HISTORIA, PROGRESO Y SUPRESIÓN DE LA REFORMA EN ESPAÑA
SIGLO XVI.
THOMAS McCRIE,
D. D. PAUL T. JONES, AGENTE EDITORIAL. 1842
20-22
Un concilio, convocado en Toledo durante el año siguiente, entró en la consideración formal de este asunto, en el que procedieron de tal manera que decidieron su determinación de preservar de inmediato la pureza de la fe y la independencia de la iglesia española.
Examinaron las actas del concilio de Constantinopla, en el que no parece que tuvieran ningún representante, y declararon que las encontraban consonantes con las decisiones de los cuatro concilios canónicos precedentes, particularmente el de Calcedonia, del que parecían ser casi una transcripción. " Por lo tanto (dicen) estamos de acuerdo en que las actas de dicho concilio sean reverenciadas y recibidas por nosotros, en la medida en que no difieren de los concilios antes mencionados, o más bien en que parecen coincidir con ellos. Les asignamos, por lo tanto, el lugar en el punto de orden al que su mérito les da derecho. Que vengan después del concilio de Calcedonia, por cuya luz brillan. El concilio tomó en consideración a continuación el rescripto que el arzobispo Juliano había enviado a Roma, y lo declaró " una exposición copiosa y lúcida de la verdad concerniente a la doble voluntad y operación de Cristo "; añadiéndole, por tanto, en aras de la instrucción general y el beneficio de la disciplina eclesiástica, lo confirmamos y lo sancionamos como digno de igual honor y reverencia, y de tener la misma autoridad permanente, que las epístolas decretales. 77 *
El concilio de Constantinopla había condenado al papa Honorio I como cómplice de la herejía monotelita; un estigma que los defensores de la infalibilidad papal han trabajado durante siglos para borrar.
Pero el concilio español, en la presente ocasión, fue más allá, y presentó una proposición que ataca el mismo cimiento sobre el cual los obispos de Roma basan sus reivindicaciones, al declarar que la roca sobre la cual está edificada la iglesia es la fe confesada por San Pedro, y no su persona ni su oficio.
Pero esto no fue todo lo que hizo el clero español. Cuando el rescripto del arzobispo de Sevilla llegó a Roma, se encontró con la desaprobación de Benedicto II, que había sucedido a León en el papado. Habiendo redactado ciertas animadversiones sobre él, Su Santidad se las dio al diputado español para que las comunicara a sus electores, para que pudieran corregir aquellas expresiones que tenían sabor a error que habían sido inducidos a adoptar imprudentemente.
Mientras tanto, Juliano dio una respuesta que no fue la más agradable para el Papa; y el tema fue tratado posteriormente en un concilio nacional celebrado en Toledo en 688.
En lugar de retractarse de sus anteriores sentimientos, o corregir alguna de las expresiones que el Papa había censurado, los prelados españoles redactaron y sancionaron una laboriosa vindicación del documento que había ofendido a Su Santidad, de quien hablan en términos muy irrespetuosos, e incluso despectivos.
Lo acusan de una "lectura descuidada y superficial 7 de su rescripto, y de haber pasado por alto partes del mismo que eran necesarias para comprender su significado. Había encontrado faltas en ellos por afirmar que hay tres sustancias en Cristo, a lo que responden: u Como no seremos * Concil. Tolct. xiv. capit. 5, 6, 7, 11 : Labbe, Collect. Concil. torn, vi. 1280-1284. Harduin, Acta Concil. torn, iii. p. 17541756.t " Scientes igitur solaiu essc fidei confesionem qute vincat infernum, quce superat tartarnm; de hac enim fide a Domino dictum est, PortcB infrrninonpravalebunt contra ganar. (Ib. capit. 10: Harduin, ut supra, p. 1756 ) t
El mismo sentimiento se expresa en una confesión de fe, que A los que se avergüenzan de defender la verdad, tal vez hay otras personas que se avergonzarán de ser halladas ignorantes de la verdad. Porque ¿quién no sabe que en cada hombre hay dos sustancias, a saber, alma y cuerpo?" Después de confirmar su opinión con citas de los padres, añaden: "Pero si alguien tiene la desvergüenza de no aceptar estos sentimientos y, actuando como un investigador altivo, pregunta de dónde sacamos tales cosas, al menos cederá a las palabras del evangelio, en el que Cristo declara que poseía tres sustancias." Habiendo citado y comentado varios pasajes del Nuevo Testamento, el concilio concluye en estos términos: " "Si, después de esta declaración y de los sentimientos de los padres de los cuales ha sido tomada, alguna persona disiente de nosotros en cualquier cosa, no tendremos más disputas con ella, sino que manteniéndonos firmemente en el sendero sencillo y siguiendo los pasos de nuestros predecesores, estamos persuadidos de que nuestra respuesta se recomendará a la aprobación de todos los amantes de la verdad que sean capaces de formar un juicio divino, aunque los ignorantes y envidiosos nos acusen de obstinación".*
No hay comentarios:
Publicar un comentario