lunes, 15 de septiembre de 2025

DAVID LIVINGSTONE EL EXPLORADOR *MATHEWS*1-6

 LIVINGSTONE EL PIONERO

BY BASIL MATHEWS,

1912

DAVID LIVINGSTONE EL EXPLORADOR *MATHEWS*1-6

ALREDEDOR DE UNA FOGATA FORESTAL

Las llamas danzantes de una fogata en el borde de un bosque africano proyectaban sombras humanas que saltaban sobre el oscuro fondo de los árboles. El silencio de sus profundidades se vio interrumpido por el rugido de un león, el chapoteo de un hipopótamo en el río cercano y el estruendo de árboles que caían en el camino de un elefante. Pero el extraño grupo de hombres alrededor de la fogata nocturna no prestó atención a estos ruidos. Sus ojos estaban fijos en un guerrero de cuello marrón, que permanecía de pie, con la luz del fuego de frente, contándoles las maravillosas hazañas de valentía en la guerra y la destreza en la caza que los grandes padres de su tribu habían realizado en tiempos pasados. Habló de un gran jefe Makololo que, en batalla con otra tribu, había seguido luchando y matado a una veintena de hombres, a pesar de estar cubierto de heridas de las lanzas de sus enemigos; y que él solo había matado a un león que asoló el ganado de la tribu. Al terminar la historia, los demás valientes Makololo aplaudieron y miraron a su líder, el Gran Blanco, quien sonrió para agradecer al narrador. Una a una, las columnas se tumbaron bajo los pequeños cobertizos que habían construido rápidamente con las ramas de los árboles. Se envolvieron en pieles de animales y durmieron. Pero el Líder Blanco, a quien habían seguido durante mil millas a lo largo de los ríos y a través de los bosques, permaneció sentado, contemplando las brasas rojas del fuego. Su rostro era moreno y fuerte, y ningún hombre había visto jamás miedo en sus ojos azul grisáceos. Su brazo izquierdo colgaba rígido a su costado, y no podía levantarlo sin dolor, debido al hueso roto y a las once grandes marcas de dientes dejadas por un león.

Mientras estaba allí sentado, pensando en las historias de aventuras de caza y guerras tribales que le contó esa noche su compañero de campamento moreno, el bosque africano, el brillo de la luna en el río y las oscuras siluetas de sus compañeros desaparecieron de sus ojos. Vio otra imagen de otras personas sentadas alrededor de una fogata. Eran sus hermanos y hermanas menores, y él —un mozo de molino, y de extremidades flexibles—, todos sentados alrededor de la chimenea en su hogar, en Escocia, escuchando con los ojos abiertos a su abuelo , mientras con ojos brillantes contaba historias, extrañamente parecidas a estos cuentos africanos; historias de los salvajes y combatientes montañeses y los valientes sufrimientos de los antiguos héroes escoceses del Covenanting.(Pactantes del Evangelio)

 En la memoria del Líder Blanco surgieron imágenes de las aventuras y peligros que se extendían entre los días en que, de niño, escuchaba los cuentos de su abuelo y esta noche en que, siendo un hombre fuerte e intrépido, escuchaba historias contadas en una lengua extraña en la selva intrincada de África. ALREDEDOR DE UNA FOGATA EN EL BOSQUE, se vio despidiéndose de su padre en Glasgow, navegando a través de miles de kilómetros de océano y recorriendo en su carreta de bueyes cientos de kilómetros de suelo africano. Recordó la construcción de tres casas con su propia mano derecha en las llanuras africanas, los años de vida bajo el sol abrasador, curando a niños negros enfermos, enseñando a sus padres a leer, a adorar a Dios y a cavar canales que llevaran agua a sus resecos jardines.

Apretó la mano derecha al recordar la lucha con el león y la caza del avestruz, el antílope y el búfalo para alimentarse

. El Hombre Blanco que recordaba , entre los lejanos días en el hogar escocés y esta fogata africana, recorriendo miles de kilómetros a pie, a lomos de bueyes y en carretas tiradas por bueyes, cruzando las abrasadoras y arenosas extensiones del desierto del Kalahari, y llegando a las orillas de un lago que ningún hombre blanco había visto jamás.

Había viajado en canoas excavadas por salvajes con troncos de árboles, y se había sentado a bordo de una balsa rústica, mientras sus compañeros africanos cantaban pintorescas melodías, remando por el río de vapor. Allí, el hipopótamo, de repente, sacaba la espalda y el hocico como una isla volcánica fuera del agua y los miraba fijamente con ojos pequeños y brillantes. Desde su canoa y balsa, había observado las orillas bordeadas de densas masas de juncos, donde los pájaros se sacudían y retorcían... con chapoteos, saltos,  LIVINGSTONE EL PIONERO saltando, como si una rara diversión se desarrollara en sus ásperas guaridas.

En las orillas había visto hermosas mariposas revoloteando entre las flores de la enredadera púrpura, y monos parlanchines balanceándose con las manos, los pies y la cola en las enredaderas que, como serpientes gigantes, se enroscaban en los árboles y adornaban los arcos del bosque. Había caminado penosamente bajo esos arcos de árboles y a través de la llanura, kilómetro tras kilómetro durante meses, sin hogar y solo, pero feliz con cada nueva visión extraña que se le presentaba.

 A menudo le dolían los pies y la ropa estaba hecha jirones por las espinas del desierto.

Se deleitaba con el puro placer de caminar, que tonificaba su cuerpo hasta dejarlo en una forma espléndida y fortalecía sus músculos hasta que eran como cables de acero en su incansable fuerza.

 Una y otra vez había estado en desesperado peligro por culpa de bestias salvajes y de hombres salvajes, quienes siempre habían odiado a todas las personas fuera de su propia tribu hasta que miraron sus valientes ojos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

ENTRADA DESTACADA

DAVID LIVINGSTONE EL EXPLORADOR *MATHEWS*1-6

  LIVINGSTONE EL PIONERO BY BASIL MATHEWS, 1912 DAVID LIVINGSTONE EL EXPLORADOR *MATHEWS*1-6 ALREDEDOR DE UNA FOGATA FORESTAL La...