martes, 9 de julio de 2024

A PRINCIPIA VIRGEN - "Azucenas" - 588-591

A PRINCIPIA VIRGEN - "Azucenas"

588-591

AD PRINCIPIAM VIRGINEM, EXPLANATIO PSALMI XLIV

 l. Scio me, Principia, in Christo filia, a plerisque reprehendí quod interdum scribam ad rnulieres, et fragiliorem sexum maribus praeferarn.

l. Sé, Principia, hija mía en Cristo, que hay muchos que me censuran de que a veces escribo a mujeres y prefiero el sexo débil a los varones. Por eso tengo que responder primeramente a mis detractores y pasar luego al tratadillo que me has pedido. Si los varones me preguntaran sobre las Escrituras, no escribiría a mujeres. Si Barac hubiera querido salir a campaña, no hubiera triunfado Débora de los enemigos vencidos. Jeremías es encerrado en una cárcel (Ier 36,26), y como· Israel, que iba a perecer, no recibió varón que profetizara, se le suscita a una mujer, Holda (4 Reg 22,14). Los sacerdotes y fariseos crucifican al Hijo de Dios, y María Magdalena llora al pie de la cruz, prepara ungüentos, busca en el sepulcro, pregunta al hortelano, reconoce al Señor, marcha a los apóstoles y anuncia haberlo encontrado. Aquéllos dudan, ella tiene fe. Es realmente la pyrgitis, la «torreada», verdadera torre blanca del Líbano, que mira hacia Damasco, es decir, a la sangre del Salvador, que convida al saco y a la penitencia. Había cesado en Sara la menstruación, y por eso se le somete

Abrahán, a quien se le dice: En todo lo que Sara te dijere, oye su voz (Gen 21,23). En Sara habían cesado los accidentes del sexo, tú no los has tenido nunca; el sexo queda como suprimido en la virgen, lleva a Cristo en su cuerpo, ya posee lo que un día ha de ser ( cf. Mt 2 2, 30s). Rebeca marcha a consultar a Dios y, por ser digna de respuesta, oye el oráculo: Dos pueblos llevas en tu seno, y dos pueblos, al salir de tu vientre, se separarán (Gen 25,23). Ella engendra a dos que se separan; tú concibes diariamente a uno solo, tú das a luz, tú engendras al que es fecundo en la unidad, múltiple por su majestad, concorde por la trinidad. María, hermana de Moisés, canta las victorias del Señor; Raquel pare al morir y señala para la posteridad con la estirpe de su nombre a nuestra Belén y Efrata. Las hijas de Salfad merecen entrar a la parte de la herencia con sus hermanos. Rut, Ester y Judit son tan gloriosas que han dado sus nombres a sendos volúmenes sagrados. Ana profetisa da a luz un hijo levita, profeta, juez, venerable por sus sagrados cabellos, y lo ofrece en el tabernáculo de Dios (1 Reg 1,9ss). La mujer de Tecua acorrala al rey David con sus preguntas, lo instruye con una parábola y lo ablanda con el ejemplo de Dios (2 Reg 14,4ss). Leemos también de otra mujer sabia que, como estuviera sitiada en su ciudad y, por un solo rebelde, batiera el ejército de Joab las murallas, habló ella al pueblo sabiamente, y la autoridad de una mujer conjuró el peligro de tanta muchedumbre (2 Reg 20,13ss). ¿A qué hablar de la reina de Sabá, que vino de los lindes de la tierra a oír la sabiduría de Salomón y que, según testimonio del Señor, condenará a todos los varones de Israel? (Mt 12,42).

ad eum: omnia quae dicit tibi Sorra, audi uocem eius . Illi defecerant rnulíebria, tu numquam habuisti : sexus deuoratur a uirgine, Christum portat in corpore, iam possidet quod futura est. Rebecca

Isabel profetiza por su seno y por su voz (Le 1, 44ss). Ana hija de Fanuel, en el templo de Dios, se hace templo de Dios y: por el diario ayuno, encuentra el pan del cielo. Siguen las mujeres al Salvador y le proveen de su hacienda. El que con cinco panes alimentó a cinco mil hombres sin contar niños y mujeres, no se desdeña de aceptar la comida de estas santas mujeres. Habla junto al pozo con la samaritana y, satisfecho con la conversación de un alma creyente, no se cuida de los alimentos que habían comprado los discípulos. Apolo, varón apostólico y doctísimo en la ley, es catequizado por Aquila y Priscila, que lo instruyen en el camino del Señor (Act 18,24-26). Si para un apóstol no fue cosa fea ser enseñado por una mujer, ¿por qué ha de serlo para mí enseñar, después de los hombres, a las mujeres?

2. Todo esto, hija venerable, lo he tocado brevemente-y cosas por el estilo pudieran añadirse-a fin de que no tengas pena de tu sexo( Nota:” no te sientas menos, no eres inferior a ellos por ser mujer eres igual en dignidad”)  y que tampoco los varones se engrían del nombre que llevan, pues las alabanzas que las Escrituras santas tributan a la vida de las mujeres son condenación de la de ellos. Me alegro, y paréceme saltar como en una· danza sagrada, de que se hallen en Babilonia Daniel, Ananías, Azarías y Misael. ¡Oh! ¡ Cuántos viejos y jueces hay en Israel a los que fríe el rey babilonio en su sartén! (cf. Ier 29,22). ¡Cuántas Susanas hay también-Susana se interpreta «azucena»-que con la blancura de su pureza tejen guirnaldas al esposo y truecan la corona de espinas por la gloria del triunfador ! Ahí tienes como dechados en el estudio de las Escrituras y en la santidad de alma y cuerpo a Marcela y Asela. La una, a través de los verdes prados y las varias flores de los cantares: Yo soy la flor del campo y el lirio de tos valles (Cant 2,1); la otra, que es ella misma flor del Señor, merece oír contigo: Como lirio entre los cardos, así es mi amada entre tas doncellas (Cant 2,2).

 Y ya que hemos empezado a hablar de flores y a las flores se compara siempre la virginidad, paréceme en su punto que, escribiendo a una flor de Cristo, tratemos de muchedumbre de flores.

 3. Leyendo el salmo 44, he hallado en el título: Hacia et fin, para los que han de ser conmutados, de tos hijos de Coré, inteligencia, cántico para el amado. En el texto hebreo se escribe: lamanasse al sosanim labne core mescbil sir ididoth, que nosotros traducimos en latín: «Al vencedor, para los lirios de los hijos de Coré, cántico de instrucción del amantísimo». Símmaco, según su costumbre, tradujo más claramente «triunfo» en lugar de «flores». Así, pues, sosanim (Nota del autor del blog: “susan”im= lirios=Azucenas) se traduce o por «los que han de ser conmutados» o por «lirios» y «flores»; meschil suena también a «erudición» y a «doctísimo»: ididia es antiguo nombre de Salomón, que, en otro sentido, es llamado «pacífico». Ahora bien, hay cuatro salmos que, si bien difieren por el término de sus títulos, llevan esta misma inscripción liminar: el 44, el 59, el 68 y el 79. Los dos de en medio se titulan «de David»; el primero y el último, «de los hijos de Coré y Asaf». No es éste momento de hablar de todos; expliquemos el que hemos comenzado

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