis años el escritor del presente trabajo en un artículo titulado Los Descubrimientos Portugueses y conquistas en relación con los judíos, en revista mensual para Historia y ciencia del judaísmo [Editado por Z. Frankel], vii. 433-446; Anuario de la historia de los judíos. y judaísmo, vol. III. Según el acuerdo de C. P. Daly de los judíos en América del Norte [segunda edición de M. J. Kohler, Nueva York, 1893], Rev. Dr. K. Kohler pronunció un discurso el este tema ante la Sociedad Histórica Alemana de Nueva York; fue impreso en el Belletristisches Journal, mayo de 1891.****

El mérito de haber dado el primer impulso a la presente obra pertenece a uno de los ciudadanos más cívicos de América, el venerable Sr. Lazarus Straus, y a su hijo, el hon. Oscar S. Straus de Nueva York, ex ministro de los Estados Unidos en Turquía y desde 1892 presidente de la Sociedad Histórica Judía Americana.

 Encargado de esta honorable pero difícil misión, decidí visitar España para completar mi colección de material explorando los archivos y bibliotecas españoles.

Transcribí los documentos que encontré allí. Se han utilizado con cuidado en el texto y están impresos in extenso en el Apéndice. Mis investigaciones en España se facilitaron en gran medida

Me siento muy agradecido por la amabilidad de los funcionarios y eruditos españoles, y por la loable liberalidad con que las autoridades de los archivos de Alcalá de Henares, Barcelona, ​​Madrid, Sevilla y otros lugares me permitieron utilizar sus tesoros manuscritos.

Mi cálido agradecimiento va en particular a ciertos investigadores españoles, que son bien conocidos más allá de las fronteras de España: al erudito y siempre servicial R. P. Fidel Fita (que ha hecho muchas contribuciones valiosas a la historia de España), al excelente historiador D. Víctor Balaguer, al distinguido estudioso de la literatura colombina D. Cesareo Fernández Duro, al amable D. Jerónimo López de Ayala, al Vizconde de Palazuelos, D. Ramón Santa María y a varios otros caballeros de Barcelona, ​​Madrid, Sevilla y Zaragoza.

Sólo me queda añadir unas pocas palabras de explicación sobre los marranos, o judíos secretos, y su estatus. Las terribles matanzas de 1391 y las persecuciones posteriores habían obligado o inducido a un gran número de judíos a someterse al bautismo. La gran mayoría de estos conversos se adhirieron al judaísmo con más firmeza de lo que comúnmente se supone. Aunque habían sucumbido a la fuerza (anussim) y se habían convertido en cristianos en apariencia o exteriormente, vivían de acuerdo con los preceptos y leyes de su fe ancestral.

En la ciudad de Sevilla, una crónica judía nos informa que un inquisidor se dirigió al rey de esta manera: ''Señor, si desea averiguar cómo los anussim, o judíos secretos, observan el sábado, subamos a esta torre.

 He aquí allí la casa de un pseudocristiano, allí hay otra, y aquí hay varias más. Por más frío que haga, no veréis salir humo de ninguna de estas casas, porque es sábado, y en ese día los judíos secretos no permiten que se encienda fuego. También tienen un hombre que sacrifica animales para ellos según los ritos judíos y les lleva la carne a sus casas, y otro que practica la circuncisión'*.

 

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