WATCHING AT GOLGOTHA
MEDITATIONS
ON THE WORDS FROM THE CROSS
Dedico este librito a MI MADRE
BY CAMILLE ESTORNELLE,
1928
MIRANDO AL GOLGOTHA*ESTORNELLE*24-26
LA REALIDAD DEL PERDÓN
El perdón es tan real. El mensaje del perdón fue el tema principal de los apóstoles de antaño. Iban a gritar: «Por medio de este hombre se os anuncia el perdón de los pecados». Sin el perdón de Dios, nadie es cristiano en absoluto. Oramos: «Perdona nuestras ofensas», declaramos en el Credo de la Iglesia: «Creo en el perdón de los pecados».
¿Es real el perdón para ti? Sí no es real, es porque Dios no es real, el pecado no es real, el amor no es real. El profesor Ey dijo una vez: «No hay perdón en la naturaleza», pero como no hay perdón en la naturaleza, no hay señal de que no haya perdón con Dios.
Dios sí perdona, y es su perdón el que nos da paz, valor y fuerza en la vida. El hombre se enfrenta entonces a la pregunta del perdón de Dios.
Un ser perdonador debe tener hijos que perdonen: ~ Las palabras finales de aquel gran Apóstol del Amor, San Juan, fueron: «Hijitos, ámense los unos a los otros».
¿Hemos aprendido a perdonar las ofensas personales de nuestros semejantes? «Como nosotros perdonamos a los que nos ofenden» completa la petición de perdón a Dios.
Significa la supresión completa de la ira personal que con tanta frecuencia permitimos que arda en nuestras almas, consumiendo el dulce espíritu del perdón. Cuando Dios nos perdona, nos reconciliamos con Él; cuando perdonamos a nuestros hermanos y hermanas en este mundo, los reconciliamos con nosotros.
El perdón de Jacob a sus hermanos es un maravilloso ejemplo del gozo de la reconciliación. Así como necesitamos constantemente el perdón de Dios, también necesitamos practicar constantemente el perdón entre nosotros, porque los hijos de un Dios perdonador deben aprender a perdonarse unos a otros y a vivir en paz.
Las personas, comunidades y naciones que se llaman a sí mismas cristianas aún no han captado el espíritu del perdón. Todavía albergan rencor. Aún mantienen vivos los rencores. Aún buscan venganza.
Dios los ha perdonado, pero ellos no han perdonado a nadie en la tierra.
"¿De dónde vienen las guerras y los conflictos entre ustedes?", dice el apóstol Santiago, "¿no provienen de las pasiones que combaten entre ustedes?"
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