LA CONFESSION OF PONTIUS PILATE
Escrito inicialmente, según se afirma, en latín por Fabricio Albinus, compañero de juegos de Pilato; y traducido al árabe por Jerasimus Jared, difunto, obispo de Zahleh, Líbano, y traducido del árabe al inglés por B. SHEHADI, anteriormente intérprete de árabe para el gobierno de Nueva Gales del Sur (Australia), donde se publicó la primera edición en inglés de este libro.
1917
LA CONFESSION OF PONTIUS PILATE *SHEHADI*1-5
PREFACIO
En la orilla norte del Ródano, al sur de Francia, cerca de la ciudad de Vienne, se encuentra una reliquia monumental que impresiona por su ubicación. Se cree que este monumento es la tumba de Poncio Pilato, bajo cuyo antiguo gobierno de Judea fue crucificado nuestro Señor y Salvador Jesucristo. Cerca de esta ciudad se encuentra una montaña que, en la Edad Media, se llamaba Pilatus.
Pilato, como es bien sabido, fue depuesto de su gobernación de Judea y exiliado a Viena, entonces la principal ciudad de la Galia, una de las provincias del Imperio romano.
A principios del siglo pasado, unos obreros, mientras extraían piedras de una caverna, descubrieron un manuscrito escrito en latín. Este manuscrito, aunque no es antiguo, narra los últimos días de Pilato en su exilio y su suicidio. También ofrece un relato muy interesante, no muy diferente del registrado en el Nuevo Testamento, de los sufrimientos de Jesucristo.
***Viena era una ciudad muy antigua en la provincia de Narbona, famosa por su historia eclesiástica como sede de un obispado en la Galia. La tumba de Pilato, un curioso monumento de 16,8 metros de altura, aún se conserva en Viena. Hastings' Dic. of the Bible. Vol. III, pág. 878. Según Eusebio, Pilato se suicidó en Viena alrededor del año 38 d. C.***
BOSQUEJO INTRODUCTORIO DE LA VIDA DE PILATO
PONCIO PILATO fue el quinto gobernador de Judea tras su sometimiento por los romanos, habiendo sido nombrado en el año veintiséis d. C., y ejerció el cargo durante diez años. Residió en Cesarea de Judea y en Jerusalén. Fue cruel y opresor, odiaba tanto a los judíos como a los samaritanos, lo que, junto con otras razones, provocó numerosas quejas del pueblo contra él, hasta que finalmente, gracias a los esfuerzos de Vitelio, gobernador de Siria, fue depuesto y enviado a Roma para ser juzgado ante el emperador Tiberio. Pero, habiendo fallecido este último antes de la llegada de Pilato a Roma, Pilato fue juzgado ante Calígula, quien lo condenó a exilio perpetuo en la ciudad de Viena, situada en el sur de Francia, o Galia romana. Aquí Pilato finalmente terminó su vida suicidándose, y todos los historiadores registran unánimemente que durante sus últimos días fue muy irreligioso y escéptico, aunque a veces practicaba un extraño tipo de culto.*** Lucio Vitelio es frecuentemente elogiado por Josefo por su bondad hacia los judíos. Cuando el emperador Claudio se ausentó en su expedición a Britania, el cuidado del Imperio le fue confiado.***
CONFESIÓN DE PILATO
Durante el reinado de Calígula, emperador romano, en la provincia de la Galia romana (gobernada por Catio Marcio), cuatro esclavos con atuendos judíos, guiaban un día a un anciano caballero de mediana estatura, encorvado y canoso, con el rostro denotando vejez y los ojos, casi oscurecidos por sus pobladas cejas, fijos en el suelo. El color aceitunado de su rostro, junto con su atuendo, indicaba que había vivido en Judea. Detrás del anciano lo seguían tres guardias montados, todos llegando a la ciudad por la mañana.
El anciano caballero era Pilato, exgobernador de Judea. Sucedió que muchos ciudadanos de Viena sabían que Calígula, el emperador, había exiliado a un hombre de alto rango por sus numerosas opresiones y malas conductas en una provincia bajo autoridad romana.
Los ciudadanos de la Galia (Francia), siendo un pueblo amante de la libertad, detestaban a cualquier gobernante despótico que no protegiera los derechos de sus súbditos ni observara las costumbres y tradiciones del país.
Y tan pronto como Pilato estuvo a cargo de los cuatro esclavos y la guardia montada entró por las puertas de la ciudad, tuvieron la oportunidad de ver al gobernador exiliado, del que ya habían oído hablar; y se congregaron en gran número a su alrededor, burlándose de él y gritando: «¡Abran paso al judío!», «¡Madres, protejan a sus hijos de este zorro!». \ "El exilio es demasiado poco para el opresor, pues ¿quién sabe a cuántos ha robado y a cuántos ha atormentado?" "¿Cuántos seres humanos han sufrido bajo las órdenes de este opresor?" Y muchos otros gritos de naturaleza similar se oyeron entre la multitud.
También ocurrió que el gobernador de la ciudad, con un gran séquito, visitaba ese día el gran templo de Marte, y la gente que salió a verlo pasar por una de las calles principales de la ciudad también vio la entrada de Pilato.
Una reunión de gobernadores tan extraordinaria y sin precedentes presentó un gran contraste y creó mucha agitación en la ciudad.
Pilato se avergonzó de levantar la cabeza y mirar a la multitud, que corría de todas direcciones, por curiosidad, para verlo.
De entre la ruidosa multitud se oyó una voz extraña que decía: "Hubiera sido mejor que este hombre muriera en la cruz".
Esta voz, que Pilato no esperaba oír en Viena, se cubrió Recorrió con la mirada la calle principal hasta que vio un callejón estrecho a su derecha, donde hizo una seña a los esclavos para que giraran y así evitar ser visto por la multitud. Siguieron por este callejón hasta que, exhaustos, llegaron a la tienda de un blanqueador, donde el grupo de viajeros se detuvo para descansar.
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