EL POETA Y PINTOR QUE HIZO REALIDAD SUS SUEÑOS
(Sobre el Mesías Cristo)
MI HISTORIA DE LOS DÍAS SÁBADOS
El autor dedica esta historia al PADRE ETERNO, A MI SAVADOR JESUCRISTO Y E.S.
Por el autor del blog - un apasionado por la historia de antaño
1.15 minutos de la madrugada del Sábado 21 de Septiembre del año del Señor de 2024-
2.21 minutos de la madrugada del Sábado 21 de Septiembre del año del Señor de 2024-
Había una vez, en un lugar muy lejano, y esto sucedió hace tanto tiempo, demasiado tiempo que realmente aconteció en un tiempo no registrado, lo siguiente.
Un poeta una vez dijo a su padre, el rey de esa gran comarca.
—Padre, siento que hay algo que falta en mi vida. Algo que signifique demasiado para ti y para mí. Por ello pienso tanto y sueño con cosas , ambientes y situaciones que agraden a mi espíritu y que sean verdaderamente hermosas—
—Lo sé hijo mío, y estoy de acuerdo en que piense y sueñes con esos ambientes tan hermosos, sanos y de una pureza inigualable, mientras sigues en tus proyectos, yo iré a trabajar también, como hasta ahora lo he hecho—
Seguidamente el poeta, que en realidad era un Príncipe muy apuesto, y de una extraordinaria nobleza en su corazón,( El Mesías Cristo) cerró sus ojos, y en su mente y en sus sueños empezaron a surgir las siguientes escenas.
Soñaba que venía un gran viento del norte, con gran fuerza, pero a la vez tornábase de una quietud muy apacible.
Seguidamente venía un gran luz que llenaba todo con su resplandor y disipaba las tinieblas a su paso.
Conforme este viento purificador, iba pasado por el entorno, iba creciendo un césped en toda la tierra, brotaban los árboles de grandes hojas y diversos colores.
Los bosques formados de esta manera, no tardaron en verse habitados por innumerables especies de aves, con colores exóticos y exuberantes. Sonidos melodiosos y celestiales brotaba a raudales de sus pechos.
Las mariposas de mil colores danzaban por todas las plantas.
Las abejas, los colibríes y otras especies volátiles se gozaban bebiendo el dulce néctar de las flores.
A los lejos, las recias ondas del mar se estrellaban una y otra vez jugando y saltando sobre los altos farallones de roca basáltica.
Las gaviotas y los pelicanos se sumergían una y otra vez sobre las azules aguas del mediterráneo.
A mitad de los acantilados las águilas jóvenes emprendían por primera vez el vuelo dejando el nido maternal.
En los graníticos montes, los tiernos cervatillos saltaan sobre las asperas rocas, y abajo en las estepas de la Capadocia, un recién parido portrillo, tambaleante lucha por pararse sobre sus patas.
El poeta ( Creador y Mesías Cristo) seguía soñando con el corazón.
De su ser salían innumerables escenas, todas esculpidas y bordadas sobre una naturaleza y un cielo de inmaculado azul.
Cuando ya la tarde caía soñaba que la mano de un niño, la pintaba con excelente destreza de indescriptibles arreboles de naranja y rojizos resplandores.
Las auroras boreales corrían de aquí para allá, jugando al escondite, mientras el viento susurraba melodías.
La tórtola y la paloma de blanco plumaje, inquirían por los enamorados para brindarles sus suaves arrullos.
El fragor del trueno, estallaba en la floresta y las alamedas iluminabanse con las ondas de luz, para recibir la fresca agua del cielo.
El Poeta despertó, y vió que sus sueños, habíanse vuelto una hermosa realidad.
Al director musical. Salmo de David. Los cielos cuentan la gloria de Dios, el firmamento proclama la obra de sus manos. Salm. 19-1
EL FARO CELESTIAL
LOS OJOS DEL MESÍAS
MI HISTORIA DE LOS DÍAS SÁBADOS
El autor dedica esta historia al PADRE ETERNO, A MI SAVADOR JESUCRISTO Y E.S.
Por el autor del blog - un apasionado por la historia de antaño
Sábado ,28 de Septiembre de 2024. 3.05 AM
Sábado ,28 de Septiembre de 2024. 4.05 AM ( Exactamente)
Sucedió allá por el año 30 D.C. en pueblo situado en un puerto marítimo de Jaffa, en la subyugada Israel , que un humilde pescador anciano salió a alta mar, cuando ya se acercaba una gran tormenta.
— ¿A dónde vas, Matiyahú ? ¿Acaso no ves la tormenta que se aproxima?— Preguntaronle sus vecinos.
— Estoy muy preocupado, por Samuel, y debo ir a buscarlo—
De nada valieron los ruegos de sus amigos, para que no saliese, pero prevaleció más el amor del viejo, por su único nieto. Los padres de Samuel habían muerto hacía unos años.
Los buenos vecinos, quedaronse preocupados por la suerte de los dos pescadores, ya la tarde iba declinado y se aproximaba la noche y los buenos vecinos y rogaban a Dios que los trajese a salvo.
Pasaron algunas horas, y los dos pequeños barcos de pesca, entraron en el puerto.
Todos se alegraron, y ya más relajados, al preguntar cómo habían logrado regresar en medio de la oscura noche, escucharon lo siguiente:
—Al acercarnos, vimos en que brillaba una gran fogata en medio de la oscuridad, y pensamos que nuestros vecinos la habían encendido—Lo curios es que yo me imaginaba que eran los ojos dr in gigante…
—¡Pero!, vosotros sabéis que es imposible encender un fuego, en medio de tan grande vendaval —Arguyeron los vecinos.
—Solamente os decimos la verdad—replicaron Matiyahú y su nieto Samuel.
Seis meses después, Samuel viajaba por la soleada Galilea, cuando vió en una montaña , un gran número de hombres, mujeres y niños, sentados sobre la verde hierba.
Acercándose pudo escuchar perfectamente las palabras dichas con gran sonoridad, pero a la vez con una gran ternura.
—“Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán
la tierra por heredad.
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán
saciados.
Bienaventurados los misericordiosos,
porque ellos alcanzarán misericordia.
Bienaventurados los de limpio corazón,
porque ellos verán a Dios.
Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios.—
Estas palabras impactaron en la mente y el corazón del joven Samuel, y al terminar el discurso, buscó al hombre que había pronunciado el discurso, para expresarle su admiración.
—Rabí, ¿Puedo hablar contigo? —
—¿Qué quieres decirme? , Joven Samuel— fue a su vez la pregunta que escuchó este inquieto pescador.
Samuel, al contemplar de cerca los ojos del maestro, quedó atónito.
Los ojos del Mesías brillaban , llenos de luz reluciente y dorada.
Dos hermosos faros de brillante luz, como una fogata luminosa que no solo le mostraba el camino a casa en una noche de tormenta invernal, sino que le mostraba el camino de la vida eterna.
—¿Quién eres Señor? ¿Soy indigno de verte a los ojos? ¿ Cómo sabes mi nombre?
—No temás, te ví en aquella noche borrascosa, y te traje a casa,. Ahora, te muestro el camino a casa, a tu hogar celestial. Cree en mí y serás salvo.—
—Señor, Creo con todo mi corazón—
Y así se hizo realidad en el corazón y la vida de Samuel, el pescador, las palabras del salmo que dicen: Envía tu luz y tu verdad; ellas me guiarán hasta tu santo monte, me conducirán hasta el templo donde habitas. Me acercaré entonces a tu altar, mi Dios, y allí, mi Dios, te alabaré al son del arpa, pues tú eres mi Dios, mi gozo y alegría Salmos 43
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