EL CENTVRION
Novela de los Tiempos Mesíanicos
A.B. ROUTHIER
1909
11-
III
¿VENUS O VESTA?
Cayo Opio a Tulio
Al separarnos en Roma me decías que encontraría yo aquí, alguna seductora asiática o alguna hermosa judía, que sabrían embellecer mi destierro, y pretendías tener derecho a ser el depositario forzoso de mis confidencias sobre el particular.
Pues bien, mi querido amigo, si te escribo en estos momentos lo hago menos para reiterarte mi amistad que para referirte un principio de aventura, que podría terminar en delicioso idilio, o en drama.
¿ Querrá Venus castigarme por haberla despreciadoen la última carta que te escribí? ¿ o será por el contrario Vesta. la que querrá recompensarme por haberla elogido? No lo sé, pero me inclino a creer que no es una sacerdotisa de Citeres, sino más bien una vestal, la mujer que he encontrado hace dos días.
Volvía a caballo de un paseo a Tiberíades cuando en una avenida que conduce a una elegante casa de campo, vi a una joven, acompañada de su criada, que corría precipitadamente,
huyendo con espanto de un hombre que la perseguia y que ya estaba a punto de alcanzarla. Como buen guardián del orden público, volé a su socorro, y bastó la vista de mi espada para poner en fuga al importuno.
La joven me dio gracias a muy conmovida y me permitió acompañarla hasta su puerta, invitándome a descansar. Pero lo hizo como cohibida, y sin levantar apenas los ojos del suelo, y yo creí no deber aceptar, aunque solicitando el permiso de volver otro día a pedir noticias suyas. No me contestó, y cuando ayer llamé a su puerta, no fui recibido.
Ya me conoces lo bastante para saber que no soy ni exaltado ni entusiasta, ni inflamable.
Pues bien, te confieso que esa mujer me ha fascinado , y por cierto aunque te parezca extraño, sin poner ella de su parte para conseguirlo. Lejos de eso me ha parecido que velaba el brillo de sus miradas para aparecer a mis ojos como una mujer ordinaria. Tú pensarás, acaso, que eso es ardid de coqueta, pero no sé porque creo más en su candor y en su honradez que en la virtud de nuestras vestales.
No he encontrado en Oriente judía más hermosa. Morena, de elevada estatura. esbelta y elegante, su busto es digno de Venus, En sus ojos negros y profundos arde un fuego que pudiera llamarse sombrío. Se parecen a los de ciertos marinos que a fuerza de contemplar intensamente el mar y el cielo, han llegado a apropiarse ios resplandores de abismo del primero y los relámpagos de tempestad del .segundo.
Apuesto a que, cuando la desata, su abundante cabellera debe llegar hasta sus pies.
¿Quién es? ¿Cuál es su historia? ¿Por qué vive sola con sus criados? Lo ignoro; pero lo sabré. Por de pronto, lo que afirmo es que es hermosa, distinguida, .seductora, y que
parece no saberlo, o a lo menos, no desear que se le diga.
Hasta muy pronto.
12 diciembre 780-- Magdala.
No hay comentarios:
Publicar un comentario