ALFABETO CRISTIANO
JUAN DE VALDES
QUE ENSEÑA EL VERDADERO CAMINO DE ADQUIRIR
LA LUZ DEL ESPÍRITU SANTO
111-113Consideraréis también en Cristo que subió a los cielos, para levantar nuestros ánimos a la contemplación de las cosas celestiales. A la cual nos convida San Pablo diciendo: Si habéis, hermanos, resucitado espiritualmente con Cristo, levantad vuestros ánimos a las cosas altas, donde Cristo está sentado a la diestra de su eterno Padre; investigad las cosas altas, no las que están sobre la tierra. Y finalmente, consideraréis que mandó Cristo el Espíritu Santo, para que nos enseñase la verdad de las cosas, para que desterrase de nosotros todo amor de cosas corporales, para que nos inflamase en el amor de las cosas espirituales y para que. mediante él, recuperásemos y restaurásemos nosotros aquella imagen de Dios a cuya semejanza fuimos creados. Por estas consideraciones podréis, Señora, venir poco a poco (ayudándoos Dios y favoreciéndoos con su gracia) , al perfecto conocimiento de Cristo, y por Cristo, al verdadero conocimiento de Dios. Y así os iréis enamorando de Dios y enamorando de Cristo. Y de la misma manera iréis verificando, dentro de vos, aquellas verdades que confesáis en el Credo.
El Credo
De modo que lo que ahora confesáis por obediencia, sojuzgando vuestro entendimiento, entonces lo confesaréis con alguna experiencia. De este modo que así como conjunto el primer conocimiento de Dios, que es por luz natural, cual le hubieron los gentiles, con el conocimiento que se tiene por la Escritura de Testamento Viejo, el cual tuvieron los hebreos, puede uno, con verdad, decir que cree en un Dios Padre omnipotente, creador del cielo y de la tierra; así, antes mucho mejor, después que hayáis conocido a Cristo, y por Cristo conocido a Dios, y por Dios volviendo a conocer a Cristo, podréis, y por decirlo mejor, diréis con verdad, sintiendo en el alma lo que decís, lo mismo que el otro ha dicho y confesado; y pasando más adelante, diréis con verdad que creéis en Jesucristo, Hijo de Dios, un solo Señor nuestro. Esto creeréis así porque el amor y la obediencia, con que conocéis que Cristo se mostró obedientísimo a la voluntad de Dios, y todas las otras divinas perfecciones que conoceréis en Cristo, os certificarán que Cristo es Hijo de Dios; y la dulzura, y caridad, que considerareis en Cristo, os constreñirá a tenerle por solo absoluto Señor vuestro.
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