ALFABETO CRISTIANO
JUAN DE VALDES
QUE ENSEÑA EL VERDADERO CAMINO DE ADQUIRIR
LA LUZ DEL ESPÍRITU SANTO113-115
Y pasando más adelante en la verdad, creeréis que Él fué concebido por obra del Espíritu Santo, porque la admirable perfección que conoceréis en Cristo, os asegurará de que su generación o concepción no fué cosa ordinaria, sino obra verdaderamente del Espíritu Santo.
Y con esta seguridad, entrando más profundamente en el conocimiento de Cristo, confesaréis puramente que nació del vientre de la virgen María; porque entenderéis que tanta perfección como conoceréis en Cristo, no podía nacer sino de madre perfectísima; y por eso convenía que fuese virgen antes del parto, y en el parto, y después del parto. Después de esto, cuando sintiereis dentro de vuestra alma que contra toda razón natural os es dulce el padecer, os es sabroso el penar, y os es gloriosa la cruz; conociendo, en verdad, que la gloria en la confusión, y la honra (en) el vituperio, no se hallarían si Cristo no hubiese ennoblecido así lo uno como lo otro; con viva fe confesaréis que Cristo padeció, siendo presidente Poncio Pilato. Y cuando hubiereis crucificado y sepultado con Cristo vuestro hombre viejo, con todas sus aficiones y sus apetitos, no tendréis duda alguna en creer y confesar que Cristo fué crucificado, muerto ysepultado. Tras esto, cuando os veáis libre en alguna manera del peso de vuestros apetitos y aficiones, considerando que así como Cristo os ha libertado de aquel infierno, así también libró a los Santos Padres del limbo; creeréis con verdad que Cristo descendió al infierno. Y cuando pasando más adelante sintiereis la vivificación del hombre nuevo, y por ella viereis que habéis resucitado con Cristo, seréis forzada a confesar que el mismo Cristo, al tercer día, resucitó de la muerte. Y cuando llegareis a sentir que todos vuestros deseos van enderezados al espíritu, todos caminan hacia el cielo, conoceréis que ya Cristo está en el cielo, sentado a la diestra de Dios Padre, y así lo confesaréis. Luego, inflamado vuestro ánimo con deseo de que el mundo vea a Cristo
glorioso, pues que ya le vió pasible, teniendo por cierto que ha de ser así, confesaréis que Cristo ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos. Y porque el Espíritu Santo que mora en vos, os abrirá los ojos para que conozcáis en muchas otras personas el mismo espíritu, conforme a lo que dice David: "Qui timent te, videbunt me, et Icetabuntur" : esto es, "los que te temen, me verán y se alegrarán" ; con todo el corazón, a boca llena, confesaréis al Espíritu Santo. Con este mismo conocimiento creeréis también en la santa iglesia católica y en la comunión espiritual de las santas personas que hay en ella. Siendo así que conoceréis de verdad que Cristo tiene aquí, en el mundo, una iglesia universal, santa, por la participación de la santidad de Cristo, la cual iglesia abraza y contiene buenos y malos; y que tiene una unión espiritual de personas santas, mantenidas por la gracia del Espíritu Santo, las cuales viven en fe, esperanza y caridad; y conociendo vos, que habiendo confesado vuestros pecados a un Sacerdote de esta iglesia universal, y habiéndoos absuelto él, y habiendo vos dado crédito a la absolución, que de parte de Dios os dió, sentís vuestro ánimo pacificado y aquietado: confesaréis en verdad que en esta iglesia universal hay remisión de pecados. Además de esto, cuando por experiencia interior hubiereis sentido la verdad de todo lo restante, que un fiel cristiano debe creer, no dudaréis en confesar la resurrección de los cuerpos. Lo que os será tanto más fácil de confesar, cuanto que habréis confesado la resurrección de Cristo, y en vuestra alma comenzado a sentir el provecho de ella.
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