domingo, 9 de junio de 2024

CONDESA JULIA DE GONZAGA - 58-60

ALFABETO CRISTIANO

JUAN DE VALDES

QUE ENSEÑA EL VERDADERO CAMINO DE ADQUIRIR

LA LUZ DEL ESPÍRITU SANTO

PARAÍSO E INFIERNO

 58-60

VALDÉS. — El predicador, Señora, con sus sermones, ha despertado en vuestra memoria lo que ya vos sabíais del paraíso y del infierno, y ha sabido pintároslo tan bien que el temor del infierno os hace amar el paraíso, y el amor del paraíso os hace temer el infierno. Y como juntamente con mostraros esto, os dice que no podéis escapar del infierno, ni alcanzar el paraíso, sino mediante la observancia y guarda de la ley y doctrina de Cristo; y como esta os la declara de modo que os parece no podéis cumplirla sin poneros a peligro de ser motejada, desestimada, despreciada y tenida en poco por las personas del mundo; peleando en vos, por una parte, el proveeros para la otra vida, y por otra, el no querer la confusión en ésta, se engendra en vos la contrariedad que sentís, la cual toda nace del amor propio con que os amáis a vos misma: teméis el infierno por interés vuestro, amáis el paraíso por interés vuestro: teméis la confusión del mundo por vuestro interés, amáis la gloria y el honor del mundo por vuestro interés. De suerte que en todas las cosas que teméis o amáis, mirado bien, os encontraréis a vos misma

JULIA. — ¿Pero, a quién queréis que encuentre yo en mis cosas, sino a mí propia?

VALDÉS. — Quiero que encontréis a Dios y no a vos, si queréis estar libre de la contrariedad, confusión, inquietud, descontento y de otros mil inconvenientes más, de los cuales no os podréis librar jamás: pero, mientras encontrareis a Dios, encontraréis paz, serenidad, quietud, contento, alegría y espíritu; y tanta infinidad de bienes espirituales que no sabréis cómo recogerlos. Ahora, si queréis despreciarlos y si queréis privaros del paraíso, y obligaros al infierno por no querer salir un poco de vos y entrar en Dios, vedlo vos misma. Por mí tan sólo os certifico, que no habría cosa en el mundo que me pudiese dar igual satisfacción y contento como sería el veros encaminar por este camino cristiano; porque conozco el ánimo vuestro tan bien inclinado, que tengo por cierto que si comenzaseis a enamoraros de Dios, venceríais en santidad a muchas santas de aquellas que están en el Cielo.

JULIA. — Antes yo no deseo otra cosa, Dios sabe mi voluntad.

VALDÉS. Pues que la deseáis, ¿por qué no la tomáis?

JULIA. — Porque no sé dar modo para esto.

 

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