ALFABETO CRISTIANO
JUAN DE VALDES
QUE ENSEÑA EL VERDADERO CAMINO DE ADQUIRIR
LA LUZ DEL ESPÍRITU SANTO.
9-10- Los temas propuestos por él bien pueden haber sido las Ciento diez consideraciones, que ocuparían ciento diez domingos, o sea dos años completos, tomándolos consecutivamente.
Después de esto discutían juntos el asunto, o disertaban sobre algunos otros puntos que el mismo Valdés proponía, hasta la hora del almuerzo. Después de comer, por la tarde, cuando los sirvientes tenían asueto, eran sus amigos y no él quienes proponían los temas y dirigían la conversación, y él tenía que hablarles de lo que ellos le solicitaran. Así como ellos se habían prestado a consagrar la mañana, de acuerdo con los deseos de él, a la lectura seria en el "libro del alma", o a asuntos tales como sus "consideraciones divinas", él en retorno consagraba sus conocimientos a la gratificación de los deseos de ellos.
Tal es el origen del Diálogo de la lengua, un diálogo sobre el idioma castellano, que ocupó siete o más sesiones ... A la caída de la tarde Valdés y sus amigos regresaban a la ciudad.
"Las reuniones dominicales pueden haber durado cuatro o cinco años. Aquellos retiros de cristianos estudiosos; ese intercambio de temas y de pensamientos entre los proponentes; el día; la pura elevación de la mente que ellos, por así decirlo, llevaban consigo; la situación; la belleza del lugar, el transparente cielo napolitano, el murmullo de la bahía, — todo favorecía el propósito de Valdés; y en esas reuniones sociales con sus amigos tuvo origen, al parecer, su obra verdaderamente religiosa. De esta manera, como en este diálogo, se produjo el material, más oral que escrito, de esas excelentes producciones a las que luego dió forma permanente, para beneficio, primero, de sus propios amigos, y después, de los de ellos, y particularmente de Julia Gonzaga. Todos ellos fueron escritos en castellano" (
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