¡HE AQUÍ EL CORDERO DE DIOS! *KIRK *1-6

 ¡HE AQUÍ EL CORDERO DE DIOS!

EDWARD NORRIS KIRK

BOSTON

1865

¡HE AQUÍ EL CORDERO DE DIOS! *KIRK *1-6

¡He aquí el cordero de Dios! *

* ¡He aquí el cordero de Dios, que quita el pecado del mundo! — Juan 1:29

Juan el Bautista llevaba tiempo proclamando a los hombres que el mundo iba a entrar en una nueva etapa de su historia: una nueva dispensación iba a comenzar; un nuevo rey iba a establecer su trono.

Y para estar preparados para los privilegios y bendiciones de ese reino, debían abandonar el reino de Satanás arrepintiéndose del pecado, o dejando de amar cualquier forma de pecado, y formándose un propósito sincero de abandonarlo. Como cualquier otro reformador, Juan reunió a un grupo de discípulos a su alrededor, quienes aprendían las nuevas verdades que Dios le había encomendado. Su objetivo no era fundar un partido ni una secta, sino simplemente preparar el camino para otra persona, de quien hablaba con frecuencia a sus seguidores.

 Juan sabía que él mismo no podía salvarlos de sus pecados; pero el que pronto vendría podía hacer esa obra maravillosa, que es más importante para cada uno de nosotros que poseer todos los tronos y toda la riqueza que este mundo contiene, y todo el honor //gloria y placer// que podemos otorgarnos.

Y es por su importancia, Lector, ahora se te invita a reflexionar en las maravillosas palabras que Juan pronunció un día, estando entre sus discípulos.

No muy lejos, vio a Jesucristo, recién bautizado, acercándose. Inmediatamente dirigió la atención de los discípulos hacia él; probablemente, como sería justificable en este caso, señalando con el dedo para que miraran directamente a la persona que él quería que vieran.

Y ahora observa las notables palabras que pronunció: «¡HE AQUÍ EL CORDERO DE DIOS, QUE QUITA EL PECADO DEL MUNDO!» ¡Qué título tan maravilloso es ese: Cordero de Dios! ¡Qué maravillosa descripción de Aquel que quita el pecado!

 ¡Contemplen al Cordero de Dios! Pero si simplemente nos maravilláramos ante estas extrañas declaraciones //sin indagar diligentemente en su significado, sin profundizar más, sin aplicar a nuestras vidas// esas maravillosas verdades  perderíamos la más rica bendición que Dios nos otorga.